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ViralFalso
La afirmación ha demostrado ser falsa, al ser contrastada con las fuentes y datos más serios y confiables.

No, la piel no genera resistencia a través de un “callo solar”: los peligros de la tendencia viral en redes de tomar sol sin protección

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • Circulan en redes sociales videos que abogan por tomar sol sin protección para que la piel supuestamente genere “resistencia” de forma natural. También aseguran que los protectores solares “son tóxicos”.
  • Sin embargo, ambas afirmaciones son falsas y peligrosas para la salud. La exposición al sol sin protección, incluso por periodos cortos, genera daños acumulativos en la piel, incluyendo el riesgo de cáncer de piel y envejecimiento prematuro.
  • Los protectores solares son seguros y su correcto uso ayuda a protegernos contra los rayos ultravioletas. Los especialistas recomiendan evitar exponerse al sol entre las 10 a 17 hs y usar un Factor de Protección Solar mayor a 50.

Con la llegada del verano, comenzaron a circular en redes sociales publicaciones (ver acá, acá y acá) que desaconsejan el uso de protector solar y, de esta forma, ponen en riesgo la salud. 

En principio, aducen que lo importante es desarrollar lo que llaman un “callo solar ” o resistencia al sol por exposición prolongada. En segundo lugar, sostienen que los protectores solares “son tóxicos”.

Sin embargo, ambas afirmaciones son falsas.  La exposición al sol persistente y sin la protección solar adecuada producen un envejecimiento prematuro de la piel, lesiones precancerosas y cáncer de piel, advierten especialistas y sociedades científicas.

Las cremas solares a la venta en la Argentina, están autorizadas por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat). Esto implica que pasan por rigurosos estudios clínicos y cumplen estándares de calidad y seguridad.

Por qué la propuesta del “callo solar” no funciona y es peligrosa

En redes sociales, circulan videos sobre la supuesta importancia de desarrollar lo que llaman un “callo solar ” o resistencia al sol por exposición prolongada. “Como los animales, que no se protegen del sol, ya que el sol no causa cáncer”, dicen los posteos desinformantes.

Cecilia Ventrice, médica dermatóloga, explicó a Chequeado: “La moda del callo solar no tiene fundamento científico, tampoco lógico. Basta ver los resultados de una piel engrosada, opacada, arrugada y manchada para entender que la piel no se acostumbra al daño de la radiación ultravioleta (UV), por más que se intente exponer la misma en forma paulatina. Por el contrario, solo logra un evidente daño visible y un no tan evidente riesgo de mutaciones en el ADN”.

Por otro lado, aclaró que “comparar el cuero o pelaje animal con la piel humana no conlleva ningún beneficio. Por el contrario, los animales, incluido el homo sapiens, cuentan con mecanismos propios y muy diferentes de protección solar. Aún así, en algunas estrategias coincidimos. En ese sentido, no sorprende ver animales buscando el amparo de la sombra bajo la copa de un árbol o un cartel de publicidad en horarios pico de radiación ultravioleta”.

Por su parte, Andrés Politi, médico dermatólogo y coordinador de la Campaña Nacional de Prevención de Cáncer de Piel de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), contextualiza: “Hace muchísimos años se habla de la idea de que la piel se ‘curte’ con la exposición progresiva. Y eso era lo que se recomendaba. Se suponía que el primer día de vacaciones se usaba un protector más alto y paulatinamente cambiabas a protectores más bajos”. 

Sin embargo, el especialista aclaró que “aquellas personas con la piel ‘curtida’, principalmente debido a su contexto laboral, como guardavidas, albañiles, pescadores, empleados de la construcción, representan 1 de cada 3 muertes por cáncer de piel (no melanomatoso)”, según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). 

Y agregó: “Desde la experiencia clínica, tanto la quemadura de sol (enrojecimiento) como el bronceado son igualmente peligrosos en lo que hace a la incidencia de cáncer de piel”.

En la Argentina, según estimaciones de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) se diagnostican por año más de 1.700 casos de melanomas, un tipo de cáncer de piel que se desarrolla cuando los melanocitos (las células que le dan color bronceado o marrón a la piel) comienzan a crecer sin control. Es menos frecuente que otros tipos de cáncer de piel, aunque es más peligroso y agresivo por su capacidad de invadir otras partes del cuerpo si no se realiza un diagnóstico temprano.

“Lo más interesante es lo que dice la biología molecular: cuando llega la radiación ultravioleta a la piel, el daño produce la liberación de ciertas sustancias que afectan el ADN de la célula. Y la forma en que la piel reacciona al daño del ADN de la célula es aumentando la producción de melanina (pigmento natural que le da color a la piel). Esto quiere decir que la producción de melanina no es una medida defensiva, sino que es la respuesta al daño solar”, sostuvo Politi.

No, los protectores solares no son tóxicos

En redes sociales también circulan videos que desaconsejan el uso de protector solar porque supuestamente “es cancerígeno”, “es tóxico” y “tiene parabenos” que “alteran la salud hormonal”. 

Politi aclaró: “A principios de los 2000 aparecieron algunos estudios, que todavía están en las redes, que decían que quienes usaban protector solar tenían más cáncer de piel que quienes no lo usaban. Al principio fue una sorpresa, pero el tiempo mostró que las investigaciones tenían errores de diseño. Lo que estaba pasando era que la gente usaba protector solar como chaleco antibalas, asumiendo que si lo usaba se podían sobreexponer. Pero el fin del protector solar es exponerse normalmente y lograr recibir menos radiación”.

En cuanto a los parabenos, se trata de un grupo de sustancias que se usan como conservantes en productos cosméticos y de higiene personal. Sirven para evitar que en artículos como desodorantes, geles de ducha y cremas corporales proliferen los hongos y las bacterias.

La principal preocupación respecto al uso de los parabenos en cosméticos es que puedan tener un efecto similar al de los estrógenos, hormonas sexuales femeninas, causando un desequilibrio hormonal en nuestro cuerpo. Eso podría, potencialmente, causar distintas patologías, como por ejemplo, cáncer de mama.

Sin embargo, según la Sociedad Estadounidense del Cáncer, no hay estudios que relacionen los parabenos con ningún problema de salud, incluido el cáncer de mama, y para el Comité Científico Europeo de Seguridad de los Consumidores, las investigaciones al respecto no son concluyentes.

En ese sentido, las entidades reguladoras de medicamentos y alimentos, como la FDA en Estados Unidos o la Anmat en la Argentina, ponen tope a la cantidad máxima permitida de algunas sustancias como medidas de resguardo. Asimismo, hay cremas en el mercado que especifican en su etiqueta que son libres de parabenos.

Vale aclarar que todos los protectores solares son autorizados por la Anmat y cumplen con estándares de calidad y seguridad.

Cómo sí obtener los beneficios del sol

La Asociación Argentina de Dermatología (AAD) explica: “El sol es un elemento benéfico para la salud, influyendo positivamente sobre nuestro estado de ánimo y favoreciendo la producción de vitamina D. Pero la exposición al sol de una manera incontrolada y en exceso puede tener efectos perjudiciales como cáncer de piel, fotoenvejecimiento y quemaduras solares”. Como medida práctica, la AAD recomienda exponerse al sol cuando la sombra del cuerpo sea mayor que la altura del mismo.

Para lograr una exposición segura con protector solar, se aconseja:

  • Usar aquellos que posean un factor de protección solar (FPS) mayor o igual a 50, para protegernos de los rayos UVB y que contengan el símbolo UVA. 
  • Aplicarlo antes de salir procurando no olvidar ningún área susceptible a la exposición. Esto es especialmente importante para las orejas, la nuca y los empeines.
  • Aplicarlo cada 2 horas en caso de estar al aire libre, si la sudoración es profusa o si se sumergió en el agua. En interiores y alejados de las ventanas no es necesaria la aplicación ni reaplicación.

Al respecto, Politi advierte que “el protector solar no es infalible ni representa un escudo”. Para eso, siempre que sea posible, lo mejor es resguardarse en horarios de intensidad solar máxima (de 10 a 17 h), así como usar ropa clara, anteojos de sol y sombreros de ala ancha. 

Ventrice subraya que el riesgo aumenta en la piel inmadura de la infancia; las pieles más claras; las personas de ojos claros; aquellas personas que no logran broncearse sino que siempre enrojecen; personas con antecedentes familiares o personales de cáncer de piel (carcinoma basocelular, carcinoma espinocelular o melanoma); personas con patologías genéticas o con enfermedades autoinmunes fotosensibles, como lupus eritematoso o dermatomiositis.

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