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ViralFalso
La afirmación ha demostrado ser falsa, al ser contrastada con las fuentes y datos más serios y confiables.

Es falso que la Agenda 2030 busca prohibir el consumo de carne

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • Circulan publicaciones en redes sociales que aseguran que la Agenda 2030 de la ONU busca imponer que no haya más consumo de carne ni lácteos, pero esto es falso.
  • La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible realiza recomendaciones a los países miembros de la ONU, pero entre sus objetivos no menciona a la carne ni a los lácteos.
  • Algunos sectores proponen una reducción del consumo de carne y dietas más sostenibles para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático. Sin embargo, se trata de posibles medidas y no imposiciones.

“No más carne según la Agenda 2030”. “Sin carne ni lácteos por Ley”. Esto dicen algunas publicaciones que circulan en redes sociales (acá y acá) sobre la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Incluso algunos usuarios aseguran que se busca obligar a reemplazar la carne vacuna por carne sintética. 

Sin embargo, esto es falso. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible no establece entre sus objetivos eliminar el consumo de carne y solo realiza recomendaciones generales a los países firmantes para terminar con la pobreza y cuidar el ambiente. 

Además, algunos sectores proponen una reducción del consumo de carne y dietas más sostenibles para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global, pero no se trata de una imposición.

No, la ‘Agenda 2030’ no ‘prohíbe’ consumir carne o lácteos entre sus objetivos

La Agenda 2030 es un plan de acción conformado por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) -que fueron aprobados en 2015 por todos los estados miembros de la ONU-, que tienen por objetivo realizar “un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo”, según el propio organismo.

Pero en ninguno de los 17 objetivos que propone la Agenda 2030 se habla del consumo de carne. Algunos de sus objetivos son: “fin de la pobreza”, “hambre cero”, “educación de calidad” y “acción por el clima”. Pero dentro del desglose de esos objetivos en su página web no se menciona a la carne ni a los lácteos. Tampoco aparece el término “carne” en este informe que reúne todos los objetivos.

Por otro lado, se trata de propuestas, no de imposiciones a los países miembros de la ONU. “La Agenda 2030 no impone. Son de alguna forma compromisos voluntarios a los que suscriben los países que no tienen ni siquiera métodos de seguimiento. Sí tienen informes en lo que los que países reportan”, explicó a Chequeado Enrique Maurtua Konstantinidis, consultor senior de política climática.

Y agregó: “Todos los acuerdos internacionales son legalmente vinculantes siempre y cuando los ratifique el Congreso, y eso ocurre solamente con instrumentos legales como el Acuerdo de París, y aún así el Acuerdo de París no impone ningún tipo de obligación desde arriba. Son los propios países los que ponen sus objetivos o contribuciones”.

Algunos sectores proponen dietas más sostenibles contra el cambio climático 

Frente a la crisis climática que afecta al mundo entero, algunas organizaciones internacionales proponen la promoción de dietas más sostenibles como una de las soluciones para mitigar los efectos del cambio climático. Pero, de nuevo, se trata de recomendaciones y no de imposiciones.

La ONU sostiene que, en la mayoría de países con rentas elevadas, el cambio a una alimentación basada en frutas y verduras fomentaría una mejor salud a la vez que disminuiría notablemente el impacto ambiental “si la comparáramos con una dieta media basada en carnes animales”.

Pero la organización internacional reconoce que “los productos animales siguen siendo una importante fuente de seguridad alimentaria, nutrición y el medio de vida de un gran número de poblaciones rurales de todo el mundo”.

Por su parte, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) -el grupo científico internacional reunido por la ONU para monitorear y evaluar toda la ciencia relacionada con el cambio climático- señaló en su último informe que modificar nuestras dietas hacia una menor proporción de alimentos de origen animal reduce la necesidad de criar ganado y, por ende, la necesidad de tierras agrícolas. Esto podría reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), principal causa del cambio climático.

Otras publicaciones en redes sociales viralizaron un gráfico de un informe de la organización Grupo Climático de Liderazgo Cities 40 (C40). El documento, llamado “El futuro del consumo urbano en un mundo de 1,5 °C”, propone llegar al cero consumo de carne para 2030, para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones establecidos en el Acuerdo de París. Pero, de nuevo, sus autores dicen que son “posibles medidas climáticas” y no abogan por la adopción generalizada de estos objetivos.

Qué se sabe sobre el impacto de la ganadería en el cambio climático

La mayoría de los GEI a nivel mundial provienen del sector energético, de acuerdo al IPCC. Si se pone el foco en la producción de alimentos, los productos de origen animal son responsables de una buena parte de las emisiones de los GEI. De acuerdo a datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), las cadenas de suministro de ganado equivalen al 14,5% de las emisiones antropogénicas globales de GEI.

En la Argentina, de acuerdo con el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero (GEI), en 2018 (último dato disponible) el uso de la tierra (agricultura, ganadería, silvicultura y otros usos) contribuyó con un 39% de las emisiones de GEI. De ese porcentaje, el 40% corresponde al sector ganadero.

Esto ocurre por varias razones. Por un lado, el ganado bovino y ovino liberan metano, un potente GEI. “Las vacas tienen muchas bacterias en sus estómagos para digerir lo que consumen que generan metano. Entonces sus gases, tanto las flatulencias como los eructos, son de metano. Ese metano es un gas de efecto invernadero que tiene 23 veces más poder de retener calor que el dióxido de carbono”, explicó Maurtua.

En segundo lugar, la producción de carne requiere a menudo extensos pastizales que se crean normalmente mediante la tala de árboles, liberando el dióxido de carbono almacenado en sus bosques. “Así se multiplica la gravedad de las emisiones que genera el sector de ganadería porque se convierte en un driver de la deforestación”, agregó el especialista.

“Está claro que consumir menos carne pero sobre todo generar menos producción va a reducir emisiones, en especial en un país como la Argentina donde se consume muy por arriba del promedio mundial”, señaló Maurtua, aunque aseguró que tampoco la solución para el cambio climático es “hacernos todos veganos”, ya que más de dos tercios de las emisiones de GEI mundiales son del sector energético.

Miguel Taboada, director del Instituto de Suelos del INTA y autor de uno de los informes del IPCC, señaló, en diálogo con Chequeado, que, si bien la ganadería es responsable de emisiones de gases efecto invernadero, “también es responsable de la captura de dióxido de carbono atmosférico en los suelos de sistemas de pastizal, pasturas, arbustales y silvo pastoriles que son pastoreados”. Por lo que, “la solución no es no hacer ganadería, sino que esta sea sustentable y que secuestre carbono como biomasa estable y en los suelos”.

Como se explicó en esta nota, desde el sector ganadero vienen abogando porque se revisen las metodologías utilizadas para calcular las emisiones de gases de efecto invernadero de la Argentina y se contabilice a favor el carbono capturado en praderas y pastizales. Sin embargo, los ambientalistas denuncian que la estrategia de compensar las emisiones de ganado con la absorción por pastizales es un caso típico de lobby del sector para no asumir sus responsabilidades. 

Una narrativa desinformante alrededor de la Agenda 2030

Esta narrativa desinformante sobre la carne, el cambio climático y la Agenda 2030 se relaciona con otras que se construyen alrededor de los 17 ODS que incluyen temáticas tales como la supuesta instauración de un gobierno mundial y control poblacional, control de los recursos naturales, salud y género. Algunas de esas desinformaciones sostienen falsamente que existe un plan para “obligar a los ciudadanos a comer insectos” y hasta “reemplazar a la carne vacuna por carne artificial”.

En Telegram, estas desinformaciones son difundidas por grupos que durante la pandemia compartieron contenidos engañosos o falsos sobre el coronavirus, o algunos otros dedicados exclusivamente a viralizar contenidos sobre la Agenda 2030. También por deportistas y políticos con una perspectiva libertaria o de derecha, como Ramiro Marra, candidato a jefe de Gobierno porteño (La Libertad Avanza) y el ex arquero José Luis Chilavert.

En este caso, la narrativa desinformante sostiene que el cambio climático es un engaño. Pero las evidencias científicas indican que el cambio climático está ocurriendo y es producto de la actividad humana, según un metanálisis publicado en la revista científica Environmental Research en 2021, que incluyó la revisión de más de 90 mil estudios climáticos a nivel global. Una de las formas más inmediatas en que el cambio climático nos afecta es a través de sus impactos en los eventos climáticos extremos.

 

Esta nota forma parte del proyecto de Chequeado Ciencia “Desenmascarando la desinformacion sobre cambio climatico en la Argentina”, con el apoyo del Pulitzer Center .

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