Tres puntos para entender las nuevas pruebas de calidad educativa
El Consejo Federal de Educación aprobó en mayo de 2016 la implementación de un “Sistema de Evaluación Nacional de la Calidad y Equidad Educativa”. El programa de pruebas, denominado Aprender, se desarrollará entre hoy y mañana y abarcará a 1.400.000 alumnos. A continuación, tres claves sobre el tema:
En qué consiste
El Aprender es un operativo de evaluación de la calidad educativa que reemplaza a los Operativos Nacionales de Evaluación (ONE’s) y que “se realizará con carácter anual en todo el país”. Los ONE’s, en cambio, habían sido anuales hasta la crisis de 2001, bianuales entre 2003 y 2007, y en el último tiempo se hacían cada tres años.
Las pruebas son obligatorias y abarcarán a los alumnos de tercer y sexto grado de la primaria (8 y 12 años), y de segundo/tercero y quinto/sexto de la secundaria dependiendo de cada jurisdicción. En los primeros tres casos, se evaluará el desempeño en Lengua y Matemática, mientras que para los estudiantes próximos a egresar se suman las áreas de Ciencias Sociales y Naturales.
Además, se medirán distintas condiciones de aprendizaje, tales como la trayectoria escolar, el uso de nuevas tecnologías, el clima y las percepciones de aprendizaje, y el contexto, tanto de los estudiantes como de la escuela, entre otros.
La cobertura tiene carácter censal en los alumnos de sexto grado de la primaria y quinto/sexto año de secundaria, es decir, incluye a todos los estudiantes. En cambio, en el caso de tercer grado de primaria y segundo/tercero de secundaria la evaluación se realizará sólo sobre una muestra de alumnos. También participarán algunos docentes y directivos en calidad de aplicadores y veedores.
La situación previa
En el último ONE 2013 se llegó a resultados en los que según el propio Ministerio de Educación de la Nación, frente al mismo operativo de 2010, “se observa una leve mejora en términos de menor porcentaje de estudiantes en el Nivel Bajo y mayor porcentaje en el Nivel Medio y/o Alto”.
Sin embargo, en un informe para el Proyecto Educar 2050, Alejandro Ganimian, doctor en Estudios de Análisis Cuantitativo de Política Educativa de la Universidad de Harvard, señaló que “de acuerdo a las pruebas nacionales, un alto porcentaje de alumnos de primaria y secundaria no alcanza niveles mínimos de aprendizaje. Estos hallazgos confirman lo documentado por las pruebas internacionales y regionales”. Hay diferencias importantes entre las regiones, donde el Norte presenta los peores resultados, algo que coincide con los datos de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) del Censo.
Más allá de esto, la gestión actual emitió un informe donde criticó varios aspectos de las pruebas anteriores al considerar que había irregularidades con los datos. Entre los aspectos criticados sobre la evaluación ONE 2013, se encuentran problemas de cobertura, ya que según el informe “se cuenta con menos resultados de las evaluaciones de los que se esperaba para alcanzar una representación fiel de la población”, al contar con escuelas y estudiantes no evaluados, así como alumnos con evaluaciones incompletas.
Otros problemas incluyen “desbalanceo de la muestra”, en el caso de jurisdicciones donde no se evaluaron escuelas privadas o rurales, y baja participación de los alumnos, ya que la evaluación no era obligatoria y duraba cuatro días, lo que incrementó el nivel de información incompleta e inasistencias.
La controversia
Varios sindicatos de docentes y centros de estudiantes plantearon críticas sobre la prueba actual. Por ejemplo, la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) sostiene que “Aprender 2016 continúa con las limitaciones de los ONE anteriormente implementados, al sostener la creencia poco fundamentada de que es posible valorar el trabajo escolar a través de la medición de logros en solo cuatro áreas del currículum escolar, sin considerar otros campos de conocimiento, ni otros indicadores de logros y aprendizajes”.
Desde el Gobierno señalan que el objetivo es “relevar información oportuna y de calidad sobre los logros alcanzados y los desafíos pendientes del sistema educativo”. En este sentido, el ministro de Educación y Deportes de la Nación, Esteban Bullrich, sostuvo en una entrevista con Télam que algunos sectores “quieren promover un prejuicio, con el miedo que vamos a realizar rankings o que vamos a tomar datos, pero lo que queremos es tener información para tomar mejores decisiones”.
“Realizar una apreciación justa sobre la situación de la educación es una tarea difícil, pero imprescindible”, consideró la magister en Educación de Harvard Ivana Zacarías en un artículo publicado en Bastión Digital, en el que agregó que “será clave el análisis y devolución que haga el Estado sobre las condiciones en las que suceden los aprendizajes, (…) Sabemos que el nivel socioeconómico es el mayor determinante de los resultados de aprendizaje y que, sobre ello, las escuelas poco pueden hacer. La pregunta del millón es qué hacen aquellas escuelas que, aún en condiciones adversas, tienen altos niveles de desempeño”.
Zacarías, también investigadora de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), concluyó: “Más allá de esto, la evaluación por sí misma no implica que se producirán mejoras. Para que una evaluación sea relevante, no sólo debe devolver información al sistema, sino que tiene que ir asociada a prácticas, proyectos y programas que aspiren a producir cambios”.
Fecha de publicación original: 18/10/2016
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