Domínguez: “Hicimos una primera industrialización, ya no exportamos porotos de soja, exportamos aceite”

“Debemos tratar de convertirnos en la góndola del mundo”, sostuvo el precandidato a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires por el Frente para la Victoria Julián Domínguez durante una entrevista en el programa Minuto Uno que emite C5N. “Hicimos una primera etapa de industrialización, ya no exportamos porotos de soja, exportamos aceite de soja. Nosotros tenemos que ir con el máximo nivel de generación de valor agregado”, señaló.

Pero, si bien hubo un crecimiento de las manufacturas agrarias vinculadas con la soja, los porotos aún superan al aceite en las exportaciones.

En 2014 la Argentina exportó porotos de soja por mayor valor que los envíos de aceite de soja, mientras que en 2003 la situación era inversa. Es decir, no hubo un incremento de la venta de aceite por sobre la soja sin procesar y, al mismo tiempo, ambos ítems cayeron como porcentaje del total de las exportaciones.

Pese a esto, sí aumentaron las exportaciones de harina y pellets de soja, que se consideran Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) y que se desprenden del proceso de producción de aceite (a diferencia del poroto, que es catalogado como producto primario).

Extraer el aceite implica romper el poroto de soja, proceso que se denomina crashing, y con lo que resta se realiza la harina, en ambos casos con mayor demanda de mano de obra que el poroto. “La Argentina avanzó fuertemente en el crashing de la soja y en la elaboración de harina (pellets – expeller) como residuo”, señaló a Chequeado Mauricio Claverí, coordinador de Comercio Exterior y Negociaciones Internacionales de la consultora Abeceb.

Luciano Cohan, economista jefe de la consultora Elypsis, mencionó por su parte que la industrialización de la soja no es nueva ya que “la Argentina es desde hace mucho tiempo el único productor grande de soja global que industrializa la mayor parte de su producción”.

Un trabajo de la Bolsa de Comercio de Rosario muestra que la Argentina “exporta -como grano- el 14,6% del poroto de soja que produce, mientras que Brasil y Estados Unidos venden el 51,7% y 48%, respectivamente”. Cohan agregó que “si bien el desarrollo industrial en este sentido es importante, es algo muy incipiente”.

Sobre las razones por las que no aumentó el porcentaje de ventas de aceite, el director de la consultora DNI y ex presidente de la Fundación ExportAr, Marcelo Elizondo, repasó que “el principal cliente para toda la cadena sojera argentina es China, que compraba mucho más aceite hasta 2008, cuando decidió primarizar sus compras y adquirir porotos en lugar de aceite, por una fuerte presión de la industria aceitera local”.

“La harina de soja es el único producto dentro del complejo sojero que aumentó su participación desde 2003, porque se sostiene su demanda como alimento para animales con alto contenido proteico”, explicó Claverí.

Para Elizondo, también fue importante el inicio de exportaciones de biodiésel, “el producto más manufacturado de la cadena y que se vende a la Unión Europea”, aunque descendieron por trabas comerciales en el continente. Por estos motivos, el Gobierno nacional redujo los derechos de exportación a la mitad.

Los datos disponibles para el primer semestre de 2015 muestran un aumento de la participación de los porotos y del aceite de soja, y una caída de la harina y del biodiésel, aunque son provisorios y resta el balance al finalizar el año. Al mismo tiempo, el Ministerio de Agricultura de la Nación informó que la molienda, es decir, el proceso para convertir el poroto en aceite y harina, alcanzó un récord durante el primer semestre de este año.

Desde el equipo de prensa de Domínguez respondieron a Chequeado que la frase mencionada fue una simplificación sobre el aumento de industrialización en la cadena de la soja, y destacaron que la Argentina es “el principal exportador mundial de biodiesel de soja” y “el principal exportador mundial de harina de soja”, según afirma un documento oficial del Ministerio