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Una paradoja: los propietarios extranjeros en el desarrollo rural argentino

El primer ejemplo fue el desarrollo del lanar. Ningún estanciero “local” le prestaba atención a la oveja criolla, ya que su carne era poca y su lana de bajísima calidad. A partir de 1830 son estancieros ingleses, fundamentalmente John Harrat y Peter Sheridan, los que comienzan las cruzas con merino españolas, para proteger y mejorar las crías, obtener una lana más refinada, y acudir al mercado inglés, que había suprimido completamente los aranceles de importación. Las lanas permitieron incorporar realmente a la Argentina al comercio internacional, y fueron fruto directo entonces, del aporte de estancieros ingleses y escoceses.

El crecimiento del lanar gracias a los extranjeros (no solo los estancieros, también los pastores) fue explosivo: de 310 toneladas en 1830 a 7700 en 1850, con importantes logros de mejor calidad. Si en 1822 la lana representaba tan solo el 1% de las exportaciones y el cuero de ganado casi cimarrón el 66%, en 1865 la lana ya era el 48% y el cuero había caído al 20% (Historia de la Argentina, John Lynch y col. Editorial Crítica, Capítulo I).

El segundo aporte, quizá el salto económico más importante en la historia argentina, fue la gran revolución cerealera de fines del XIX, y comienzo del Siglo XX, cuando el país implanta millones de hectáreas de trigo, maíz y lino, cuadruplicando sus exportaciones en una década. Fue todo obra de los agricultores extranjeros, fundamentalmente italianos, aunque también franceses, gallegos, suizos y otros. Pocos pudieron comprar la tierra como ansiaban desesperadamente, ya que los terratenientes, una clase rentista  preferían arrendarla y quedarse primero con un quinto, luego con un cuarto y luego hasta un tercio del producido (allí se produce el Grito de Alcorta, que es protesta de los chacareros “gringos” contra la oligarquía nacional ) Muchos autores, como Horacio Giberti, atribuyen la parálisis en los rendimientos y la producción a partir de 1920 hasta 1990 en el hecho de que al no ser propia la tierra para esos extranjeros  no existía el interés por introducir las mejoras de largo plazo necesarias para el aumento de productividad.

El aporte de la oligarquía terrateniente nativa

Un aporte que sí hicieron los propietarios nacionales, fue la introducción de las razas de ganado mejorado: Shorthorn, Aberdeen Angus, Hereford, a fines del XIX y primeras dos décadas de XX. Se remplazó así una raza criolla muy inferior por un rodeo ejemplar en un par de décadas algo nada fácil. Por su magnitud y tecnología fue un proceso modelo en el mundo,una reconversión meritoria. Pero sólo fue posible por la revolución cerealera. Los contratos de arriendo eran típicamente por tres años, y el arrendatario debía dejar el campo alfalfado, o sea sembrado con pasturas adecuadas a las nuevas razas. Sin ese trabajo de los “gringos” la introducción de las nuevas razas hubiera sido imposible, con los yuyales de la pampa húmeda de entonces.

* Historiador de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT)

Comentarios

  • Cecilia11 de mayo de 2011 a las 8:34 pm¿Esto tiene algo que ver con la ley? Porque así como está escrito el artículo pareciera que debemos agredecer a los extranjeros que ahora se adueñan de miles de hectáreas en nuestro país por las cosas que hicieron los extranjeros de antaño.
    • Rob30 de junio de 2011 a las 11:10 amSí, efectivamente debemos agradecer a todos los extranjeros que vinieron (y aún vienen) a engrandecer nuestro país. Lo que NO debemos permitir es que "capitales golondrinas y especulativos" vengan a robarnos con la aprobación del gobierno de turno.

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