Qué sabemos de los productos para alisar el pelo y su posible relación con el cáncer de útero
- Un estudio científico vinculó el uso frecuente de productos químicos para alisar el cabello con un mayor riesgo de cáncer de útero en mujeres de los EE.UU.
- Expertos explican que la evidencia es insuficiente para establecer una relación causal pero que el trabajo no deja de ser un llamado de atención sobre las sustancias que componen estos productos.
- En la Argentina, la Anmat prohibió la inclusión de formaldehído -una sustancia cancerígena- en los alisadores. Sin embargo, hay denuncias de que se sigue utilizando en forma clandestina.
En los últimos meses, varios medios (ver acá, acá y acá) se hicieron eco de una publicación científica que indicaba que el uso de productos para el alisado del cabello, también conocidos como “alisadores” o “alisantes”, podría relacionarse en las mujeres con el desarrollo de cáncer de útero.
En este explicador te contamos qué evidencia hay sobre la relación entre los productos para el alisado de cabello y la aparición de cáncer de útero (y de otros órganos), cuáles son los ingredientes que se sospecha que podrían ser responsables de ese eventual efecto y en qué medida el hallazgo debería traducirse en un cambio de conducta.
El alisado químico
Cuando se habla de alisados no se hace referencia al mero hecho de aplicar calor para enderezar la fibra capilar, como puede ser en el planchado o secado que muchas mujeres realizan a diario en sus domicilios y que solo tiene un efecto temporario hasta que comienzan a ingresar moléculas de agua al cabello y se recupera el ondulado.
Para obtener un alisado duradero que resista mejor la humedad y el lavado se realizan tratamientos que utilizan diferentes productos químicos para romper los “puentes disulfuro”, que son ciertos enlaces entre aminoácidos azufrados de la queratina, la principal proteína de la fibra capilar, explicó a Chequeado Verónica Celdrán, farmacéutica especialista en desarrollo de productos capilares cosméticos, consultora de empresas y docente de la Asociación Argentina de Químicos Cosméticos (AAQC).
Estos productos químicos para alisar se “activan” con el calor. Los alisadores clásicos contienen ingredientes alcalinos, como hidróxidos de sodio, de potasio o de guanidina, “que todavía se utilizan, sobre todo, en cabellos más rizados”, aunque dañan más la fibra capilar, señaló Celdrán.
Los productos de alisado a base de formaldehído o formol surgieron en Brasil hacia 2003 y luego se expandieron hacia Argentina y el resto de la región, precisó la especialista. Se popularizaron con distintos nombres de fantasía: “queratina brasilera”, “escoba definitiva”, “alisado marroquí”, “alisado egipcio” o “alisado de chocolate” (por el uso de una esencia), entre otros. Su relativamente bajo costo, un aparente mejor aspecto inicial del cabello y un efecto de alisado más duradero explicaron su difusión.
Sin embargo, en 2004, la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al formaldehído como carcinogénico en humanos en la categoría Grupo 1 (aplicada cuando existe “suficiente evidencia”), aunque destacando que el mayor riesgo se vincula con la exposición por vía respiratoria, sobre todo, en el ámbito ocupacional.
En función de ese antecedente, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) prohibió la inclusión de “cualquier concentración” de formaldehído en los productos cosméticos con mayor riesgo de inhalación, incluyendo los alisadores para el cabello, advirtiendo periódicamente a la población que cualquier producto que lo contenga es “invariablemente ilegítimo”. La medida también aplica para productos que contienen precursores que liberan formaldehído, como glutaraldehído.
Según explica Celdrán, luego de la prohibición del formaldehído, apareció una nueva generación de alisadores ácidos, no tóxicos, “progresivos”, que contienen ácido glioxílico o derivados (como glioxiloil-carbocisteína), con un mecanismo de acción similar, aunque de efecto menos duradero. La gran mayoría de los 56 alisadores para el cabello inscriptos en la ANMAT corresponden a esa categoría.
Sin embargo, el formaldehído o precursores podrían seguir usándose de manera clandestina en algunas peluquerías o a domicilio, ya sea agregado a productos terminados (como acondicionadores) o en productos sin licencia.
En 2020, por ejemplo, la ANMAT alertó sobre un alisador rotulado como “Alisado Brasilero- AdvancedSystem- uso profesional-salón- Keratinshock”, por tratarse de un producto ilegítimo y que, además, “habría sido el responsable de graves efectos adversos sobre la salud de un menor expuesto accidentalmente a los vapores generados durante su uso”.
De todos modos, consultado por Chequeado, el organismo no informó al cierre de esta nota cuántas denuncias o inspecciones habían reportado o detectado este tipo de productos en los últimos años.
Qué dice la evidencia científica
El nuevo estudio, publicado en el Journal of the National Cancer Institute, fue liderado por la doctora Alexandra White, directora del grupo de Epidemiología del Ambiente y del Cáncer en el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental (NIEHS, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos.
Investigaron de manera prospectiva la relación entre el uso de productos químicos para el alisado y tintura de cabello y la incidencia del cáncer uterino en una cohorte de 33.947 participantes de los Estados Unidos, de entre 35 a 74 años.
Este grupo de mujeres fue observado durante un promedio de 10,9 años y los investigadores identificaron 378 casos de cáncer de útero, asociando el uso de productos para el alisado químico del cabello con tasas más altas de cáncer uterino incidente. Cuando se comparó el uso frecuente (más de 4 veces en los últimos 12 meses) respecto de quienes nunca usaron este tipo de productos, se vio un incremento significativo del cociente de riesgo de 2,55, lo que significa que el riesgo relativo de desarrollar el tumor aumentaría más del 150%. El uso de otros productos como tinturas y permanentes no se asoció con esta enfermedad.
De todos modos, aunque el trabajo excluyó a las trabajadoras de peluquerías, la población evaluada no es directamente representativa de la población general ya que, para participar, las mujeres debían tener al menos un antecedente directo de cáncer de mama en la familia.
“Si bien es un primer estudio y la evidencia es insuficiente para establecer una relación causal que cambie una práctica en la población, no deja de ser un llamado de atención para que las autoridades puedan estar atentas a las sustancias que componen estos productos y a otros estudios que puedan ir en la misma dirección”, señaló a Chequeado la médica epidemióloga Zulma Ortiz, profesora titular de la Cátedra de Salud Pública de Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), en Mendoza.
Ortiz enfatizó que se requiere reproducir este tipo de estudios en otros contextos, porque puede haber cuestiones culturales, de dosificación o de patrones de uso que afecten la relación observada.
El formol no es el único compuesto bajo la lupa
Una dificultad de los estudios epidemiológicos observacionales es que, cuando se examina la exposición no controlada a productos complejos y con distintas mezclas de ingredientes, resulta desafiante identificar el agente “culpable”. En diálogo con Chequeado, la autora del estudio, Alexandra White, señaló que no recopilaron información sobre las marcas o las sustancias químicas incluidas en los productos utilizados por las mujeres participantes.
“Sin embargo, en un estudio anterior, encontramos que las etiquetas no siempre son precisas para identificar qué hay en un producto, lo que aumenta el desafío para el consumidor a la hora de seleccionar el más seguro. También es posible que un producto pueda etiquetarse como libre de formaldehído, pero aún contenga formalina o metilenglicol que libera gas de formaldehído cuando se calienta”, agregó.
Por otra parte, en la discusión del trabajo, White y sus colegas consideran que el formaldehído no sería el único compuesto peligroso que podría encontrarse en los productos para alisados. Y citan estudios básicos o epidemiológicos que apuntan al posible rol causal de otros eventuales ingredientes o contaminantes de la mezcla, como ciertos conservantes, metales y plastificantes, que podrían ser carcinógenos o “disruptores endócrinos”, es decir moléculas capaces de mimetizar ciertas hormonas y alterar el correcto funcionamiento de los órganos que dependen de ellas.
Estudios previos, de este y otros grupos de investigación, que relacionaron el uso de alisadores y otros productos para el cabello con un mayor riesgo de cánceres sensibles a las hormonas, como el de mama y de ovario (ver acá), podrían fortalecer la hipótesis de ese último mecanismo. Pero, nuevamente, se trata de estudios observacionales que no pueden establecer causalidad.
Según Sergio Saracco, médico toxicólogo, titular de la Cátedra de Toxicología en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Mendoza y presidente de la Asociación Toxicológica Argentina, el estudio que vincula el uso de alisadores con el cáncer de útero “se trata de un trabajo aislado y hay que profundizar la investigación para ver si la evidencia es consistente o no”. Y agregó: “No veo que, por ahora, se pueda llegar a una conclusión firme”.
Consejos para usuarias
La ANMAT ha explicitado recomendaciones para un uso seguro de alisadores al momento de adquirirlos o hacérselos aplicar en peluquerías. “Es necesario que los consumidores verifiquen la procedencia de los productos. Si, por no encontrarse en sus envases originales, parecen haber sido fraccionados, se recomienda abstenerse de su uso, hasta haber consultado a la ANMAT para verificar si los mismos se hallan debidamente aprobados para el uso propuesto bajo las condiciones establecidas”, señaló el organismo.
La farmacéutica Celdrán coincide en esos consejos: “Mi recomendación a las usuarias que compren los productos es que verifiquen en el rótulo si tiene número de legajo/elaborador al dorso, para saber si el producto está autorizado por el ANMAT”. Sin embargo, señaló que es recomendable que el alisado sea realizado por un profesional, ya que es importante antes de aplicarlo hacer un diagnóstico capilar para saber si es viable o no hacer el alisado según cada cabello.
Por último, la especialista explicó que siempre es aconsejable pedir en el salón donde se realice el alisado que no contenga formol, pedir por los alisados ácidos. “Y, luego del alisado, cuidar el cabello usando champúes suaves y máscaras de restauración varias veces a la semana según la necesidad de cada cabello”, concluyó Celdrán.
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