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Espacios verdes en las ciudades: por qué son importantes para combatir las olas de calor

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • Además del calentamiento global, existe otro fenómeno que también genera un aumento de la temperatura en las ciudades y es lo que se conoce como “isla de calor” producto de la urbanización.
  • La presencia de espacios verdes con árboles -entre otras estrategias- ayuda a reducir las altas temperaturas en las ciudades.
  • Qué están haciendo las ciudades para mitigar los efectos del cambio climático y qué recomienda el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

El cambio climático es una de las razones por las cuales las olas de calor son cada vez más frecuentes, más largas y más cálidas. Según información del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la Argentina vivió 9 olas de calor durante este verano, cuando en la última década no hubo más de 4 o 5 episodios por temporada. Y se registró un nuevo récord: el trimestre noviembre 2022- enero 2023 fue el más cálido desde el año 1961.

Además del calentamiento global, existe otro fenómeno que también contribuye al aumento de las temperaturas en las ciudades y es lo que se conoce como “isla urbana de calor”; esto son áreas urbanas que son más calientes que las áreas rurales cercanas.

“A medida que el límite peri-urbano avanza, los espacios abiertos y cubiertos de sombra y vegetación son reemplazados por materiales impermeables como asfalto, piedra, hormigón y suelos desnudos. Una mayor presencia de este tipo de materiales deriva en un aumento de la absorción de radiación solar, por lo que se acumula más calor durante el día, el cual, en parte, se libera durante la noche”, explicó el ingeniero Alejandro Saez Reale, coordinador de Ciudades del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).

En esta nota, desde Chequeado, te contamos por qué la presencia de espacios verdes es una de las estrategias principales para abordar esta problemática. Y, además, qué están haciendo las ciudades para mitigar los efectos del calentamiento global. 

La importancia de los espacios verdes para mitigar la “isla de calor”

Las ciudades no sólo son el hogar de más de la mitad de la población mundial, sino que también son, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU)-Hábitat, responsables del 70% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, contribuyentes al cambio climático. 

“Aumentar el número y la calidad de espacios verdes puede mitigar los contaminantes climáticos de corta vida que producen un fuerte efecto de calentamiento global”, afirmó Nathalie Robbel, oficial técnica del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Un estudio realizado por el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y el Clima de Suiza y publicado en la revista científica Nature en 2021 (“El papel de los árboles urbanos en la reducción de las temperaturas de la superficie terrestre en las ciudades europeas”) da cuenta de la relación directa que existe entre la presencia de árboles en zonas verdes y la reducción de la temperatura media en las ciudades. 

Los investigadores demostraron -a través de datos recogidos en casi 300 ciudades europeas- que los árboles desplegados en el tejido urbano bajan la temperatura ambiente y mitigan la sensación térmica, sobre todo en aquellas zonas donde los picos de calor son más extremos. Los árboles refrescan el ambiente a través del agua que evapora el sol cuando incide en las hojas, aportando sombra a superficies que de otro modo se habrían calentado sin más desprendiendo calor.

Qué pasa en las ciudades argentinas

“Uno de los impactos de la urbanización es el aumento de la temperatura respecto a su entorno no urbanizado, denominado isla de calor urbano”, explicaron investigadores de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) y el Conicet en su estudio “Análisis regional de las islas de calor urbano en la Argentina”.

El trabajo analizó la temperatura de las 55 ciudades más grandes del país y la de los respectivos entornos y concluyó la existencia extendida del fenómeno de “isla de calor”. 

“En los últimos 15 años tuvo lugar un aumento de la superficie impermeable, o una menor proporción de espacios verdes en las ciudades. En nuestro país, más de 90% de la población vive en zonas urbanas. Por ello, es clave abordar y comprender estos sitios, donde interactúan el ambiente y la sociedad en busca del máximo bienestar general”, afirma el trabajo.

Otro estudio de Paula Galasino, licenciada en Ciencias de la Atmósfera de FAUBA, también analizó el efecto “isla urbana de calor” pero en la Ciudad de Buenos Aires. 

“Por un lado, analicé si el fenómeno es igual de intenso en las diferentes zonas de la ciudad; por otro, cómo se distribuye la vegetación urbana. Además, estudié si existe una relación entre ambas propiedades, o sea, si la vegetación regula la temperatura dentro de la ciudad. Con estas ideas en mente revisé imágenes satelitales de todos los veranos entre el 2015 y el 2020”, explicó Galasino. 

Los resultados registraron en un mismo momento – el 3 de febrero de 2020- temperaturas de 19°C en el norte de la ciudad y 42°C en el sur. Galansino afirmó que la superficie vegetada es la responsable principal de esta gran amplitud: “Encontré que los barrios con mayor porcentaje de hogares con necesidades básicas insatisfechas, principalmente en el centro-sur de la ciudad, tienen la menor cantidad de superficie vegetada y sufren temperaturas más altas”. 

¿Qué deben hacer las ciudades ante el calentamiento global?

Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU-Hábitat), los espacios públicos verdes no son suficientes ni están distribuidos equitativamente en las ciudades, situación que se agrava de manera sustancial al observar lo que sucede en los barrios informales

“En el caso de Argentina, una de las problemáticas principales en las ciudades pasa precisamente por un déficit marcado de espacios públicos verdes, tanto en términos cualitativos como cuantitativos. Sombrear bicisendas, áreas de espera como paradas de colectivos y otras zonas de alto tránsito peatonal reduce la temperatura ambiente, a partir de lo cual la circulación en espacios públicos resulte menos hostil ante la temperatura alta”, sostuvo Cippec. 

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) está trabajando en un manual de enfriamiento sostenible que describe las mejores prácticas que se pueden implementar fácilmente a nivel de ciudad. “A través de un sistema de espacios verdes bien articulados, y al ecologizar fachadas y techos y promover el diseño pasivo de edificios, las ciudades pueden modernizar la construcción tradicional y ayudar a reducir las temperaturas”, dijo Martina Otto, quien dirige el trabajo del PNUMA sobre ciudades.

Desde el organismo señalaron ejemplos de cómo las ciudades ya están aprovechando la naturaleza para combatir las olas de calor. Es el caso de Melbourne (Australia) que planea aumentar masivamente sus bosques urbanos para aumentar la calidad del aire, proporcionar más sombra y reducir la necesidad de enfriamiento mecánico. 

En Italia, el proyecto Forestami de Milán (Italia) apunta a plantar 3 millones de árboles nuevos para 2030 con el fin de reducir las temperaturas urbanas en 2 ˚C. Y en Frankfurt (Alemania) se han colocado “salas de estar verdes” alrededor de la ciudad para proporcionar el enfriamiento natural de las plantas.

En América Latina, Medellín (Colombia) creó 30 corredores verdes que lograron reducir hasta en 4ºC la temperatura en zonas críticas de la ciudad.

Y en la Argentina, la Ciudad de Buenos Aires presentó su Plan de Acción Climática 2050 que entre otras cosas, plantea, el aumento de la cobertura arbórea y de los espacios verdes públicos.

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