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Es falso que “todas las enfermedades son emocionales” y se curan con la propia voluntad

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • Semanas atrás, la modelo, conductora e influencer Ivana Nadal realizó 2 afirmaciones en un video que compartió en sus redes: “Todas las enfermedades son emocionales. Todas las enfermedades tienen cura si vos crees en vos”.
  • Lo que dijo Nadal no sólo es falso, sino que también puede ser peligroso. En salud mental, sobre todo, esto es altamente estigmatizante y no contribuye a que las personas pidan la ayuda necesaria a tiempo.
  • Una consecuencia adversa, que ha sido documentada, es que las personas que abrazan esta “filosofía” o “enfoque alternativo” pueden verse estimuladas a abandonar tratamientos de eficacia probada.

Semanas atrás, la modelo, conductora e influencer Ivana Nadal realizó 2 afirmaciones en un video que compartió en sus redes: “Todas las enfermedades son emocionales. Todas las enfermedades tienen cura si vos crees en vos”. Aunque aludió a la depresión, el mensaje fue extensivo a otras condiciones. Las afirmaciones son falsas y pueden ser perjudiciales y estigmatizantes para los pacientes, de acuerdo a los expertos consultados por Chequeado.

Si bien la dimensión emocional tiene un impacto en distintas enfermedades, afirmar que todas son emocionales es, como mínimo, un error. Hay factores genéticos, ambientales y hasta aleatorios que contribuyen a alterar de forma leve o grave el funcionamiento normal del organismo.

Kevin Masters, psicólogo especializado en Psicología de la Salud y Medicina del Comportamiento de la Universidad de Denver, Colorado, Estados Unidos, indicó a este medio que “se conocen muchas vías por las cuales los factores psicológicos pueden influir, por ejemplo, en el funcionamiento cardíaco. Pero se trata de factores contribuyentes, cuya importancia puede variar de muy limitada a razonablemente sustancial”. Ahora bien, conocer la contribución relativa de los diferentes factores es algo difícil de responder y depende de cada condición particular.

Afirmar que las enfermedades son puramente emocionales no sólo es falso, sino que también puede ser peligroso. En salud mental, sobre todo, esto es altamente estigmatizante y no contribuye a que las personas pidan la ayuda necesaria a tiempo.

El mensaje que se transmite es que la persona elige estar deprimido. Pero la depresión tiene determinantes complejos que incluyen carga genética y factores ambientales”, dijo a Chequeado Marcelo Cetkovich, director del Departamento de Psiquiatría del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y vicepresidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP).

En otros casos, como en las enfermedades oncológicas, esto acarrea también una sensación de culpabilidad, asociada a la autogeneración o incluso a cierta búsqueda inconsciente de la enfermedad, lo cual no es cierto.

Este medio se contactó con Nadal a través de Instagram, pero no obtuvo respuesta hasta la publicación de esta nota.

Sin evidencia científica

La posición voluntarista con relación a la cura de enfermedades resurgió en los últimos 15 años con el libro y la película El secreto, que popularizó una ingenua e ilusoria “ley de la atracción”: como el pensamiento “atraería” realidades, una persona con cualquier patología sólo tiene que pensar intensamente en recuperarse para que el mal desaparezca.

Pero el razonamiento también es falaz. El neurólogo Manuel Lantini, miembro del Instituto de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos del Conicet, el Hospital El Cruce y la Universidad Nacional Arturo Jauretche, en Florencio Varela, dio a este medio algunos ejemplos obvios: la penicilina o la cirugía de bypass del cardiocirujano René Favaloro fueron decisivas para disminuir de forma drástica la mortalidad de infecciones y cardiopatías, respectivamente.

“No es que antes la gente no tuviera ganas de curarse, sino que evidentemente con voluntad sola no se puede”, indicó Lantini.

Por otra parte, es cierto que mantener una actitud positiva u optimista frente a la enfermedad puede contribuir a aumentar la adherencia a un régimen médico. “Pero no hay evidencia científica confirmada y replicada de que, por sí solas, variables psicológicas (como creer en uno mismo o mantener un pensamiento positivo) sean efectivas para superar la enfermedad. De hecho, creo que también existe la posibilidad de daño si se asume que solamente los pensamientos positivos son suficientes”, dijo Masters.

Una consecuencia adversa, que ha sido documentada, es que las personas que abrazan esta “filosofía” o enfoque alternativo pueden verse estimuladas a abandonar tratamientos de eficacia probada. Otra puede tener una fuerte repercusión negativa en el estado de ánimo: cuando no se produce una mejora, el no curarse pasaría a vivirse como “culpa” o fracaso.

“Así como somos más vulnerables cuando colocamos todo nuestro dinero en una sola acción de la bolsa, o apostamos a un solo número en la ruleta, también lo somos si colocamos todas nuestras emociones en una única evolución posible (la cura)”, escribió el oncólogo argentino Ernesto Gil Deza en el libro Del cáncer y sus demonios.

Por último, Cetkovich indicó que puede haber un límite delgado entre la asertividad (la habilidad de encarar un proyecto de tratamiento con energía y optimismo) y la negación o el optimismo pueril. “Muchas personas pueden decir ‘yo voy a vencer esto’ porque niegan la gravedad de su condición”, admitió.

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