¿Qué es y para qué sirve la Canasta Básica de Alimentos?
La directora del INDEC, Ana María Edwin, expresó en una nota en Tiempo Argentino que “el costo de la canasta [básica de alimentos] es un valor teórico que a través de la aplicación de fórmulas estadísticas divide la indigencia de la pobreza y está muy lejos de representar el consumo de los sectores medios de la población”. Esto va en línea con otras declaraciones suyas realizadas semanas atrás durante una entrevista con la Agencia Paco Urondo, donde mencionó que la Canasta Básica Alimentaria “era un indicador interesante en los años 80, hoy en día no tiene ningún valor para saber efectivamente cómo está viviendo el pueblo”, y que se continúa con su medición “para no discontinuar una serie de estadísticas que nos permite ver si hay mejoramiento, como tendencia general no como dinero per cápita, o si hay empeoramiento en las condiciones de vida de la gente”.
La Canasta Básica Alimentaria (CBA) se compone, como expresa el apartado metodológico del propio INDEC, del “conjunto de bienes que satisfacen las necesidades nutricionales” de un adulto equivalente (hombre de 30 a 59 años), traducidas en alimentos determinados según las pautas de consumo de la población de referencia.
Según dicho apartado, la base que se toma es la composición de la CBA para 1985/86 del Gran Buenos Aires, ya que ese año se llevó a cabo la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares (que se realiza cada 10 años), y se la actualiza en relación a la variación de los precios de los artículos que incluye, según el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
El valor monetario de la CBA constituye la Línea de Indigencia, ingreso por debajo del cual toda persona es considerada indigente. Además, la canasta es completada con los bienes y servicios no alimentarios para delimitar la Línea de Pobreza. Por eso, en el archivo metodológico también se destaca que “la Canasta Básica Alimentaria es una pieza central en el método de medición de la pobreza utilizada en nuestro país”.
“Sirve para medir la pobreza por ingresos, que no es el único modo de medir la pobreza”, expresó el docente e investigador de la UBA, Martín Romeo. Además, destacó que “debe considerarse el carácter estrictamente teórico de la CBA”, en coincidencia con Edwin, ya que “la adquisición de dicha canasta supone la compra exacta de las cantidades en gramos requeridas, aún cuando práctica y materialmente sea imposible”.
Para el director de Protección Social del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), Fabián Repetto, “la pobreza es un tema multidimensional, por lo que medirla solo con la dimensión del ingreso es incompleto. Una medición más amplia de la pobreza podría dar lugar a un enfoque integral de políticas públicas”, donde se incluyan temas como la salud, la educación y el hábitat.
En línea con el planteo de Repetto, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publica regularmente el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH), donde se elabora el Índice de Pobreza Multidimensional que “identifica múltiples privaciones individuales en materia de educación, salud y nivel de vida”.
“Si bien sería conveniente una actualización, la CBA es el insumo central para el cálculo de la pobreza. Todas las mediciones de pobreza de ingresos en la Argentina están basadas en la valorización de esa canasta”, expresó Leonardo Gasparini, director del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata (CEDLAS-UNLP).
Agustín Salvia, investigador del Conicet (UBA) y coordinador del Observatorio de la Deuda Social Argentina (UCA), explicó que la serie de tasa de pobreza ya sufrió cambios en la metodología de medición de los ingresos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), pero que el mayor problema para hacer comparaciones históricas es la actual manipulación que experimenta el IPC del INDEC, a partir del cual se estima el valor de la Canasta Básica Alimentaria.
Al respecto, el especialista agregó que “si bien es cierto que la actual Canasta Básica Alimentaria está desactualizada dado que representa los patrones de consumo de la década del 80, los bienes considerados y sus cantidades continúan siendo un buen parámetro de medida para dar cuenta de las principales demandas de consumo de una familia tipo de clase media baja. Un dato importante a destacar -continuó Salvia- es que si la actualización del valor de dicha canasta no se hiciera por variación de precios sino por medición directa, tal como se hacía en la década mencionada para el GBA, su valor sería mucho más alto y por lo tanto también la tasa de indigencia y de pobreza”.
El cálculo realizado inicialmente por Clarín, acerca de que “una persona puede comer con $ 6 por día”, surge del valor de la CBA del INDEC correspondiente a julio ($222,77), multiplicado por un coeficiente que representaría el consumo de una familia tipo (es decir, un matrimonio y dos hijos). Este coeficiente de multiplicación es 3.09, ya que se fijan necesidades nutricionales diferentes según edad, sexo y condición de actividad, dando por valor total $688,36 mensuales. Luego, al dividir este número por los días del mes y al resultado nuevamente por 4 -para obtener un promedio del total que necesitaría cada uno de los individuos de la familia tipo por día- se obtiene como resultado $5,55 diarios.
“La difusión de las líneas de hogares tipo se utiliza para monitorear una serie estadística pero no necesariamente sirve como espejo de cada hogar”, consideró Romeo, y agregó: “Hay que tener en cuenta los problemas de la aplicación de estadísticas, por la rigidez de los límites establecidos para ingresar en una u otra categoría”.
La directora del INDEC, por su parte, había expresado en una entrevista que “son variaciones de precios las que aparecen pero no un exacto monto con el que cada uno tiene que contar para no ser indigente”.
Sin embargo, para Salvia “el valor de la CBA expresa objetivamente el ingreso mensual que necesita un adulto para garantizar su subsistencia diaria”, y agregó que es posible estimar el ingreso que necesita por mes una familia tipo. “A partir de eso surge por sentido común el cálculo de cuánta plata se necesita mínimamente por día para comer. De manera exacta, según el propio INDEC (hecho el cálculo según la metodología actualmente utilizada), una familia tipo requiere $23,3 por día sólo para comer, a la vez que un adulto logra este objetivo con $7,54 por día. En cualquier caso, es evidente que se trata de datos inverosímiles que no resisten ninguna análisis”, concluyó.
Muchas gracias a nuestros lectores que sugirieron el tema.
Fecha de publicación original: 20/09/2012
Comentarios
Salvia: “el valor de la CBA expresa objetivamente el ingreso mensual que necesita un adulto para garantizar su subsistencia diaria”
Entonces
Ana María Edwin: “el costo de la canasta [básica de alimentos] es un valor teórico que a través de la aplicación de fórmulas estadísticas divide la indigencia de la pobreza y está muy lejos de representar el consumo de los sectores medios de la población”
es FALSO? INSOSTENIBLE? ENGAÑOSO?
Si analizamos la primera parte (hasta la "y") la frase es verdadera. Describe claramente para que sirve la CBA. Si analizamos la 2° parte, creo que también. La composión de la CBA esta confeccionada según la alimentación de gente clase media baja a pobres. La gente con más plata, seguramente compren alimentos de mayor calidad y costo, por lo tanto no representa el consumo de los sectores medios.
Sin embargo, si analizamos el costo de la CBA, independiente de la frase de Edwin, que brinda el INDEC lo calificacría como INSOSTENIBLE (por el grave error metodológico que implica utilizar los datos manipulados del inflación del propio INDEC).
Mientras Edwin dice que la CBA es un valor "teórico" que "[i]no tiene ningún valor para saber efectivamente cómo está viviendo el pueblo[/i]",
Me parece que la interpretación más correcta de lo que dice Edwin es la CBA no es un valor que se ajuste a la realidad, pero que se mantiene por cuestiones metodológicas, para comparar con años anteriores.
La destrucción de las estadísticas es algo terrible. Estamos en un país volando con los ojos vendados.
Para colmo el vacío de confianza que dejó el INDEC está siendo rellenado por consultoras privadas que tampoco son dignas de confianza por no ser transparentes con su metodología o, en los casos que se conoce, ser aún peor (registrando precios en un solo supermercado o pocos productos).
Sin embargo, cabe destacar que las universidades nunca pudieron, ni debieron, ni tuvieron capacidad para corroborar si los datos utilizados para el IPC fueron adulterados. Para hacer eso se debe contrastar la medición, y obviamente las universidades no tienen la capacidad operativa para hacerlo.
El motivo para el cual se las convocó fue para que dieran un veredicto sobre los cambios metodológicos, y se hicieron los sotas olímpicos sobre ese tema, supongo que por eso mismo se ignoró un poco los consejos, por que se le pidió que revisen la metodología, y se pusieron a revisar cualquier otra cosa.
Lamentablemente no hay mucha información sobre el tema.
El crecimiento "ficticio" puede tener algún benefecio pero también tiene altos costos. El pago del cupón PBI (Especie de bono atado al PBI) es un claro ejemplo. Este año, a pesar de la desaceleración de la economía, le puede costar al país miles de millones de dólares. Por supuesto que los grandes ganadores son los bancos que compraron esos cupones y que se benefician de la "avivada criolla" de manipular las estadísticas.
Estoy muy interesado en esto último que escribiste. Tendrías algún link donde pueda leer más sobre lo que dijo Aníbal Fernández y la casi desaparación de la indigencia. Muchas gracias.
Saludos.
Muy buena la pagina.
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