Cambio climático y género: por qué las mujeres son más vulnerables ante los eventos climáticos extremos
- Diversas investigaciones demuestran que los efectos del cambio climático, como las sequías, inundaciones e incendios forestales, no son equitativos.
- El género impacta en las medidas de adaptación de los sectores más vulnerables, donde la mujer no tiene acceso a la educación, a la información sobre alertas y no puede tomar medidas para protegerse ante los eventos extremos.
- Aunque se considera a la mujer como un importante agente de cambio, es una minoría en las posiciones de toma de decisiones.
Si bien la crisis climática es un problema global que acrecienta la intensidad y frecuencia de fenómenos como las lluvias extremas, las inundaciones, las sequías y las olas de calor, su impacto no es equitativo y depende de las regiones, de la infraestructura y de la capacidad de cada país para dar respuesta, como así también de la situación socioeconómica de los distintos sectores de la población y de las desigualdades de género.
“Las mujeres y los grupos marginados están en mayor riesgo de experimentar los efectos adversos del cambio climático durante un período prolongado”, advierte el informe “Dimensiones y ejemplos de los impactos diferenciados por género del cambio climático, oportunidades y el papel de las mujeres como agentes de cambio” del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el órgano internacional encargado de evaluar la evidencia científica sobre el cambio climático.
La desigualdad agrava los impactos de los eventos climáticos
Para la investigadora del Conicet y autora principal del IPCC, Matilde Rusticucci, las carencias que sufren algunos sectores de la población en el acceso a distintos bienes y servicios llevan a incrementar los riesgos ante fenómenos climáticos. “El género impacta en las medidas de adaptación de los sectores más vulnerables, donde la mujer no tiene acceso a la educación, a la información sobre alertas y no puede tomar medidas para protegerse de un evento extremo”, explicó la experta a Chequeado.
Tras advertir que “el cambio climático está aumentando nuestro riesgo colectivo de sufrir amenazas climáticas, que son cada vez más graves y seguirán empeorando”, la investigadora canadiense de la Universidad de Regina, Amber Fletcher, manifestó a este medio que “las investigaciones realizadas en muchos países han demostrado que la desigualdad social exacerba los impactos de los eventos climáticos”.
Fletcher estudia cómo el género y la desigualdad social afectan de distinta forma la vivencia de los desastres climáticos. Al mencionar ejemplos, la experta indicó que, en comparación con los hombres, “en la mayoría de los países, las mujeres productoras agrícolas carecen de acceso al mismo nivel de financiación, tierras y otros capitales. Esto puede hacer que sea más difícil para ellas recuperarse después de una devastadora inundación o sequía”.
En el mismo sentido desde el Área de Política Climática de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Camila Mercure señaló a Chequeado que, si bien en países de renta baja y media la agricultura es uno de los medios de subsistencia de las mujeres, un porcentaje muy chico, de alrededor del 8%, tiene tenencia de esas tierras”.
En sus investigaciones en Canadá, Fletcher observó que en el ámbito rural los hombres y las mujeres experimentan los desastres climáticos de manera diferente. “Hacer frente a una inundación o sequía provoca un gran aumento del trabajo emocional y de cuidado de las mujeres, ya que mantienen unidas a sus familias y comunidades durante las crisis”, explicó. Como contracara, las mujeres tienen “niveles más altos de problemas de salud mental que los hombres”. De todos modos, la especialista aclaró que “debido a las expectativas de masculinidad de género, los agricultores corren un riesgo alto de suicidio y alcoholismo”.
Mujeres y niños soportan la mayor carga sanitaria
Según un informe de ONU Mujeres, el cambio climático y sus efectos “ponen en peligro la salud de las mujeres y las niñas, dado que restringen sus posibilidades de acceder a los servicios y a la atención médica, además de aumentar los riesgos relacionados con la salud infantil y maternal”. Las investigaciones indican que las temperaturas extremas incrementan la incidencia de la mortinatalidad, favorece la propagación de las enfermedades transmitidas por insectos como la malaria, el dengue y el zika que “están relacionadas con peores resultados maternales y neonatales”, afirma el documento.
Por otra parte, según el informe “Integración de la perspectiva de género en los compromisos de acción climática de Argentina” de FARN, en el país el sector energético es el mayor responsable de las emisiones de gases de efecto invernadero a causa de la alta dependencia a centrales termoeléctricas. Al mismo tiempo, es un espacio en el que aún “existen grandes brechas en términos de acceso, uso y posibilidades de control sobre la energía eléctrica como recurso esencial”.
Así, en donde no hay provisión de energía eléctrica, las mujeres suelen ser las encargadas de recolectar leña, carbón y otro tipo de biomasa para cocinar y calefaccionar con el consiguiente efecto negativo para la salud y el ambiente. De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 2.400 millones de personas recurren a este método que “genera una contaminación dañina del aire en los hogares” y que en 2020 fue responsable de aproximadamente 3,2 millones de muertes.
El documento asegura que “las mujeres y los niños, que suelen ser responsables de las tareas domésticas como cocinar y recoger leña, soportan la mayor carga sanitaria derivada del uso de combustibles y tecnologías contaminantes en los hogares”.
Hacia una transición energética con perspectiva de género
En ese sentido, hay distintas iniciativas destinadas a ampliar la cantidad de mujeres en sectores vinculados a la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, según las siglas en inglés) y favorecer la transición energética con perspectiva de género.
Con ese objetivo, la Asociación de Mujeres en Energías Sostenibles (AMES) lleva adelante distintos proyectos y con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) elaboraron el primer estudio sobre género y energía en la Argentina.
Según el estudio, más del 80% del personal contratado es varón y la participación de las mujeres está concentrada en energías renovables no convencionales como la solar y eólica. Además, en las empresas generadoras de energía renovable, el 30% de las mujeres están empleadas en puestos STEM, mientras que en las no renovables la cifra es del 24%.
“Desde FARN estuvimos estudiando casos de energías renovables y nos interesó el de Energe, en Mendoza, por su perspectiva de género”, expresó Mercure. La empresa se dedica a la producción de termotanques solares y el objetivo de su política laboral “no solo fue aumentar el cupo femenino, sino disminuir las desigualdades de género en los puestos de la fábrica que no suelen ocupar las mujeres”, agregó. Si bien es un caso puntual y pequeño, el camino está iniciado y puede replicarse.
El municipio cordobés de Despeñaderos, con el apoyo de la Universidad Nacional de Córdoba, lleva adelante el programa Mujeres Resilientes que promueve la inclusión financiera y digital de las mujeres a través de la economía circular. A partir de talleres se convierten residuos plásticos en productos nuevos como bolsos, billeteras, o cartucheras.
Reducir la desigualdad de género para mitigar los efectos del cambio climático
Para Fletcher las posibles respuestas a esta problemática requerirán de políticas basadas en los contextos locales. “Los planes de adaptación pueden diseñarse específicamente para reducir la desigualdad, por ejemplo, garantizando que se escuchen las diversas voces y con el diseño de programas que puedan ser dirigidos por personas de grupos marginados”, explicó a Chequeado y agregó que “la planificación impulsada por la comunidad debe contar con recursos suficientes de niveles superiores de gobierno”.
En el mismo sentido, el informe del IPCC señala que aún por las normas sociales de género, a las mujeres todavía les resulta más difícil que a los hombres hacer oír su voz. “Según estudios, la mujer por su rol cultural de cuidado de la familia tiene un efecto multiplicador en la mitigación del cambio climático, en especial cuando está informada y capacitada”, expresó Rusticucci.
Para lograr estos cambios “es necesario que las mujeres ocupen más espacios en donde se toman las decisiones”, aseguró Mercure, al mismo tiempo que llamó a “desarrollar programas y capacitaciones para que las mujeres también puedan involucrarse más en sectores que aún hoy no llegan o a los que llegan pocas”.
Fecha de publicación original: 28/10/2023
Comentarios
Valoramos mucho la opinión de nuestra comunidad de lectores y siempre estamos a favor del debate y del intercambio. Por eso es importante para nosotros generar un espacio de respeto y cuidado, por lo que por favor tené en cuenta que no publicaremos comentarios con insultos, agresiones o mensajes de odio, desinformaciones que pudieran resultar peligrosas para otros, información personal, o promoción o venta de productos.
Muchas gracias