Preguntas frecuentes
El físico Julio Aranovich, el químico Roberto Lugo y el economista José Alberto Bekinschtein fundaron Chequeado en 2010. Al ser parte de la Fundación La Voz Pública, tiene un Consejo de Administración integrado por un presidente, un tesorero y 4 vocales, todos profesionales vinculados a las disciplinas del Derecho, la Economía, la Sociología, la Ciencia Política y la Tecnología. A la vez, cuenta con un Consejo Consultivo conformado por investigadores de reconocimiento nacional e internacional y periodistas y comunicadores que aportan diversidad y calidad en el asesoramiento.
La producción de los contenidos de Chequeado está a cargo del director Ejecutivo y Periodístico, Pablo M. Fernández, quien lidera a un staff integrado por periodistas y comunicadores -que ejecutan las tareas de edición, producción, chequeo, publicación y divulgación de las piezas periodísticas-; y por profesionales de las áreas de educación, innovación (tecnología, comunicación y diseño), impacto e investigación, administrativas y desarrollo institucional.
No. Chequeado es una organización no gubernamental, no partidaria y sin fines de lucro y, como tal, no tiene un propietario. Fue fundada en 2010 por Julio Aranovich, José Alberto Bekinschtein y Roberto Lugo, y es dirigida por un Consejo de Administración que asegura la viabilidad económica y financiera, establece las normas de funcionamiento de la organización, aprueba el presupuesto y el plan de trabajo anual, y evalúa y monitorea periódicamente los programas de la institución. El equipo que trabaja de forma permanente en la organización es empleado de Chequeado.
No. Chequeado es el principal proyecto de la Fundación La Voz Pública para la Verificación del Discurso Público, una organización no gubernamental, no partidaria y sin fines de lucro cuyo objetivo es mejorar el debate público para fortalecer el sistema democrático. Sus fundadores son 3 profesionales argentinos (Julio Aranovich, Roberto Lugo y José Alberto Bekinschtein) que no provienen ni de la política ni de los medios, sino que, como consumidores de medios desencantados -e inspirados en el sitio estadounidense FactCheck.org-, crearon una organización enfocada en fact checking en la Argentina para aportar datos y evidencia a la discusión pública y alentar el pensamiento crítico de la sociedad.
La Fundación La Voz Pública para la Verificación del Discurso Público es una organización no gubernamental, no partidaria y sin fines de lucro constituida en 2011 y autorizada a funcionar como tal por Resolución Nº 1392 de la Inspección General de Justicia (ver más en Rendición de Cuentas). Para garantizar su sustentabilidad e independencia, tiene una estrategia de diversificación de fondos que consiste en un equilibrio entre diversas fuentes de financiamiento:
- Donantes individuales.
- Apoyos de empresas.
- Actividades propias (como espacios en otros medios, organización de talleres y eventos sobre verificación del discurso público).
- Cooperación internacional.
Además, realiza un evento anual de recaudación de fondos en la semana del Día del Periodista.
No, no recibimos dinero de autoridades de la Argentina (ni a nivel nacional ni provincial ni local), porque uno de nuestros objetivos es fortalecer el sistema democrático a través del chequeo de los dichos de sus funcionarios y, para hacerlo sin que condicionen nuestra línea editorial, decidimos no recibir fondos públicos argentinos para financiar nuestro trabajo.
Tenemos un método de trabajo que es público y una estrategia de financiamiento transparente y diversificada que tiene por objetivo tener muchas y distintas formas de sustentarnos. Así, al depender un poco de muchos, no dependemos mucho de nadie ni de ninguna fuente puntual y podemos hacer nuestro trabajo sin condicionamientos. Quienes nos apoyan saben que eso es así (porque queda explicitado en nuestros acuerdos) y que el contrato con nuestra comunidad es informar sin restricciones ni hacer excepciones.
En Chequeado producimos distintos tipos de notas. Las que llevan calificación son los chequeos a personajes públicos (políticos, líderes sociales, de opinión, empresarios) y las verificaciones sobre desinformaciones. Para los chequeos tomamos una frase y analizamos si se corresponde con los hechos y mejores datos disponibles y, en base a nuestro método de 8 pasos, le asignamos una calificación. Para las verificaciones, en las que tomamos contenidos virales, evaluamos su veracidad utilizando también un método de 8 pasos y le ponemos una calificación.
Además, desde que Chequeado está en línea, tenemos otro tipo de contenidos que no calificamos y que buscan dar contexto a los asuntos públicos y su debate. Estos son los Explicadores, en los que -como su nombre lo indica- explicamos un tema que se está discutiendo, pero no a partir de una frase puntual sino de un fenómeno o hecho; o los Hilando Fino, que generalmente son más breves y analizan un aspecto específico de un tema o presentan resultados de un estudio y/o investigación relevante. La razón por la que no siempre se parte de una frase o un contenido específico como disparador es porque muchas veces no hay dichos relevantes (contrastables y asertivos) que permitan abordar el tema de manera integral, o porque una explicación general permite entender mejor las complejidades de un tema.
Somos una organización apartidaria, tenemos un equipo diverso, un método y un proceso de edición que supone que cada contenido lo revisan al menos tres personas. Nos aseguramos de chequear a personajes de distintos ámbitos y ubicados en distintos lugares del espectro político para que nuestra comunidad pueda ver que chequeamos a todos y que lo hacemos con la misma vara.
No podemos chequear todo lo que circula en el discurso público, por lo que tenemos que elegir enfocarnos en algunos contenidos. Cuando se trata de figuras públicas o medios de comunicación usamos 2 criterios: la llegada que tiene la persona o institución en el espacio público, es decir cuántas personas escucharon o leyeron la afirmación, y la relevancia del tema tratado. Si el Presidente dice “somos 40 millones de argentinos” no lo chequeamos, porque se trata de una figura relevante con llegada a muchas personas, pero es una declaración poco significativa, dado que no hay controversia actualmente sobre la veracidad de la afirmación, por lo que no podríamos aportar mucho al debate si hiciéramos ese chequeo.
En el caso de desinformaciones que circulan por redes sociales, tenemos en cuenta cuán virales son, es decir cuántas personas fueron expuestas a ellas, de acuerdo a ciertos umbrales de viralidad de cada red o plataforma; y cuán dañinas pueden ser en caso de ser consideradas verdaderas por la comunidad. Por ejemplo, para Chequeado, las desinformaciones que pueden afectar la vida o la salud de las personas son prioritarias.
Chequeado firmó en 2018 un acuerdo con Facebook para actuar como verificador autónomo e independiente (third party fact-checker) en la Argentina y llegar con nuestras desmentidas a los usuarios que vieron los contenidos desinformantes. Como parte de ese acuerdo, accedemos a una plataforma desarrollada por Facebook con links a contenidos que fueron compartidos en la red social o Instagram y que podrían ser falsos. Según criterios de relevancia periodística, seleccionamos los links y aplicamos en ellos el método de Chequeado para la verificación de la información y le asignamos una calificación. El equipo de Facebook e Instagram no participa en nada en el proceso. Todos los chequeos realizados por Chequeado en el marco de esta iniciativa están publicados acá y acá.
Cualquiera puede chequear a Chequeado y, una vez al año, pasamos por un proceso de evaluación externa y certificación, inédito en los medios, que realiza la International Fact Checking Network (IFCN).
Sobre la organización en sí, transparentamos en el sitio quiénes somos, cómo trabajamos y cuál es nuestro modelo de financiamiento.
En cuanto a cada chequeo, las conclusiones y calificaciones son el resultado de lo que muestran los datos, que siempre son puestos a disposición de los lectores a través de links y especialistas consultados, cuyos conflictos de intereses -en caso de los hubiera- son señalados en cada artículo. Es decir, no queremos que nos creas porque decimos algo nosotros, sino que te mostramos por qué decimos que algo es así o no para que puedas sacar tus propias conclusiones. Si tenés comentarios o dudas, siempre podés enviarnos un mensaje por medio de los distintos canales que tenemos abiertos para nuestra comunidad, ya sea por mail, redes sociales (@chequeado), WhatsApp o en el propio sitio.
Chequeado busca el máximo de rigurosidad y de exactitud pero, como se sabe, nadie es perfecto. Por eso, se compromete a rectificar la información inexacta que hubiera difundido. Para esto tenemos una Política de Actualización y Correcciones, que es parte de nuestro método y de nuestro compromiso como organización certificada por IFCN.
En caso de que una persona ponga en aviso a Chequeado sobre un posible error en una nota, el equipo se tomará un máximo de 48 horas para realizar una revisión del contenido cuestionado y, en caso de que corresponda, publicar la corrección. Tras comprobar que efectivamente se cometió un error y se publicaron datos erróneos, serán reemplazados, y se consignará una explicación de la modificación bajo el título de “Corrección”, con la fecha de su publicación. Si fuera necesario colocar una nueva calificación, también se dejará asentada la calificación original con la que fue publicada la nota. Cuando una vez publicado un chequeo, nos llega información relevante que complementa, vuelve más clara la nota o actualiza los datos, la incluimos con una explicación sobre la pertinencia del agregado y/o cambio bajo el título de “Actualización”, también con la fecha.
Sí, distintos estudios muestran que -luego de ver un chequeo- las personas suelen responder de forma más correcta a preguntas sobre información y datos puntuales (ver por ejemplo acá, acá y acá).En la Argentina, una investigación sobre el impacto de Chequeado en las elecciones de 2019 llevada adelante por los académicos Ernesto Calvo y Natalia Aruguete muestra que ver algo catalogado como falso no hace que la gente cambie necesariamente de opinión, pero sí que cambien su comportamiento, al reducir el incentivo para compartir contenido desinformante o alejado de la evidencia en redes. Algo similar ocurre con líderes políticos: según un estudio realizado en los Estados Unidos, los candidatos a los que se les advirtió que iban a ser chequeados tuvieron menos frases calificadas como falsas que a los que no se les avisó nada (ver más acá).