Son falsas las afirmaciones sobre las vacunas contra el coronavirus de esta infografía
- Contrariamente a lo que indica la imagen, la vacuna contribuye a reducir la circulación del virus y evita las hospitalizaciones y las muertes por COVID-19.
- Además, todas las vacunas aprobadas fueron sometidas a rigurosas pruebas para confirmar su eficacia y seguridad. El 99,2% de los eventos adversos reportados luego de la vacunación fueron leves y moderados.
- Tampoco los fabricantes tienen inmunidad legal: un argentino podrá demandar al laboratorio por eventuales efectos adversos atribuibles a la vacunación en los tribunales locales.
Circula en Facebook una imagen con diferentes afirmaciones sobre las vacunas contra la COVID-19 que aseguran, entre otras cosas, que “no evitan contagios ni reduce muertes”, tienen “efectos adversos a mediano y largo plazo desconocidos”, son “experimentales”, los fabricantes tienen “inmunidad legal”, o que producen una “alteración genética”. Sin embargo, esto es falso.
El posteo fue compartido más de 600 en Facebook, según los datos proporcionados por la red social.
Evitan contagios y reducen muertes
Tal como explicó Chequeado en esta nota, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la vacunación contra la COVID-19 como una herramienta de prevención primaria fundamental para limitar los efectos sanitarios y económicos de la pandemia. Las vacunas contribuyen a reducir la circulación del virus y evitar las hospitalizaciones y las muertes relacionadas con la COVID-19.
Según un estudio del gobierno británico, gracias a la campaña de vacunación en Reino Unido, hasta el 13 de mayo de 2021 se evitaron 13.200 muertes en personas de 60 años o más en Inglaterra y alrededor de 39.700 hospitalizaciones en personas de 65 años o más.
En la misma línea, un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC, por sus siglas en inglés) encontró que las vacunas de Pfizer y Moderna son un 94% efectivas contra las hospitalizaciones por COVID-19 entre adultos mayores de 65 años vacunados entre enero y marzo de 2021.
La eficacia promedio de las vacunas disponibles en la Argentina varía del 70 al 90%. Esto significa que, en algunos casos, las personas pueden contraer el virus (ya que ninguna vacuna es 100% eficaz) pero tener una forma leve de la enfermedad o asintomática. Las vacunas disponibles son altamente efectivas contra las formas graves de la enfermedad.
No son desarrollos experimentales
Todas las vacunas contra la COVID-19 autorizadas en la Argentina y otros países del mundo fueron sometidas a rigurosas pruebas a lo largo de las distintas fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo monitoreadas tras su aplicación.
Existen muchas medidas estrictas de protección para garantizar que las vacunas contra la COVID-19 sean seguras. Los ensayos de fase III, que incluyen a personas de alto riesgo respecto de la COVID-19, están especialmente concebidos para identificar cualquier efecto adverso.
Una vez que una vacuna COVID-19 demuestra ser segura y efectiva, las agencias reguladoras de cada país evalúan minuciosamente los datos antes de otorgar las aprobaciones y la OMS también supervisa un proceso de revisión independiente antes de otorgar su propia recomendación (preclasificación).
Una parte de ese proceso entraña también un examen de todos los datos probatorios de la seguridad obtenidos por el Comité Consultivo Mundial sobre Seguridad de las Vacunas que conforman 14 reconocidos expertos de todo el mundo y que proporciona asesoramiento científico independiente y autorizado a la OMS.
Después del registro y licencia de la vacuna comienza la evaluación post-comercialización. En esta etapa se inicia la aplicación masiva en la población objetivo y al monitoreo nacional de los eventos supuestamente atribuibles a la vacunación e inmunización (ESAVI).
Los fabricantes no tienen inmunidad legal
El Gobierno nacional promulgó la Ley 27.573 que declara de interés público la investigación, desarrollo, fabricación y adquisición de las vacunas destinadas a generar inmunidad adquirida contra el coronavirus, en el marco de la emergencia sanitaria por esa enfermedad.
Este medio explicó anteriormente que la ley no otorga inmunidad jurídica a las farmacéuticas sino que permite la prórroga de jurisdicción, lo que significa que, si hay un problema legal, éste puede resolverse en los tribunales del país o la ciudad que el contrato establezca.
La prórroga de jurisdicción, que puede o no estar incluida en los contratos, atañe a los eventuales litigios entre los Estados y las farmacéuticas, por ejemplo, por diferencias en la cantidad de dosis compradas y finalmente entregadas; problemas de distribución o demoras en los plazos establecidos en los contratos.
El mismo artículo 2º de la iniciativa sancionada establece que “en ningún caso la prórroga de jurisdicción podrá extenderse o comprender a terceros residentes en la República Argentina, sean personas humanas o jurídicas, quienes en todos los casos conservan su derecho de acudir a los tribunales locales o federales del país por cuestiones que se susciten o deriven de la aplicación de estos contratos”.
En otras palabras, un ciudadano argentino que se aplique una vacuna autorizada por la ANMAT contra la COVID-19 no tendrá que viajar a Nueva York, Londres o Hong Kong para demandar al laboratorio por eventuales efectos adversos atribuibles a la vacunación, sino que podrá hacerlo en los tribunales locales, porque la prórroga de jurisdicción es para los contratos entre el Estado y estas compañías por la venta de vacunas, no por problemas de salud que eventualmente se podrían suscitar en algunas personas que se vacunen.
Las vacunas son seguras y no modifican el ADN
Como cualquier medicamento, la vacunación también puede traer efectos secundarios, pero suelen ser muy leves y los beneficios de la vacunación son tan notables que los superan con creces. En la Argentina, según el último informe de vigilancia de seguridad en vacunas, el 99,2% de los eventos reportados luego de la vacunación fueron leves y moderados.
Al contrario de los que señala el posteo desinformante, es muy poco probable que después de recibir la vacuna contra el COVID-19 se produzcan efectos secundarios graves que causen un problema de salud a largo plazo.
“El monitoreo de la vacunación ha demostrado históricamente que los efectos secundarios generalmente ocurren dentro de las seis semanas posteriores a la administración de la vacuna. Millones de personas recibieron las vacunas contra el COVID-19 y no se detectaron efectos secundarios a largo plazo”, detallan los CDC de los Estados Unidos.
Además, como se explica en esta nota, es falso que las vacunas de ARN mensajero modifican el ADN humano. Estas vacunas, a diferencia de lo que sostiene la publicación viral, no tienen incidencia en el núcleo de la célula donde se encuentra el genoma, por lo tanto, no pueden interferir en él.
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Este chequeo es parte de la iniciativa Third Party Fact-checker de Facebook en la Argentina. En los casos de fotos y videos trabajamos con imágenes trucadas o sacadas de contexto y siempre analizamos en conjunto las imágenes junto con el texto con el que fueron presentadas.
Fecha de publicación original: 28/05/2021
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