El consumo de suplementos multivitamínicos prolonga y mejora la calidad de vida
El consumo periódico de suplementos multivitamínicos por parte de personas sanas es frecuente en la actualidad. Aunque en la Argentina no contamos con información confiable acerca del uso de estos suplementos, estudios realizados en otros países sugieren que hasta el 50% de la población podría estar consumiendo este tipo de suplementos y los subgrupos más propensos serían las mujeres, los ancianos, las personas con mayor nivel de instrucción y aquellos que realizan ejercicio físico (1).
Las principales razones esgrimidas por los consumidores de estos suplementos para justificar su conducta incluyen: preservar la salud (no enfermarse), combatir el cansancio y mejorar el apetito (2). Muchas de estas justificaciones son alimentadas por el marketing de la industria farmacéutica en medios de comunicación masiva (por ejemplo, esta nota).
Se publicaron múltiples estudios que evaluaron el efecto de los multivitamínicos sobre la salud de personas sanas. Los resultados informan que el consumo de estos suplementos no prolonga ni mejora la calidad de vida, no evita la enfermedad cardiovascular, no disminuye significativamente el riesgo de cáncer en general ni el riesgo de cáncer de mama, próstata, pulmón o colon en particular, no mejora significativamente la memoria a largo plazo (podría mejorar sutilmente la memoria a corto plazo), no disminuye el riesgo de cataratas ni enfermedad de la mácula del ojo, no disminuye el riesgo de infecciones y podría aumentar sutilmente el riesgo de fractura de cadera en mujeres ancianas (ver documento técnico).
La confianza sobre la mencionada ausencia de beneficios es alta para la mayoría de las afirmaciones ya que los estudios fueron, en su mayoría, adecuadamente realizados; para algunos casos, como los efectos sobre la calidad de vida, la memoria, las infecciones o las fracturas de cadera, las pruebas no son contundentes y dejan abierta la posibilidad de que lo observado no sea real.
Como conclusión, puede afirmarse que el consumo de complejos multivitamínicos por parte de personas sanas que se alimentan adecuadamente no ha probado asociarse con beneficios significativos sobre la calidad de vida ni evitar enfermedades. Los costos económicos de estos suplementos son, por lo general, de moderados a altos en comparación con otros fármacos de consumo crónico. En este contexto, se considera que la mayoría de las personas bien informadas optaría por no consumir estos suplementos y solo aquellos que antepongan la posibilidad de obtener algún beneficio no probado por sobre la chance de efectos adversos y los costos económicos, sí lo elegirían.
Acá puede verse el documento técnico con los cuadros comparativos. Este chequeo fue realizado de acuerdo a la metodología de Chequeado Ciencia.
Referencias:
1. Radimer K, Bindewald B, Hughes J, Ervin B, Swanson C, Picciano MF. Dietary supplement use by US adults: data from the National Health and Nutrition Examination Survey, 1999–2000. Am J Epidemiol 2004;160: 339–49.
2. Kavita Sekhri and Kirandeep Kaur. Public knowledge, use and attitude toward multivitamin supplementation: A cross-sectional study among general public. Int J Appl Basic Med Res. 2014 Jul-Dec; 4(2): 77–80.
Fecha de publicación original: 12/05/2015
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