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Qué causas podrían explicar la participación electoral más baja desde el regreso de la democracia

En las elecciones legislativas del 14 de noviembre votó el 71,6% de las personas habilitadas para hacerlo, lo que significó el registro más bajo de participación en elecciones generales desde el retorno de la democracia en 1983. En las generales de 2019 la participación alcanzó al 80% del padrón, lo que se atribuye a un mayor interés ciudadano por tratarse de comicios presidenciales. Pero, en las últimas elecciones de medio término, las de 2017, votó el 77,6%, 6 puntos porcentuales más que en la votación del último domingo.

Las primarias de septiembre de este año ya habían anticipado lo que podía pasar en noviembre: entonces votó el 66% del padrón, el porcentaje más bajo desde que existen las PASO. Cabe destacar que a partir de 2013 rige la ley de voto joven, que permite votar, de manera optativa, a las personas de entre 16 y 17 años. Sin embargo, estos jóvenes electores representan un 2,5% del total del padrón, de acuerdo con los datos de la Cámara Nacional Electoral (CNE), y, como se indicó en esta nota, su participación en las 4 elecciones anteriores promedió el 56,61%. Por lo tanto, su participación no parece haber incidido directamente en la tendencia general a la baja en el presentismo de votantes.

Consultado sobre la caída en la participación en los comicios del 14 de noviembre último, Diego Reynoso, investigador independiente del Conicet y profesor de la Universidad de San Andrés, señaló: “Hay una desazón generalizada por la situación económica, que se basa en el convencimiento de que votar pierde sentido porque, total, el resultado va a ser el mismo. Todos los espacios políticos sienten que ganaron la elección”.

Reynoso señaló que “en este contexto, de pospandemia con crisis económica, surge también este discurso antipolítica, que en algunos distritos capitaliza una propuesta, pero en otros no”. “Estos factores, y muchos otros, hacen que la gente no vaya tanto a votar como en otras ocasiones”, analizó en diálogo con Chequeado.

Por su parte, el politólogo Gustavo Marangoni, docente de las universidades de Belgrano (UB) y del Salvador (USAL) y ex presidente del Banco Provincia (BAPRO) entre 2011 y 2015 -gestión Daniel Scioli-, sostuvo que el bajo presentismo de esta última elección es “evidentemente atípico” y que, “comparado con otros países, es un porcentaje respetable, pero contra nuestra propia historia no lo es, porque está en el umbral”.

“Es difícil abstraerse del impacto de la pandemia, las restricciones para contenerla, y su impacto en la economía. Esta fatiga debe combinarse con una década de malos resultados económicos. Ahí hay un primer factor. Otro es que la sanción pecuniaria por no asistir es insignificante. Si tengo que pagar $ 50, me quedo en casa, piensan muchos. Y un tercer factor es que algunas personas han canalizado esa bronca votando alternativas por fuera del Frente de Todos y Juntos por el Cambio y otras, directamente, no yendo a votar”, dijo Marangoni.

Respecto de la multa mencionada por el analista político, el Código Electoral, en su artículo 125, establece que “se impondrá multa de pesos $ 50 a pesos $ 500 al elector mayor de 18 años y menor de 70 años de edad que dejare de emitir su voto y no se justificare ante la justicia nacional electoral dentro de los 60 días de la respectiva elección”.

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