En medio de tanta confusión, 5 verdades sobre la pandemia del coronavirus
La mayoría de las noticias que ves en Internet están desesperadas por tu atención: quieren que hagas click, que compartas, que comentes, que las encuentres entre los temas más hablados del día. Cuando el tema es coronavirus, la necesidad de generar nuevos contenidos es constante.
La verdad es que no hay tanta información nueva como para alimentar esa necesidad de contenido. La investigación científica es “lenta” para los estándares periodísticos, generalmente hiperespecializada y sujeta a cambios y revisiones constantes. Cuando se trata de una enfermedad desconocida, que se expande velozmente y genera un cambio radical en la vida cotidiana, constantemente se pone a prueba una gran cantidad de hipótesis, la mayoría de las cuales son abandonadas rápidamente.
Sin embargo, es más atractiva una hipótesis que su refutación, y ese exceso de contenido genera confusión y, fundamentalmente, lleva a personas, instituciones y gobiernos a tomar decisiones equivocadas. Es por eso que, en medio de tanta confusión, hoy te presentamos 5 verdades irrefutables acerca de la pandemia de coronavirus.
Antes de empezar, definamos las palabras:
- Coronavirus: es una familia de virus que se conoce desde hace tiempo y que, en el microscopio, tienen la forma de una corona.
- SARS-CoV-2: es el nombre técnico de la última variedad conocida de coronavirus, la que está causando la pandemia actual.
- COVID-19: es el nombre de la enfermedad causada por el SARS-CoV-2, un síndrome respiratorio agudo que puede causar la muerte.
¿El coronavirus fue creado en un laboratorio?
Aunque muchas personas han dicho que el virus fue creado en un laboratorio chino -por ejemplo, Donald Trump-, la comunidad científica afirma lo contrario. Se han realizado centenares de estudios genéticos, experimentos bioquímicos, análisis de la estructura del virus y estudios computacionales, ninguno de los cuales mostró evidencia que sugiriera que SARS-CoV-2 hubiera sido manipulado artificialmente.
En primer lugar, las herramientas científicas actuales para la manipulación genética dejan “huellas”, marcas que indican que ese material fue manipulado o no proviene de un origen natural. En este tiempo se han analizado más de 10 mil genomas del virus en todo el mundo, y en ninguno se encontró este tipo de “huellas”. Además, el virus se une a la célula humana que invade a través de un receptor que no es demasiado eficiente para su función. Es decir: una manipulación intencional lo hubiera hecho más eficientemente que la selección natural. Esta evidencia descarta irrefutablemente la posibilidad de que el virus haya sido manipulado genéticamente en un laboratorio.
En cambio, la hipótesis de una “transferencia zoonótica” es la más aceptada, y afirma que el virus fue seleccionado naturalmente en un huésped animal, y posteriormente transferido a la especie humana. Los datos apuntan a que ese animal fue el murciélago, que es reservorio natural de muchos coronavirus, y que de él pudo haber pasado a otros animales (como el famoso pangolín) como puente antes de llegar al ser humano.
¿Existe algún medicamento efectivo para tratar o prevenir el coronavirus?
El proceso de crear y probar un medicamento para que las autoridades sanitarias aprueben su uso es largo y costoso. Por ese motivo, frente a una nueva enfermedad, el primer paso es probar medicamentos ya disponibles, lo cual ahorra tiempo, costos y energía. Para ello se prueban usando 2 grupos de pacientes, uno que recibe el medicamento, y otro que recibe un placebo.
Este proceso, llamado de doble ciego, evita que haya sesgos subjetivos o casualidades, porque ni los investigadores ni los pacientes saben qué recibe cada grupo. El medicamento se considera efectivo contra una enfermedad sólo si hay una diferencia estadísticamente significativa entre 2 grupos de pacientes suficientemente grandes y representativos de la población.
Para combatir el SARS-CoV2 se han realizado -y se realizan- pruebas con muchas drogas ya existentes: hidroxicloroquina, remdesivir, afivavir, famotidina, aplidin, entre muchas otras. Ninguna de ellas ha mostrado, hasta ahora, ser eficaz en su tratamiento, según los criterios mencionados.
El tapabocas: ¿me protege del contagio?
No. Su función no es proteger a quien lo usa sino evitar la propagación de gotitas liberadas por la boca y la nariz, que son el medio principal de contagio del nuevo coronavirus. Los tapabocas, también llamados “barbijos no médicos”, “barbijos de tela” o “barbijos caseros”, pueden funcionar como barrera para evitar esa liberación y disminuir las chances de contagio.
Aunque no existen evidencias sólidas de su efectividad, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) no recomienda su uso como única medida de control de COVID-19, en áreas de transmisión generalizada, con escasas medidas de control, la OMS aconseja a los gobiernos alentar el empleo de tapabocas.
Dada la enorme cantidad de variables en su confección casera o comercial, y su bajo nivel de estandarización, es importante destacar que su uso no es el suficiente para proporcionar una protección adecuada. Por ese motivo, su uso debe ir acompañado de una distancia mínima de 1,5 metros con las demás personas, una limpieza frecuente de manos y evitar tocarse la cara con las manos.
¿Existe algún alimento, dieta o suplemento para tratar o prevenir la COVID-19?
Aunque te lleguen videos, audios de Whatsapp, tuits y mensajes recomendando el “estado alcalino”, la palta, el limón o el vinagre, no existe ningún alimento, suplemento ni tratamiento nutricional que tenga efectividad comprobada para prevenir o tratar la COVID-19. No existen estudios científicos que lo demuestren a nivel mundial ni local que hayan sido validados por el resto de la comunidad científica, y en la Argentina no hay ningún registro otorgado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT) para un alimento o suplemento afirmando eso.
Sin embargo, está demostrado que mantener hábitos saludables de alimentación fortalece el sistema inmune, que es el encargado de lidiar con todas las infecciones del cuerpo. Una alimentación variada, buena hidratación, realizar ejercicio, mantener horarios regulares de ingesta y sueño contribuyen a ello.
Además, incorporar o mantener hábitos de higiene como la limpieza de manos, mesadas y heladera, sanitizar frutas y verduras con agua segura, limpiar y desinfectar latas, separar alimentos crudos de alimentos cocidos y cocinar completamente los alimentos mejoran la seguridad alimentaria, con impacto directo sobre la salud.
¿Distanciamiento social?
El distanciamiento social es una medida de cuidado, es decir, una estrategia para evitar la aglomeración física de personas en lugares de trabajo, espacios educativos o de recreación. El nombre que recibe es poco feliz: el distanciamiento debería ser físico, pero no social.
En efecto, los lazos sociales se pueden mantener y enriquecer a través medios de comunicación que nos ayudan a sostener los vínculos interpersonales. Aunque lejos, podemos estar muy cerca: llamar a tu seres queridos con frecuencia, motivarlos con actividades o juegos, recordar anécdotas y repasar las medidas de cuidado (que se van relajando con el tiempo, pero que no debemos abandonar) es una forma de permanecer conectados y conectadas, y cuidar nuestra salud mental.
* #InfoDeLaBuena es una iniciativa del Dr. Fabricio Ballarini – Biólogo, Dr. Juan E. Bonnin – Lingüista, Lic. Alejandro Castro Scalise – Biólogo, Dra. Giovanna Gallo – Bióloga Molecular y Dr. Patricio R. Santagapita – Biólogo, Dr. en Química.
Fecha de publicación original: 12/06/2020
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