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Educación y pensamiento crítico: los documentos curriculares en Argentina ¿incluyen habilidades para identificar desinformación?

Desde el Programa de Educación de Chequeado presentamos el informe AMI: ¿Qué habilidades para identificar desinformaciones aparecen en los diseños curriculares nacionales?. Esta investigación es la concreción de un ambicioso objetivo que nos planteamos como organización: construir un aporte relevante para la implementación de estrategias de enseñanza, políticas públicas y proyectos educativos asociados a la Alfabetización Mediática e Informacional.

Realizamos un relevamiento sistemático buscando detectar si algunas de las habilidades que consideramos fundamentales para identificar desinformación se encuentran presentes en los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios o NAP. No elegimos analizar los NAP porque sean un reflejo de lo que se enseña o aprende en las aulas, sino porque estos documentos clave muchas veces fundamentan decisiones de política educativa, como el diseño de lineamientos curriculares provinciales o el desarrollo de programas de formación docente. También sirven como base para el diseño de recursos educativos, como los manuales escolares que producen las editoriales. 

Los hallazgos los ponemos a disposición de la comunidad educativa, los tomadores de decisiones a nivel global y la sociedad en su conjunto a través de este documento, del cual compartimos aquí una síntesis como adelanto. 

 

Los principales hallazgos

Luego de analizar más de 15 documentos detectamos:

a) Falta de sistematicidad en el abordaje del fenómeno de la desinformación así como de las habilidades necesarias para identificar contenidos que incluyan información falsa y/o engañosa, incluso en los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios de Educación Digital, Programación y Robótica, que fueron desarrollados en 2018 cuando este concepto ya estaba instalado en la agenda política, mediática y social. Dicho de otro modo, la palabra “desinformación” no aparece conceptualizada en ninguno de los documentos analizados.

b) Por el otro, entre las seis habilidades seleccionadas para el estudio (evaluar una fuente de información, distinguir enunciados con elementos factuales de enunciados con elementos no factuales, reconocer la ignorancia propia y/o general sobre un tema, escucha activa, reconocer falacias lógicas e identificar sesgos cognitivos) detectamos:

  • Baja presencia de aquellas vinculadas con la evaluación de fuentes de información, la distinción entre hechos y opiniones y el reconocimiento de falacias lógicas. Esa presencia aparece principalmente en el nivel medio (escuela secundaria) y en asignaturas como lengua, lengua y literatura, filosofía y formación ética y ciudadana.
  • Como contraparte, “identificar la ignorancia propia o general sobre un tema”, “identificar sesgos cognitivos” o “dialogar para frenar la circulación de una desinformación” están prácticamente ausentes.

Educación y pensamiento crítico: los documentos curriculares en Argentina ¿incluyen habilidades para identificar desinformación?Educación y pensamiento crítico: los documentos curriculares en Argentina ¿incluyen habilidades para identificar desinformación?

Si bien el abordaje de capacidades asociadas a la detección de desinformaciones en los NAP de nivel primario y medio es escaso, hallamos puntos de oportunidad para el trabajo en las aulas. Es decir, mapeamos presencias, ausencias y, también oportunidades de las habilidades seleccionadas por materia, ciclo y año, en donde la presencia no era explícita pero permitiría abordar las habilidades clave tomando ciertos enunciados como base para la creación de proyectos educativos potentes.

 

¿Por qué nos importa la AMI?

Impulsada por la infodemia y promovida por la UNESCO, la Alfabetización Mediática Informacional se ha convertido en una necesidad para ejercer lo más plenamente posible nuestros derechos. Países de todas las regiones la incorporan o fortalecen en sus diseños curriculares, recursos para estudiantes o formación docente (ver, por ejemplo, Uruguay, Finlandia o Australia). 

El objetivo es que los movimientos antidemocráticos y/o eventuales tensiones entre ganancias económicas y calidad de la información  no terminen por devorar una condición clave para el ejercicio de la libertad y la democracia: la información como derecho. 

La educación mediática tiene una gran trayectoria en nuestro país (sobre todo a partir de la década de los cincuenta), así como la educación informacional tiene un fuerte anclaje en la historia de las bibliotecas escolares y las y los docentes bibliotecarios. Sin embargo, desde ambos sectores y desde la comunidad educativa en general reconocemos que hay mucho por hacer, y el daño que causa la masiva circulación de contenidos falsos y engañosos es solo una parte del problema.

 

 

¿Qué utilidad pueden tener los resultados de este análisis?

El informe incorpora datos, reflexiones, propuestas y preguntas que creemos útiles para tomadores de decisiones, directivos de instituciones educativas, docentes, familias y estudiantes. Como ya dijimos, hay un recorte hecho sobre la problemática de la desinformación (y no de la AMI en su totalidad) pero, a su vez, las habilidades seleccionadas son fundamentales para el ejercicio del pensamiento crítico en un sentido mucho más amplio. Otros aspectos importantes de la AMI son el vínculo entre información y tecnología, la ciudadanía digital, el rol de los medios de comunicación y de las plataformas digitales, la representación de las personas y los estereotipos, la publicidad y la inteligencia artificial.

Mejorar la calidad de la información depende de muchos actores, no solo de las escuelas ni del sistema educativo de forma aislada. Medios de comunicación, gobiernos y empresas de tecnología tienen distintos roles y responsabilidades. El acceso a la tecnología y a condiciones y recursos para informarse e informar es fundamental. 

Para la comunidad educativa, la Alfabetización Mediática e Informacional es una gran oportunidad para promover el pensamiento crítico. Necesitamos construir herramientas que nos permitan, como ciudadanos, tener una actitud activa frente a los contenidos que circulanpor distintos canales, compartimos y producimos. 

Compartimos entonces este informe, con la intención de que abone conversaciones y nuevas oportunidades de aprendizaje. Nos encantaría recibir tus comentarios, aquí abajo o escribiéndonos a [email protected]

¡Gracias!

 

 

Comentarios

  • Ana María24 de febrero de 2023 a las 1:24 pmMuy interesante la nota sobre edicación mediática y desinformación.
  • Maria Antonia Basaez14 de marzo de 2023 a las 11:59 pmLa manipulación mediática es un grave problema social. Por lo tanto su tratamiento, es a mi entender, prioritario. Abarca todos los niveles sociales, culturales, económicos, políticos y etarios. Nada queda afuera de su poder. Apuntar al trabajo con niños y jóvenes involucra el compromiso de formar adultos- padres, familias, docentes- Capaces de construir espacios de debate. Analizar conductas naturalizadas, entre muchas otros posicionamientos. Excelente iniciativa.
  • Alexia Isasmendi31 de marzo de 2023 a las 11:57 amMe pareció muy interesante el análisis que realizaron, ya que como Profesora en Ciencias de la Educación, estudié los NAPs con otra mirada pero a partir de este estudio, se los puede ver de una manera más crítica y pensando en el gran espacio de vacancia que existe al no contemplar las habilidades seleccionadas en su totalidad. Excelente trabajo y gracias por ponerlo a disposición de todos.

Valoramos mucho la opinión de nuestra comunidad de lectores y siempre estamos a favor del debate y del intercambio. Por eso es importante para nosotros generar un espacio de respeto y cuidado, por lo que por favor tené en cuenta que no publicaremos comentarios con insultos, agresiones o mensajes de odio, desinformaciones que pudieran resultar peligrosas para otros, información personal, o promoción o venta de productos.

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