Ninguna encuesta pronosticó los más de 11 puntos de ventaja de Javier Milei sobre Sergio Massa en el balotaje 2023

El candidato de La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, fue el más votado en el balotaje, con el 55,69%, y de esta manera se convirtió en el nuevo presidente electo de la Argentina, mientras que, en segundo lugar, se ubicó el referente de Unión por la Patria, Sergio Massa, con el 44,3%. 

La diferencia de 11,4 puntos porcentuales a favor de Milei en el resultado del balotaje -con el 99,3% de las mesas escrutadas- mostró otra falla en las encuestas, que previo a los comicios hablaban de un supuesto escenario de paridad o empate técnico, sobre todo cuando se tenía en cuenta el margen de error de cada relevamiento, entre ambos candidatos. 

De las 14 encuestas relevadas por Chequeado, sólo 3  pronosticaron que Milei sacaría más del 50% de los votos en esta segunda vuelta electoral. Giacobbe & Asociados planteó que el líder de LLA obtendría un 53,1%, con una proyección de indecisos del 5,5%. De esta manera, fue la consultora que más se acercó al resultado del balotaje. 

Asimismo, Áltica pronosticó que Milei sacaría el 50,2% (contra el 46,6% de Massa) y DC Consultora -citada por el diario digital LetraP-,  estimó un 50,1% de intención de voto (versus el 44,6% de Massa). 

Otras 4 consultoras aseguraron que el candidato de LLA ganaría las elecciones, aunque con porcentajes por debajo del 50%: CIGP (49,6%), Atlas Intel (48,6%), CB (46,3%) y la Universidad de San Andrés (40%)

En tanto, las otras 7 de las consultoras relevadas por este medio pronosticaron que Massa obtendría más votos que Milei y resultaría ganador en esta segunda vuelta: Circuitos, Clivajes, Zubán Córdoba, Celag, Opina Argentina, Proyección y Analogías. Es decir, la mitad de las encuestas daban por ganador al candidato de Unión por la Patria y la otra, al de La Libertad Avanza. 

Cabe aclarar que el relevamiento realizado por este medio tuvo en cuenta sondeos de intención de votos publicados por las encuestadoras o en medios de comunicación nacionales realizadas entre el 25 de octubre y el 9 de noviembre último. 

Por qué a veces fallan las encuestas en sus pronósticos

María Eugenia Tesio, doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA), ex investigadora en el Centro de Estudios Nueva Mayoría -fundada por el analista político Rosendo Fraga- y miembro de la Red de Politólogas, planteó que “el hecho de que ninguna consultora estimara una ventaja superior al 11% puede estar relacionada con el voto de quienes al momento de la encuesta se declararon indecisos y tomaron una decisión a último momento”. 

Y añadió: “El voto en blanco, que es una decisión válida, fue fuertemente descalificado por lo que muchas personas se sintieron obligadas a definirse por uno u otro de los modelos propuestos por los candidatos”.

En tanto, María Laura Tagina, investigadora de la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), destacó a Chequeado que “la elección se definió en los últimos días y los indecisos optaron por el cambio”. Y agregó: “Desde ya que una encuesta hecha y publicada una semana previa (como exige la ley) seguro no logra captar estos movimientos finales”.

La especialista planteó que “sería muy útil que los resultados se publicaran sumando y restando al margen de error al porcentaje de apoyo que recibe cada candidato o partido, de modo que todo el mundo pueda comprender dentro de qué márgenes se mueve cada dato”.

Por su parte, Ana Paola Zuban, directora de la consultora Zuban Córdoba y Asociados, planteó a este medio que “las herramientas de investigación de opinión pública claramente no están pudiendo registran algunos segmentos de población por varios motivos: la falta de datos actualizados del censo poblacional, las dificultades y costos de las metodologías domiciliarias, los obstáculos en el acceso a habitantes de barrios cerrados y de villas de emergencia o barriadas vulnerables”. 

Y añadió: “Esto no es una justificación sino una explicación que debe complementarse con la necesidad de perfeccionar cada vez más las mediciones pero además de entender que las encuestas no pueden ser utilizadas jamás como pronósticos, sino para diagnósticos. En ese sentido, los datos deben ser interpretados en el contexto político y social”.