Los divorcios entre jubilados aumentaron por las moratorias previsionales

El último mes se discutió sobre el fin de las moratorias, que en su actual etapa permite jubilarse a mujeres que no tenían todos los aportes para hacerlo. Además de la mejora en los ingresos, la implementación de la política tuvo un impacto sobre la vida privada de muchas mujeres: aumentó la cantidad de divorcios de parejas de más de 60 años, y en otros casos, generó una repartición más igualitaria del trabajo doméstico.

Esa es la principal conclusión de una reciente investigación del Centro de Estudios de Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS), de la Universidad Nacional de La Plata.

El estudio analizó cómo el hecho de tener un ingreso independiente influyó en el poder de negociación dentro de los hogares de los adultos mayores y sobre su estado civil. Para hacerlo, tomaron a personas nacidas antes de 1945, que pudieron acceder a las moratorias, cuya implementación se empezó a observar en 2007, y lo compararon con quienes todavía no podían acceder a ellas.

Antes de la moratoria, sólo el 14% de las mujeres estaban separadas o divorciadas. Después de recibir esos ingresos, el porcentaje pasó a 16,6%, es decir, se registró un crecimiento del 18%. Este efecto, según explican las autoras, es importante ya que se trata de una etapa de alta estabilidad conyugal, en la que suele haber pocos divorcios.

El impacto difiere según el nivel educativo alcanzado. Para aquellas con mayor educación, el aumento fue de un 35%, pasando de 16% de mujeres separadas o divorciadas a 21,6%, mientras que para las de menor, no hubo efectos significativos. Sin embargo, sí se encontraron resultados positivos en términos de su poder de negociación en el hogar ya que se observó una distribución más equitativa de las tareas domésticas. Disminuyó un 11,7% la probabilidad de que las mujeres sean las únicas en ocuparse de los quehaceres de la casa y se incrementó 16,5% la participación de los hombres en estas tareas.

“El resultado que encontramos en nuestro estudio es de alguna manera sorprendente, ya que nos da pistas sobre la magnitud de las restricciones que enfrentan muchas mujeres adultas que no cuentan con recursos económicos propios, y que hace que su bienestar dependa en gran medida de los arreglos o acuerdos que alcanzan con otros miembros del hogar”, explicaron las autoras, Ines Berniell, Dolores de la Mata y Matilde Pinto Machado a Chequeado. La evidencia demuestra que el acceso a ingresos propios les permitió disminuir su dependencia económica y modificar comportamientos.

Además, agregaron que resulta necesario analizar las políticas públicas con perspectiva de género, sobre todo las que tienen vínculos con los mercados laborales ya que, dada la magnitud de las brechas de género en el mundo del trabajo, el efecto es diferente en varones y mujeres.

En este caso, las moratorias tuvieron un mayor impacto sobre las mujeres que sobre los hombres, dado que hay una mayor proporción de mujeres que no participan del mercado laboral, o lo hacen en peores condiciones, por ejemplo con empleos no registrados, por lo cual es más difícil cumplir con los años de aportes necesarios para tener una jubilación. Antes de la puesta en funcionamiento de la política, la cobertura alcanzaba a sólo el 55% de mujeres en edad de jubilarse, y luego de ella, alcanzó a poco más del 75%. Entre las mujeres casadas, la diferencia fue aún mayor ya que sólo el 30% gozaba de una jubilación y luego llegó al 75%.