Peña: “Tuvimos un último trimestre muy negativo, con un déficit fiscal en torno a los siete puntos [del PBI]”
El jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, Marcos Peña, se refirió en una entrevista en el canal de cable C5N al déficit fiscal que heredó el Gobierno nacional de la gestión anterior. “Tuvimos un último trimestre muy negativo en la Argentina (…) con un déficit fiscal en torno a los siete puntos [del PBI]”, señaló.
Si bien los resultados financiero y primario de 2015 son los más altos de las últimas dos décadas, el porcentaje mencionado por el Jefe de Gabinete responde a una metodología nueva que sobreestima el déficit y no se encuentra alineada con los estándares internacionales.
En primer lugar, el déficit fiscal, es decir, la diferencia entre ingresos y gastos que tiene un Estado, puede medirse según varios criterios. Sin embargo, “el más relevante es el resultado financiero, o sea el superávit o déficit fiscal o público”, según el Manual de Clasificaciones Presupuestarias para el Sector Público Nacional que publicó en 2003 el Ministerio de Economía de la Nación.
En este sentido, según la serie estadística del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), el resultado financiero del Sector Público Nacional no Financiero (que, además de la Administración Pública Nacional, incluye a las empresas públicas y las universidades nacionales, entre otras reparticiones estatales) de 2015 fue 3,9% del Producto Bruto Interno (PBI). Si se considera únicamente la Administración Pública Nacional, metodología que utiliza la Asociación Argentina de Presupuesto Público (ASAP), el porcentaje aumenta a 4,1% del PBI, pero no alcanza el 7% que menciona el Gobierno.
Como se puede ver, los últimos dos años fueron para el IARAF y la ASAP los de mayor déficit financiero de las últimas dos décadas, seguidos de cerca por el pico que se registró en 2001.
Otra manera de calcular el déficit es el resultado primario, indicador que considera dentro de su cálculo los mismos conceptos que el resultado financiero con excepción de los intereses de deuda, que quedan afuera. En este caso, para el IARAF el déficit primario del SPN fue de 1,8% del PBI en 2015, mientras que para la ASAP alcanzó el 2,2% del PBI en el caso de la APN. Si se observa la serie, también se trata de los valores de déficit más altos que registró el resultado primario desde 1993.
Aún así, ninguno de los cálculos de las fuentes alternativas consultadas llega a un déficit primario de 7 puntos del PBI. Tampoco se obtiene esa cifra si se mira el comunicado sobre el resultado fiscal 2015 publicado la semana última por el Ministerio de Hacienda y Finanzas de la Nación.
Según la cartera que dirige Alfonso Prat Gay, “en términos del PBI, el déficit primario de 2015 se elevó a un estimado de 5,4%”, y agrega que este porcentaje se obtiene al aplicar un “cambio de metodología” sin dar mayores precisiones respecto de las causas de los nuevos criterios elegidos. El porcentaje del 7% surge de una estimación propia que hizo el Ministro durante la presentación del Programa Fiscal y Metas de Inflación 2016-2019 donde incluyó el impacto que tendrían las promesas electorales de Macri, como el levantamiento del “cepo cambiario”, la devolución del 35% del Impuesto a las Ganancias o la reducción de las retenciones a ciertas exportaciones.
Cambios metodológicos
En cuanto al cálculo oficial, el Ministerio aclara que el nuevo dato surge de dos modificaciones: quitar de los ingresos las ganancias que obtienen el Banco Central de la República Argentina (BCRA), a través de sus utilidades y adelantos transitorios, y el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES, por las acciones que el Estado nacional tiene en varias empresas; e incluir la deuda flotante (es decir, la deuda pendiente de pago del Gobierno nacional y no los pagos efectivamente ejecutados) como parte de los gastos.
Sin embargo, desde el punto de vista de las prácticas presupuestarias, el primer cambio no respeta los estándares internacionales. Según el Manual de Estadísticas de Finanzas Públicas publicado en 2001 por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que el Ministerio de Economía utilizó hasta esta gestión como referencia para su propio manual, las ganancias que obtiene el FGS y el Banco Central deben ser consideradas como parte de los ingresos del Estado. Así lo detalla el organismo internacional en el punto 5.86 del documento.
Con respecto a la inclusión de la deuda flotante como parte de los gastos, “el comunicado del Ministerio mezcla la información de lo pagado con lo que ellos estiman es el gasto que el gobierno anterior no registró, a fin de dar una idea de lo que consideran la herencia recibida y que estas erogaciones, que se registrarán y pagarán en 2016, queden para la opinión pública asociadas a 2015”, explicó a Chequeado Gonzalo Torres, economista del IARAF, aunque aclaró que “la Oficina Nacional de Presupuesto no incorpora estas estimaciones en la información oficial publicada ya que no corresponde mezclar criterios”.
Por otro lado, Juan Ignacio Balasini, ex director de Modelos y Proyecciones del Ministerio de Economía de la Nación hasta enero de 2016, observó: “Tampoco se publicó la serie histórica con esta modificación, por lo que ya no son comparables los resultados fiscales de 2014 y 2015 con los anteriores debido a que no se conoce la ‘deuda flotante’ de los períodos previos a 2014”.
“La metodología convencional para calcular el resultado fiscal surge de estándares internacionales: es la cuenta ahorro-inversión-financiamiento”, señaló Gustavo Sibilla, director de Investigaciones de la ASAP, y concluyó que “cualquier retoque heterodoxo a esa metodología afecta la comparabilidad intertemporal, interna y externa”.
Consultado por Chequeado, el Equipo de Comunicación de Peña envió la siguiente explicación respecto del cálculo que arroja que el déficit fiscal alcanza el 7% del PBI: “El número se compone de: 5,8 de déficit primario de herencia recibida (por gastar más de lo que se recaudó, por gastar sin pagar algunas facturas, esto incluye deudas con proveedores, deudas con organismos, entre otros); 1,3 de medidas impositivas y normalización -donde se incluye la devolución del ingreso a la AFIP correspondiente al cobro por anticipado producto del dólar ahorro, que debe ser devuelto a los contribuyentes. En el número no se incluyen las rentas del FGS, porque esos ingresos son la contrapartida de la descapitalización del fondo de los jubilados, y del BCRA, porque en un contexto inflacionario y con un BCRA sin reservas no se pueden distribuir utilidades ficticias”.
“Con respecto a la metodología -agregaron desde Jefatura de Gabinete-, la misma es utilizada por el sector privado, algunas consultoras, bancos e incluso la Asociación Argentina de Presupuesto Público (ASAP)”. Sin embargo, la ASAP, fuente también citada en la nota, sostiene que la nueva metodología no está alineada con los estándares internacionales.
Fecha de publicación original: 17/03/2016
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