Cinco desinformaciones sobre las vacunas de Moderna y Pfizer contra el coronavirus
- Las vacunas desarrolladas por los laboratorios estadounidenses Pfizer y Moderna se basan en una misma tecnología conocida como ARN mensajero.
- Las primeras dosis de Moderna arribaron al país el 17 de julio último luego de una donación de los Estados Unidos. En el caso de Pfizer, llegarán a la Argentina la próxima semana tras largas negociaciones y el Decreto de Necesidad y Urgencia que modificó la llamada “ley de vacunas”.
- En esta nota te contamos las desinformaciones más comunes que Chequeado ha identificado en torno a estas vacunas, y qué dice la evidencia al respecto.
La vacuna Comirnaty fue desarrollada por el laboratorio estadounidense Pfizer y la compañia de biotecnologia alemana BioNTech, se encuentra aprobada en 98 países y tiene una eficacia del 95%, según los resultados del ensayo clínico de fase III -del que participaron 5.400 voluntarios argentinos- publicados en la revista científica The New England Journal of Medicine.
Como contamos en esta nota, la de Pfizer fue la primera vacuna contra el coronavirus autorizada en el país para su uso de emergencia, pero, a pesar de las negociaciones, no se había logrado un acuerdo para adquirir las dosis.
Tras la firma del presidente de la Nación, Alberto Fernandez, del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que modificó la llamada “ley de vacunas”, el Gobierno nacional firmó el 26 de julio último un acuerdo con Pfizer por 20 millones de dosis para 2021. Las primeras 100.620 dosis llegarán la semana próxima y estarán destinadas “preferentemente para adolescentes de entre 12 y 17 años”, según informó el Ministerio de Salud de la Nación.
En el caso de la vacuna ARNm-1273, fue desarrollada por el laboratorio estadounidense Moderna en colaboración con el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos. Está aprobada en 69 países y tiene una eficacia del 94,1%, según los resultados del ensayo clínico fase III publicados en la revista científica New England Journal of Medicine.
El 11 de julio último el Gobierno nacional firmó un acuerdo con el laboratorio estadounidense Moderna para recibir 20 millones de nuevas vacunas contra la COVID-19 a partir del primer trimestre del año 2022. Además, el 17 de julio último la Argentina recibió 3,5 millones de dosis de la vacuna Moderna donadas por los Estados Unidos. Estas vacunas fueron destinadas a adolescentes con comorbilidades y también para completar esquemas en las personas que recibieron el primer componente de Sputnik V.
Ambas vacunas utilizan una plataforma conocida como ARN mensajero (ARNm). Se trata de una tecnología nueva, pero no desconocida para los científicos, lo que ha suscitado la circulación de numerosas informaciones erróneas.
En esta nota te contamos las desinformaciones más comunes que Chequeado ha identificado en torno a las vacuna de Pfizer y Moderna en la base LatamChequea Vacunas y en sus monitoreos diarios de redes sociales, y qué dice la evidencia al respecto.
Las vacunas de ARN mensajero modifican el ADN. FALSO
Las vacunas de ARNm, como Pfizer y Moderna, dan instrucciones a nuestras células para que de manera temporal produzcan una porción inocua de lo que se conoce como “proteína Spike” del coronavirus, según explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos.
Una vez que nuestro organismo creó esa porción de proteína, la célula descompone las instrucciones para deshacerse de ellas. El sistema inmunitario reconoce que la proteína es un cuerpo extraño y comienza a generar una respuesta inmunitaria y producir anticuerpos para protegerse contra la infección.
“Las vacunas de ARNm no afectan nuestro ADN ni interactúan con él de ninguna forma. El ARNm nunca ingresa al núcleo celular, que es donde está nuestro ADN (material genético). La célula se descompone y se deshace del ARNm al poco tiempo de haber terminado de usar sus instrucciones”, aclaran los CDC.
“Las vacunas de ARNm no modifican nuestro ADN”, explicó a Chequeado Yanina Petracca, directora de las Licenciaturas en Biotecnología y Bioinformática de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).
Y agregó: “Cuando nos vacunamos con este tipo de vacunas, nuestro cuerpo sólo recibe una instrucción específica (el ARNm) para que se fabrique una proteína del virus SARS CoV- 2 contra la cual reacciona nuestro sistema inmune y se genera protección (anticuerpos). Está información solo persiste un tiempo limitado en nuestras células y luego se degrada naturalmente sin dejar rastros. Es decir, en ningún caso afecta a nuestro genoma”.
Las vacunas de ARN mensajero causan infertilidad. FALSO
No hay ninguna evidencia de que las vacunas de ARNm para prevenir el coronavirus tengan incidencia en la fertilidad femenina. Esta desinformación se basa en las pocas similitudes entre la proteína Spike del coronavirus, que es la parte clave del virus al que se dirigen las vacunas, y una proteína que se encuentra en la placenta llamada sincitina-1.
Esto ha llevado a la teoría infundada de que los anticuerpos contra la proteína Spike atacarán la sincitina-1, impidiendo que realice su importante papel en la formación de la placenta. Sin embargo, esto es falso. Científicos han confirmado que hay pocas similitudes entre la proteína Spike del SARS-CoV-2 y la sincitina-1 y que no eran lo suficientemente importantes como para que el sistema inmunológico se confunda (ver acá, acá y acá ).
La experiencia del mundo real también refuta la afirmación de que la vacuna daña la fertilidad femenina. La respuesta inmune natural del cuerpo a la COVID-19 también implica la producción de anticuerpos contra la proteína Spike del virus. Si los anticuerpos producidos en respuesta a la infección natural también atacaran la sincitina-1, la COVID-19 provocaria abortos espontáneos. Pero la evidencia muestra que el riesgo de aborto espontáneo no aumenta en mujeres que han tenido una infección por SARS-CoV-2.
Además, aunque los ensayos clínicos de las vacunas COVID-19 excluyeron intencionalmente a las voluntarias que estaban embarazadas o planeaban quedar embarazadas, durante los estudios se produjeron embarazos no intencionales. Durante el ensayo de Pfizer, por ejemplo, que incluyó a más de 37.000 personas, 23 mujeres concibieron: 12 que habían recibido la vacuna y 11 en el grupo de placebo. Ninguna tuvo un aborto espontáneo ni informó otras complicaciones.
Tanto el CDC como la Organización Mundial de la Salud (OMS) (ver acá y acá) recomiendan vacunar contra la COVID-19 a todas las personas mayores de 12 años, incluidas las personas que están embarazadas, en periodo de lactancia, que están intentando quedar embarazadas ahora o que podrían quedar embarazadas en el futuro, ya que las vacunas autorizadas son seguras y eficaces.
El desarrollo de las vacunas de ARNm fue demasiado rápido. ENGAÑOSO
Las vacunas de ARNm son nuevas, pero no desconocidas. Los científicos han estado estudiando y trabajando en las vacunas de ARNm por décadas. “El interés en estas vacunas aumentó porque se pueden desarrollar en un laboratorio, con materiales que están disponibles fácilmente. Esto significa que el procedimiento se puede estandarizar y ampliar para que el desarrollo de la vacuna sea más veloz que los métodos tradicionales de producción de vacunas”, explican los CDC
Se han estudiado versiones de vacunas de ARNm contra la influenza, el zika, la rabia y el citomegalovirus (CMV). Además de vacunas, las investigaciones sobre cáncer han utilizado la tecnología de ARNm para desencadenar la respuesta del sistema inmunitario a ciertas células cancerosas específicas.
Aunque por lo general el desarrollo de una vacuna puede demorar de 5 a 10 años, hay varios puntos que ayudaron a acelerar el proceso: los conocimientos previos sobre otros coronavirus que causaron los botes de SARS en 2002 y MERS, en 2012; un mayor financiamiento que permitió a los científicos de todo el mundo trabajar en condiciones ideales; y la posibilidad de realizar varias fases de los ensayos clínicos en forma paralela.
Sin embargo, acelerar el proceso no implicó descuidarlo, sino actuar con sentido de urgencia dado el escenario pandémico. Tanto la vacuna de Pfizer como la de Moderna fueron sometidas a los mismos estándares rigurosos de seguridad y efectividad que todos los demás tipos de vacunas tanto en los Estados Unidos, Europa como en el resto del mundo, incluida la Argentina. A su vez, ambas vacunas fueron validadas por la OMS para su uso de emergencia (ver acá y acá).
Las vacunas de ARN mensajero contienen grafeno. FALSO
Esta desinformación ha circulado referida a todas las vacunas en general, pero se ha hecho hincapié en la vacuna de Pfizer tras la difusión de un supuesto informe de la Universidad de Almería (UAL) de España que denuncia el hallazgo de óxido de grafeno en dicha vacuna.
Sin embargo, el documento realizado por un profesor de la UAL, Pablo Campra Madrid, no es un informe oficial de la universidad, ni es un estudio publicado en una revista científica ni ha sido revisado por pares, según explican los sitios de fact – checking Maldita.es y Newtral.
Ante la difusión del informe, la UAL ha emitido un comunicado en el que aclaran que no suscriben sus conclusiones y explican que se desconoce el origen del vial que se ha analizado y que el informe no aporta datos sobre su “trazabilidad”.
Como contamos en esta nota, el óxido de grafeno no es un componente de las vacunas contra el coronavirus. Así lo demuestra la composición de las vacunas de AstraZeneca, Sputnik V, Sinopharm, Pfizer y Moderna que se utilizan en la Argentina.
Las vacunas de ARN mensajero producen un aumento del tamaño de los pechos. ENGAÑOSO
Circulan en las redes sociales videos donde varias mujeres afirman que tras recibir la segunda dosis de Pfizer experimentaron un aumento del tamaño de sus pechos. A nivel local, algunos medios replicaron los videos y/o reportes de otras mujeres que se sorprendieron por el aumento de sus senos (acá, acá y acá).
Sin embargo, como explicamos en esta nota, los médicos consultados por Chequeado afirman que no se trata de un aumento permanente de las mamas sino de una inflamación temporal de los ganglios linfáticos de las axilas que puede generar una tensión extra en las mamas. Esto puede ocurrir como efecto secundario de la vacuna COVID-19 o de cualquier otra vacuna pero, por lo general, se resuelve a los 15 días post vacunación.
“Las vacunas de por sí no pueden provocar como efecto secundario un aumento permanente de las mamas. Lo que ocurre es que los ganglios de la axila -del lado donde generalmente se realizó la inyección- pueden inflamarse como respuesta del sistema inmunológico a la vacuna COVID-19 o a cualquier otra vacuna”, explicó a Chequeado Luciano Cassab, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Mastología y jefe de la Sección Mastología del Hospital César Milstein.
“Esa reacción inflamatoria puede provocar un aumento ganglionar y en algunas pacientes se puede producir un bloqueo linfático. Como el drenaje de las glándulas mamarias es a nivel de los ganglios, si se produce un bloqueo linfático eso hace que se edematice (se inflame) la glándula mamaria y se vea más grande. Pero eso dura 15 días y esa inflamación se resuelve y la mama vuelve a su estado normal”, agregó Cassab.
Si querés estar mejor informado sobre la pandemia, entrá al Especial Coronavirus.
Fecha de publicación original: 05/09/2021
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