Para un columnista de La Nación, el actual modelo no logró mejorar aún el nivel de desigualdad de los 90
“El dichoso ‘modelo productivo’ [del kirchnerismo] no consiguió todavía mejorar el índice de Gini […] que se verificaba durante la ‘convertibilidad neoliberal’”.
La frase pertenece a la nota “La dolorosa lección del parque Indoamericano”, de Carlos Pagni, publicada el lunes por el diario La Nación. Hace referencia a lo que, según el periodista, todavía le falta lograr al Gobierno nacional en lo que va de su gestión: una “política social inteligente”.
La afirmación de Pagni sobre el coeficiente que mide la desigualdad es puntualmente cierta para un año, pero no para la totalidad del período que sugiere como base de comparación.
Antes que nada, el coeficiente de Gini es la herramienta estadística más utilizada para medir y analizar la desigualdad en los ingresos de los habitantes de un país. Es un índice que arroja como resultado un número entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos), y 1 se corresponde con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno).
¿Es cierto, entonces, que el llamado “modelo productivo” del kirchnerismo no ha logrado mejorar el coeficiente de Gini de los días de la convertibilidad, como dice Pagni?
El primer dato a tener en cuenta es que el periodista habla de “la convertibilidad neoliberal”. Aunque no está aclarado exactamente el alcance de esa calificación puede suponerse que se refiere al período que transcurre entre marzo de 1991 y el turbulento enero de 2002, durante los primeros días del gobierno de Eduardo Duhalde. Fueron diez años en los que el coeficiente de Gini tuvo diversos comportamientos.
Pagni no aclara a qué momento específico se refiere. Si se toma en cuenta el año en el que se registró la mejor medición (1993, cuando promediaba la primera presidencia de Carlos Menem), en efecto, la afirmación resulta correcta. Entonces, el coeficiente fue de 0,435. Y esta cifra todavía no pudo ser mejorada desde la asunción de Kirchner en 2003. Las proyecciones para 2010 hechas por el Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales de la Universidad de la Plata (Cedlas) muestran que recién en el presente año el índice bajaría al mismo nivel que el de 1993, en especial por el impacto de la Asignación Universal por Hijo, desde octubre de 2009.
En su introducción, ese mismo informe advierte -en línea con la afirmación de Pagni-, que “tanto la pobreza como la desigualdad de ingresos se mantienen en niveles elevados, comparables a los de la década del 90”.
Pero, como se dijo, el comportamiento del índice no fue constante en la década, sino que varió mucho, como puede apreciarse en el siguiente gráfico de evolución del coeficiente de Gini. El cuadro, muestra un pico muy alto en tiempos de la hiperinflación que terminó con el gobierno de Raúl Alfonsín (1989) y un descenso brusco durante los primeros tiempos de Menem y la convertibilidad. Desde 1993, sin embargo, comienza a subir (mayor desigualdad) hasta la crisis de 2001-2002, cuando alcanza un pico record.
El índice desciende desde entonces sin pausa, aunque algunos especialistas -como Leonardo Gasparini, del Cedlas, y Jorge Colina, del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa)- consideran que la recuperación actual es lenta y no muy diferente a la de cualquier economía que se estabiliza después de una crisis macroeconómica como la de 2001-2002. Auguran, sin embargo, un futuro más igualitario.
Fuente: Cedlas
Ahora bien: ¿por qué la recuperación del índice tras la hiperinflación fue tan pronunciada y la actual más paulatina? “Se debe a que fueron crisis macroeconómicas diferentes -explicó a Chequeado.com Jorge Colina, que es, además, consultor internacional en temas sociales-. Las medidas para frenar hiperinflación del ’89 produjeron que en los años siguientes el Índice de Precios al Consumidor creciera a menos del 1% anual. Pero los salarios siguieron aumentando por inercia de los tiempos inflacionarios. Esto produjo una caída drástica en el índice de Gini. En cambio, la crisis de 2001-2002 generó una hiperrecesión, lo que produjo que los precios crecieran entre un 8% y un 10% anual, y el salario real bajara un 42% respecto del que había antes de la devaluación”. Según Colina, desde ese momento, el salario “comenzó una recuperación gradual que finalizó recién en 2008, cuando alcanzó el mismo nivel que tenía antes de la devaluación”.
Leonardo Gasparini, director del Cedlas, remarcarcó a Chequeado.com que luego de la última crisis, la economía se estabilizó y empezó a crecer, y la desigualdad se redujo en forma importante, pero no muy diferente de la experimentada por cualquier economía que se estabiliza después de una crisis macroeconómica profunda. “De hecho –explicó-, la caída de la desigualdad entre 2003 y 2006 es muy parecida a la caída entre 1990 y 1993 después de la híper. Desde 2006 hay alguna reducción adicional por factores genuinos y estructurales, pero no llega a ser un cambio significativo”. Y agregó que, actualmente, las “ganancias distributivas” están permanentemente amenazadas por la erosión de la inflación, “que es un factor desigualador”.
A la hora de referirse a las proyecciones de desigualdad para los próximos años, Gasparini señaló que “las estimaciones indican que el [índice de] Gini para 2009 fue semejante al de 1994. Pero la gran apuesta para superarlo es la Asignación Universal por Hijo”. Y concluyó: “En 2010, y con las asignaciones familiares, seguramente se ubique por debajo de ese nivel y, por ende, resulte algo inferior al de cualquier año de la década del ‘90”.
El Cedlas es una de las mayores autoridades académicas en América latina en desigualdad y pobreza. El documento “Las Asignaciones Universales por Hijo: Impacto, Discusión y Alternativas”, publicado en julio de 2010 por los economistas Leonardo Gasparini y Guillermo Cruces, contiene información ampliada sobre el tema, así como el Informe Nacional de Distribución del Ingreso Nº 174, publicado por el Idesa en 2007. Este último informe hace una comparación del impacto que tuvo la intervención del Estado en el coeficiente de Gini de la Unión Europea respecto de la intervención estatal en América latina.
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