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Esta nota tiene más de un año

En 1 de cada 3 hogares en donde viven niños, niñas y adolescentes no se pueden cubrir los gastos corrientes

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • La última encuesta realizada por Unicef Argentina refleja que en el 36% de los hogares en donde viven chicos se dejó de comprar algún alimento por falta de dinero. 
  • Además, el 19% de los adultos y el 7% de los chicos de estos hogares dejaron de comer alguna comida; ya sea desayuno, almuerzo, merienda o cena.
  • También se registran grandes dificultades para cubrir los gastos escolares y un 24% de los adolescentes consultados están trabajando.

El 33% de los hogares en donde viven niños, niñas y adolescentes no tienen ingresos suficientes para cubrir sus gastos mensuales corrientes, de acuerdo con la Encuesta Rápida sobre la situación de la niñez y adolescencia 2022 de Unicef Argentina. 

La imposibilidad de cubrir los gastos corrientes afecta al 52% de los hogares en donde hay al menos un receptor de la Asignación Universal por Hijo (AUH). En tanto, esta situación aqueja al 30% de los hogares en donde el/la jefe/a está ocupado; y en un 19% de los hogares donde la cabeza del hogar tiene un empleo formal.

Los resultados de la encuesta realizada en junio último también reflejan que en el 36% de los hogares en donde viven chicos se dejó de comprar algún alimento por falta de dinero. Esto representa una disminución de 5 puntos porcentuales con respecto a lo relevado en mayo de 2021, en una edición previa del estudio; pero, al mismo tiempo, el último indicador permanece por encima de los registros observados durante todo 2020 (abril 28%; julio 26%, octubre 28%).

El 19% de los adultos consultados – que representan 3 millones de personas- dejaron de comer alguna comida; ya sea desayuno, almuerzo, merienda o cena. Al mismo tiempo, el 7% de los niños, niñas o adolescentes -es decir, más de 1 millón – también están alimentándose menos. 

El porcentaje es más alto en hogares que reciben apoyos alimentarios como viandas o bolsones (13%), y beneficiarios de la AUH y la Tarjeta Alimentar (11%).

“La ciencia nos dice que una alimentación adecuada en el principio de la vida es muy importante para el desarrollo de los niños y niñas. Por eso, los resultados nos ponen en alarma”, indicó a Chequeado Luisa Brumana, Representante de Unicef Argentina.

Mala alimentación

Brumana explicó que no solamente les preocupan los hogares que reportaron consumir una comida menos sino también les inquieta la calidad de los alimentos a los que se está accediendo. Es que la encuesta identificó una caída del 67% en el consumo de carnes y del 40% en la ingesta de frutas, verduras y lácteos; mientras que al mismo tiempo hubo un aumento de la cantidad de fideos, harinas y panes consumidos.

“Registramos un cambio hacia una alimentación menos balanceada”, indicó y también advirtió sobre las consecuencias de la malnutrición: “El sobrepeso y la obesidad afectan al desarrollo y producen un aumento de las enfermedades no transmisibles como la diabetes”.

Los cambios en la alimentación están íntimamente relacionados con la evolución de los precios. Con una inflación general que ya acumula 71% en un año; el rubro de “Alimentos y bebidas no alcohólicas” (el de mayor incidencia en el índice general, por la cantidad de productos incluidos) registró un incremento anual del 48,3%, como se explicó en esta nota.

Los últimos datos publicados indican que en julio la suba de los precios de los alimentos fueron empujados por productos de las divisiones “Azúcar y dulces” (10,4%), “Frutas” (9,4%) y “Verduras” (8,7%) en el Gran Buenos Aires.

Según Unicef, la falta de recursos también condiciona la salud: uno de cada cuatro hogares dejó de ir al médico o al odontólogo, casi un 20% suspendió la compra de medicamentos. Además, más de un 30% tuvo que recurrir a ahorros o al pedido de dinero a familiares para poder hacer frente a necesidades básicas. 

El impacto en la educación 

Las dificultades económicas no solamente impactan en la alimentación y la salud. En el 50% de los hogares en donde viven niños, niñas y adolescentes no tienen los ingresos suficientes para cubrir todos sus gastos escolares, como la compra de libros y útiles. Esta proporción llega al 65% en los hogares de beneficiarios de la AUH. 

El 62% de los hogares en donde viven chicos tienen deudas; y en un 6% de los casos, chicos que concurrían a escuelas de gestión privada dejaron de hacerlo, en su mayoría  por problemas económicos.

Unicef advierte que “la participación [de los adolescentes] en el mercado laboral tiene efectos negativos sobre la asistencia a la escuela”. Sin embargo, el 24% de estos jóvenes realizan “actividades orientadas al mercado” y otro 10% busca trabajo. Entre quienes realizan tareas laborales en el mercado, un 81% indicó que comenzó en el último año.

Las recomendaciones

De cara a las políticas públicas, Brumana recomienda que “los chicos y las chicas no sean la variables de ajuste” y que “en las discusiones, tanto en las medidas más urgentes como también en las de mediano y largo plazo, que la protección de los niños y las niñas esté en el centro”

En términos más prácticos, la representante de Unicef llama a que “no se reduzcan los recursos en términos reales”.

En cuanto a la Asignación Universal por Hijo, Burmana indicó que “su llegada ha evitado situaciones aún peores” y destacó que el beneficio “equipara derechos, pone a las familias sin inserción laboral estable al nivel de las que sí la tienen”.

Sin embargo, la especialista advierte que “aunque con todo el esfuerzo que se ha hecho y se sigue haciendo, no llega a todos -chicos de zonas más remotas del país no acceden al beneficio- y su capacidad de protección no logra mitigar completamente el impacto de la crisis”.

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