Qué es la fuga de capitales
- Se trata de los dólares que salen del país o del sistema financiero nacional.
- Los especialistas coinciden en que es un problema para la economía argentina desde hace décadas.
- Según distintas estimaciones, en 2017 y 2018 se aceleró esta fuga.
La “fuga de capitales” desde hace décadas está presente en el debate público argentino y, con la campaña presidencial, este tema ganó protagonismo porque distintos candidatos presidenciales opositores -como Alberto Fernández, Roberto Lavagna, Nicolás del Caño o José Luis Espert– criticaron la “fuga” durante la gestión de Mauricio Macri. Claves para entender qué es, cómo se mide y por qué es importante esta “fuga” en la Argentina.
Qué es la fuga
“Hay distintas definiciones de ‘fuga de capitales’. La más amplia se refiere a todas las divisas (es decir, dólares) que salen del sistema financiero nacional. La más acotada, en cambio, se trata de los dólares que salen de las fronteras del país”, explicó a Chequeado Leandro Bona, economista del Conicet.
O sea, según qué medición se use, el concepto de “fuga” puede incluir tanto el envío de fondos al exterior para realizar inversiones como la tenencia de dólares que están en la Argentina pero fuera del sistema financiero (por ejemplo, dólares en cajas de seguridad o atesorado en hogares).
Este atesoramiento en monedas extranjeras no es algo nuevo ni se da sólo en la Argentina, sino que desde hace siglos sucede en distintos lugares del mundo. Entonces, ¿cuál es el problema? Esta fuga de capitales, “más allá de ciertos límites ‘normales’ explicables”, implica una restricción al “desarrollo socioeconómico” ya que drena recursos que podrían ser utilizados para potenciar el crecimiento económico y el empleo, así como también reduce la recaudación impositiva y tiene impactos negativos en la distribución de la riqueza, advierten los economistas Jorge Gaggero, Claudio Casparrino y Emiliano Libman en este estudio.
Cómo varió en la Argentina
Más allá de que suceda en muchos países, distintos análisis coinciden en ubicar a la Argentina como uno de los países con mayor fuga de capitales en relación al tamaño de su economía.
Si bien hay distintos datos disponibles, todos coinciden en que esto no es algo nuevo. Entre 1976 y 2015 se extrajeron del sistema financiero nacional unos US$ 278 mil millones, según estimaciones de Leandro Bona y Mariano Barrera, ambos economistas del Conicet. Magdalena Rua, coautora de un informe sobre fuga de capitales en la Argentina elaborado por el Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (CEFID-AR), explicó a Chequeado que según sus estimaciones entre 1970 y 2017 se acumularon US$ 350 mil millones en el exterior. Otras estimaciones, como se mostró en este artículo, calculan que la Argentina tenía en 2010 una riqueza “off shore” (fuera del país) acumulada de casi US$ 400 mil millones, lo que equivaldría a un PBI.
“La fuga de capitales permaneció como un rasgo estructural del comportamiento macroeconómico argentino”, destaca el trabajo de Bona y Barrera. En este sentido, los especialistas aclaran que posiblemente esto se de por el “carácter volátil de la economía argentina” que habría dado lugar a una “permanente incertidumbre que alentó la salida de capitales como mecanismo de protección de activos”. La inflación imposibilita el ahorro en moneda local y, por ende, la opción más segura de reservar valor ha sido la compra de moneda extranjera, explican, tanto dentro como fuera del país.
En todas mediciones existentes se ve un crecimiento de la fuga en las últimas décadas. Lo que sí cambió es de dónde provienen las divisas que se fugan. Según Barrera y Bona, entre 1976 y 2001 los dólares provinieron del endeudamiento externo (privado y público), mientras que en el período de 2002 a 2015 ese papel lo cumplió el superávit comercial, es decir, los dólares que entraban por exportaciones. “Las evidencias desde 2016 indicarían que nuevamente es el endeudamiento externo público el que garantiza la exteriorización de activos”, afirman sobre la gestión de Macri.
Cómo se mide la fuga
Si bien las tres mediciones más comunes muestran datos y tendencias similares, la que se utiliza más comúnmente en la Argentina es la Formación de Activos Externos (FAE) que mide el Banco Central de la República Argentina (BCRA). “Es la que más se usa porque los datos están mensualmente y son los más actualizados, pero es la menos abarcativa”, explicó Bona. La FAE mide las inversiones que realizan los residentes fuera del país, así como los dólares que compran los residentes, aunque estos queden en la Argentina. Es decir, esta FAE no necesariamente muestra que los fondos salgan del país.
Hay otras dos mediciones más amplias. “El método residual de la Balanza de Pagos considera como fuga a todos los dólares que ingresaron al país y no se sumaron a las reservas del Banco Central, es decir, no ingresaron al sistema financiero nacional”, explicó a Chequeado Bona. Sería, por ejemplo, si un exportador cobra una venta al exterior y no deposita esos dólares en el sistema bancario (algo que después de las últimas disposiciones del Gobierno ya no podrían hacer). Bona agregó que el tercer método para medir la fuga es una estimación que hace el INDEC mediante la Posición de Inversión Internacional, que “intenta medir el valor de los activos que tienen los argentinos en el extranjero”.
Tanto las estimaciones de Rua como las de Bona muestran un aumento de la fuga en 2017 y 2018. Si bien las distintas mediciones no son exactamente iguales por tener distintas metodologías, la tendencia es la misma.
Cómo podría frenarse
Así como hay distintas definiciones de la fuga, también hay distintos análisis de posibles causas y soluciones a este problema. “La idea más mainstream sostiene que la fuga se produce por inestabilidad económica, por lo que habría que mejorar la confianza -explica Bona-. Otros mecanismos podrían ser los controles de cambios, como el que aplicó recientemente el Gobierno. Pero en el caso particular de la Argentina, también se necesitan posibilidades de ahorro confiable en pesos, para que la gente deje de ahorrar en dólares”.
Fecha de publicación original: 09/09/2019
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