¿Cómo impacta la violencia de género en los adolescentes?
A partir de la multitudinaria marcha organizada por el colectivo #NiUnaMenos en 2015, la violencia de género ganó más espacio en los diarios y en la televisión. Ahora los femicidios llegan a las primeras planas pero poco sabemos de la problemática en su conjunto. ¿Cuándo empieza la violencia? ¿Qué señales llegan antes de la agresión física? ¿Qué podemos hacer para prevenirla?
Existen pocos datos oficiales sobre la violencia de género en el país. Entre los que están disponibles se encuentran los registros de la línea telefónica gratuita 144, de atención en violencia de género. En base a estos datos, el Consejo Nacional de las Mujeres realizó un informe de las consultas vinculadas con niñas, niños y adolescentes, y señaló que los casos de violencia hasta los nueve años tienen como víctimas a niños y niñas en proporciones similares. Luego, la brecha comienza a ampliarse hasta que, entre los 16 y los 17 años, un 95,3% de las víctimas son mujeres.
En otro análisis, basado en jóvenes de 15 a 24 años, el Consejo identificó que los llamados en esa franja etaria están relacionados con agresiones iniciadas por una pareja actual o pasada. En el 59,3% de los casos se declara que el agresor es el novio o novia, mientras que en el 40,7% es una ex pareja.
En 2016, los llamados de jóvenes entre 15 a 24 años representaron el 15% del total de casos, y el tipo de violencia que se presenta en mayor proporción es la psicológica (que incluye la verbal), como celos excesivos, insultos y humillación; seguida por la física, que incluye golpes y maltrato; y la simbólica, como mensajes discriminatorios que naturalizan la subordinación de la mujer en la sociedad.
“La adolescencia es un tiempo de muchos cambios físicos, emocionales, psicológicos en todas las personas. Es un momento de despertar del amor y la sexualidad, y estos están impregnados por cuestiones de género muy arraigadas”, explicó a Chequeado Eleonor Faur, doctora en Sociología e investigadora de relaciones de género, familias y políticas públicas.
En esa misma línea, Cecilia Correa Echeverría, psicóloga y secretaria del Comité Directivo de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), señaló a este medio que ante los casos de celos excesivos que se dan en las primeras relaciones y/o noviazgos “es importante que los y las jóvenes sepan que el derecho a la privacidad y a la intimidad de cada uno no se negocian y en especial cuando están relacionadas con la confianza en la pareja”.
Existen distintos esfuerzos desde el Estado y la sociedad civil para educar y concientizar con una perspectiva de igualdad de género.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires implementó el programa “Noviazgos sin violencia” que brinda asistencia y acompañamiento para mujeres entre los 14 y 21 años que viven o vivieron situaciones de violencia física, emocional o sexual. También desarrollaron un test de violencia que está disponible online y que, según informaron desde el Gobierno porteño, recibió hasta el momento más de 13 mil visitas y 9 mil respuestas.
Además, la Ciudad tiene disponible su propia línea de consulta para mujeres víctimas de violencia. “Durante 2016, entre las llamadas al 0800-666-8537, una de cada diez correspondió a noviazgos y este número se viene manteniendo desde 2014”, explicó a este medio Itatí Mariana Canido, subsecretaria de Promoción Social de la Ciudad.
Por su parte, FEIM lleva adelante desde 2014 la campaña “No comamos perdices”. A través de talleres, la organización invita a adolescentes y jóvenes a reflexionar sobre los “mitos del amor romántico” y su relación con la violencia hacia las mujeres.
“Los chicos tienen mucha información pero no siempre es la mejor. Con el trabajo en los talleres pueden ir identificando sutilezas como frases o muletillas que son violentas y que están instaladas en el día a día y así poder modificar estereotipos y conductas para promover el respeto y el derecho a decidir”, señaló Correa Echeverría.
A nivel nacional, el Consejo Nacional de las Mujeres también lleva a cabo talleres con el objetivo de lograr la visibilización de estereotipos de género. “Estas representaciones son las que en general se traducen en las formas típicas de violencia psicológica en esta etapa de la vida, tales como el control, los celos excesivos, las restricciones para tener amistades, presiones para mantener relaciones, violaciones a la intimidad como pedir contraseñas de redes sociales, revisar mensajes, etc., sin olvidar que también están presentes la violencia física o sexual”, explicó a Chequeado Heidi Canzobre, directora nacional de Asistencia Técnica del Consejo Nacional de las Mujeres.
Por su parte, también la familia y la comunidad pueden ayudar a impulsar el cambio aunque, según las especialistas, todavía enfrentan obstáculos.“Los mensajes de los medios de comunicación que cosifican el cuerpo de la mujer o los chistes misóginos impactan mucho en los más chicos”, señaló Faur y agregó: “Las familias también tienen dificultades para hablar con sus hijos porque todavía persisten temores, prejuicios y estereotipos”.
“Los jóvenes son una población crítica desde el punto de vista preventivo porque en ese momento tienen lugar importantes definiciones acerca de la personalidad, expectativas de relación y creencias sobre los vínculos afectivos. Además, mucha de la violencia que se ve en parejas adultas más adelante se puede identificar como ya gestada en el tipo de noviazgo que transitó esa pareja y en la forma en que se negociaron las relaciones de poder entre sus integrantes”, concluyó Canzobre.
Fecha de publicación original: 10/04/2017
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