Violencia laboral: qué dicen los datos de la problemática en la Argentina
En 2017 se hicieron públicas muchas denuncias por acoso alrededor del mundo y la discusión sobre la violencia en el ámbito laboral llegó a los grandes medios. En los Estados Unidos, mujeres y hombres de distintos ámbitos, como el cine, la tecnología y la política, hicieron públicas sus experiencias de abuso sexual y acoso.
Por su parte, en la Argentina, tuvieron amplia cobertura las denuncias por maltrato y acoso de empleadas y colegas al conductor de radio Ari Paluch, de televisión Roberto Pettinato y al actor Juan Darthés. Además de estos casos mediáticos, ¿cuál es la situación en nuestro país?
En la actualidad no hay vigente una ley específica contra la violencia laboral a nivel nacional, aunque la problemática tiene reconocimiento en la Ley de Protección Integral a las Mujeres. El Estado como empleador reguló la violencia laboral a nivel nacional; también en la Ciudad, contra la violencia en el trabajo en un concepto amplio; y en la Provincia de Buenos Aires, contra el acoso sexual.
“La Ley de Contrato de Trabajo, que es la que regula el empleo privado, no contempla el acoso sexual en el ámbito laboral; sin embargo, la Justicia ha entendido que el acoso sexual constituye injuria y, por lo tanto, es causa de despido indirecto”, explicó a Chequeado Lucía Martelotte, directora adjunta de la ONG Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).
El Ministerio de Trabajo de la Nación cuenta con la Oficina de Asesoramiento sobre Violencia Laboral (OAVL), que brinda orientación y recibe denuncias sobre casos de violencia en el trabajo. El organismo estatal clasifica distintos tipos de violencia laboral: agresión física (daño corporal), acoso sexual (conducta o comentario reiterado con connotación sexual no consentido) y acoso psicológico (maltrato modal o verbal).
De acuerdo con datos de la OAVL, a los que Chequeado accedió a través de un pedido de acceso a la información, entre 2007 y 2017 fueron atendidas 4500 personas. Entre enero y noviembre de 2017, hubo 572 casos. Además, se recibieron 4.980 llamadas a sus teléfonos y 2.120 consultas vía mail (violencia [email protected]).
La mayoría de los que se entrevistaron en la dependencia fueron mujeres de entre 26 y 45 años. En la respuesta oficial, la cartera que lidera Jorge Triaca señala que la edad puede deberse a que “es un momento donde las relaciones en el ámbito laboral tienen una significación alta y donde se busca armonizarlas”. Por eso, advierte que “no es que no existe violencia en los lugares de trabajo en otros rangos etarios, sólo significa que denuncian menos esa situación”.
Los más jóvenes “denuncian menos o se van más rápido de los lugares donde los tratan mal; y entre los mayores de 56 se encuentran aquellos que están cerca de la jubilación, son poco proclives a la denuncia”, agrega el Ministerio de Trabajo.
En cuanto a las consultas ocurridas el último año, se trata en la mayoría de situaciones de violencia psicológica y en menor medida a las de tipo física y sexual. Los señalados como acosadores, por su parte, son en su mayoría hombres de una jerarquía superior.
Que los perpetradores de la violencia se encuentren en posiciones jerárquicas dificulta también la denuncia. “Muchas mujeres pueden sentir que esto pondría en peligro la estabilidad del empleo y la posibilidad de mantener el puesto de trabajo”, explicó Martelotte.
Las consultas recogidas por la Oficina de Asesoramiento del Ministerio de Trabajo indican que los desencadenantes de la violencia se concentran principalmente en “motivos personales”, como celos o diferencias de opinión entre las distintas partes; “cambios en las estrategias organizacionales”, como nuevas ubicaciones jerárquicas o programas de trabajo; y “reclamos laborales”. En el caso particular de las mujeres, el embarazo se posiciona entre las principales razones que disparan la violencia dentro del ámbito laboral.
La violencia laboral, entre otras consecuencias, puede afectar la salud de los trabajadores. De las 572 consultas realizadas en la Oficina de Asesoramiento en este período, el 34% reconoció que estaba en algún tipo de tratamiento, ya sea psicológico, médico y/o psiquiátrico, como consecuencia de la situación vivida en el ámbito laboral.
Para acceder a la Justicia, las víctimas de este tipo de violencia deben atravesar distintos obstáculos. Patricia Barbado, presidenta de la Fundación Magna para la Promoción de la Dignidad en el trabajo, explicó a este medio que, “en primer lugar, existe un gran desconocimiento del problema. Si lo reconocen como tal, el miedo también puede ser un obstáculo. Además, los acosados pueden estar tan afectados que decidan no defenderse”.
Por último, Martelotte concluyó: “La violencia laboral, como pasa en otras modalidades de las violencias contra las mujeres, es un problema que hasta hace poco tiempo estaba naturalizado. Por eso, ciertas conductas, como los comentarios indebidos o las insinuaciones, no eran consideradas como manifestaciones de la violencia, sino que se entendían como parte de lo ‘esperable’ dentro de los espacios de trabajo”.
Fecha de publicación original: 08/03/2018
Comentarios
Valoramos mucho la opinión de nuestra comunidad de lectores y siempre estamos a favor del debate y del intercambio. Por eso es importante para nosotros generar un espacio de respeto y cuidado, por lo que por favor tené en cuenta que no publicaremos comentarios con insultos, agresiones o mensajes de odio, desinformaciones que pudieran resultar peligrosas para otros, información personal, o promoción o venta de productos.
Muchas gracias