Mundial de Qatar: el “sportswashing” o cuando un gobierno usa el deporte para limpiar su imagen
- Es la estrategia por la cual algunos de los gobiernos que menos respetan los derechos humanos buscan limpiar su imagen dentro -pero sobre todo fuera- de sus fronteras, a través de su vinculación con el deporte.
- Según un informe de Amnistía Internacional, la Copa del Mundo es uno de los eventos deportivos organizados en Qatar que desvían actualmente la atención de los abusos laborales a los trabajadores migrantes y la discriminación a las mujeres y personas LGBT+.
- En nuestro país, el Mundial organizado en 1978 se puede considerar un caso de sportswashing, según especialistas.
Última actualización: 24/11/2022
El documental de Netflix “Los entresijos de la FIFA” -que revela los negocios detrás del fútbol-, utiliza una palabra moderna para los regímenes autoritarios que se embellecen a sí mismos o limpian su imagen a través de la asociación con el fútbol: sportswashing.
Organizaciones de derechos humanos denuncian esta práctica y señalan a Qatar como ejemplo de país que tiene en el sportwashing una estrategia clara y mantenida para limpiar su imagen. Se trata, ni más ni menos, del Estado donde el último domingo comenzó el mundial de fútbol.
En esta nota, te contamos qué es el sportswashing y su relación con el Mundial 2022.
@chequeado ⚽️[DESDE QATAR] Qué es el ”sportswashing” o cuando un gobierno usa el deporte para limpiar su imagen. Por @Delfina Corti , en Doha. ➡️En este video te contamos sobre el “sportswashing”, la estrategia por la cual algunos de los gobiernos que menos respetan los derechos humanos buscan limpiar su imagen a través de su vinculación con el deporte. ✍️Lee más en la nota de Delfina Corti en chequeado.com #qatar2022 #sportwashing ♬ sonido original – Chequeado
El sportswashing y el Mundial de Qatar 2022
El sportswashing (limpieza deportiva, en español) es la estrategia por la cual algunos de los gobiernos que menos respetan los derechos humanos en el mundo buscan limpiar su imagen dentro -pero sobre todo fuera- de sus fronteras, a través de su vinculación con el deporte.
“Para ello, celebran en sus países olimpiadas, mundiales o los torneos más seguidos del planeta. Bautizan estadios de fútbol, ocupan los espacios de publicidad en las camisetas o directamente compran los equipos, inyectando grandes sumas de dinero que luego se convierten en grandes fichajes para alegría de sus aficiones”, explica la organización Amnistía Internacional.
“En el transcurso de un período de 12 meses, países como China, Qatar y Arabia Saudita, todos ellos criticados por violaciones a los derechos humanos, utilizarán eventos deportivos de prestigio para pulir su imagen pública en un escenario internacional”, señala un editorial del diario británico The Guardian, publicado a principios de año.
Según el informe de Amnistía Internacional, los principales países que utilizan o utilizaron recientemente el sportswashing para blanquear su imagen y algunas de las vulneraciones de derechos son: Qatar, Arabia Saudita, China, Israel, Rusia, Emiratos Árabes Unidos y Brasil.
En el caso de Qatar, la Copa del Mundo, el Gran Premio de Motociclismo desde 2004 y la Fórmula 1 son los eventos deportivos que desvían actualmente la atención de los abusos laborales a los trabajadores migrantes, las restricciones a la libertad de expresión y la discriminación a mujeres y personas LGBT+.
Ante las críticas de algunas selecciones (ver acá y acá), la FIFA les respondió que su trabajo no es “dar lecciones morales” y que el juego no debe ser “arrastrado a todas las batallas ideológicas o políticas”.
El caso del Mundial 1978 en la Argentina
Algo similar ocurrió, según especialistas, en 1978 cuando la Argentina fue el país anfitrión de la Copa del Mundo. El entonces presidente de la FIFA, João Havelange, defendió la elección de nuestro país como anfitrión, a pesar de las críticas que existían por la violación a los derechos humanos durante la dictadura militar, y señaló: “La política y el fútbol no se mezclan. La FIFA es una entidad apartidaria y apolítica”.
Para Víctor Muñiz, profesor de Historia y autor del libro Victorias y derrotas: la historia a través del balón, el Mundial de Argentina es el paradigma completo del sportswashing.
“El primer día de comunicados de la dictadura de [Jorge Rafael] Videla solo se anunciaron prohibiciones, excepto la del fútbol, dado que se animaba a seguir viéndolo. Luego el Ejército se hizo cargo de la organización del mundial y, durante este, se sucede el discurso de Videla, que fue un lavado de cara de la Argentina brutal”, recuerda.
Ricardo Julio Villa, mediocampista argentino durante el Mundial de Argentina 1978, dijo durante una charla con Tati Almeida, Madre de Plaza de Mayo: “Nos usaron para tapar las 30 mil desapariciones. Me siento engañado y asumo mi responsabilidad individual: yo era un boludo que no veía más allá que la pelota”.
Otros ejemplos de sportswashing son los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 y el Mundial de Italia 1934, organizados por Adolph Hitler y Joseph Goebbels, y por el italiano Benito Mussolini, respectivamente.
Para Amnistía, hay países o equipos de fútbol que facilitan el lavado, denominados esponjas del sportswashing. Algunos de los principales son la Real Federación Española de Fútbol, con la firma del acuerdo de la celebración de la Supercopa en Arabia Saudita hasta 2029; el Manchester City del Reino Unido, cuya propiedad mayoritaria pertenece al Abu Dhabi United Group, de Emiratos Árabes Unidos; o Francia, con la propiedad del equipo de fútbol Paris Saint Germain por parte del Estado de Qatar.
Actualización 24/11/2022: esta nota fue actualizada con la última información disponible.
Fecha de publicación original: 16/11/2022
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