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Qué es la Educación Sexual Integral, qué se enseña y qué evidencias hay a favor de su implementación en las escuelas

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • La Educación Sexual Integral (ESI) es un derecho de niñas, niños y adolescentes de todas las escuelas del país, según lo establece la Ley 26.150 sancionada en 2006.
  • Reconocer la perspectiva de género, respetar la diversidad, valorar la afectividad, propiciar un enfoque basado en derechos y el cuidado del cuerpo y la salud son algunos de sus ejes principales.
  • El 80% de los niños, niñas y adolescentes que denunciaron abuso sexual lo hicieron después de tener una clase de ESI en la escuela, según un relevamiento de 2020 del Ministerio Público Tutelar porteño.

Una de las narrativas desinformantes más comunes sobre la agenda de género tiene que ver con la Educación Sexual Integral (ESI). En los últimos meses circularon por redes sociales, WhatsApp y Telegram desinformaciones sobre el tema, que intentan instalar mitos sobre los contenidos de la ESI y generar confusión y prejuicios. En esta nota te explicamos qué es la ESI, qué temas aborda y qué evidencias hay a favor de su implementación.

¿Qué es la Educación Sexual Integral?

La Educación Sexual Integral es un derecho de niñas, niños y adolescentes de todas las escuelas del país, en sus 3 niveles: inicial, primaria, secundaria, sean privadas o estatales, confesionales o laicas. Este derecho, que obliga al Estado nacional y a los estados provinciales a garantizar su acceso, se encuentra establecido en la Ley 26.150 que, a partir de su sanción en 2006, crea el Programa de Educación Sexual Integral que depende del Ministerio de Educación de la Nación.

“La ESI es un espacio sistemático ​y transversal ​de enseñanza y aprendizaje basado en contenidos científicos y socialmente significativos sobre sexualidad, entendida desde la integralidad, es decir que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos. Estos contenidos son adecuados a las edades y desarrollo de las personas, acorde a los lineamientos curriculares aprobados por el Consejo Federal de Educación”, explica la cartera educativa en este documento

La ESI es planteada como un programa para abordar temas centrales vinculados con la salud sexual y afectiva de los niños, niñas y adolescentes. Mailén Perez Tort, coordinadora de Casa FUSA, una organización que se dedica a la promoción, prevención y atención integral de la salud desde una perspectiva de género y derechos humanos, explicó a Chequeado que la sanción de la Ley 26.150 debe comprenderse dentro de un marco de diversas políticas que buscan prevenir formas de violencia contra la niñez. 

El programa busca construir y fortalecer la autonomía de niñas, niños y adolescentes en el cuidado de su cuerpo, en la prevención de vínculos violentos y el desarrollo de habilidades psicosociales. También para el ciclo de secundaria, en los adolescentes, se debe brindar información y herramientas para la prevención de enfermedades de transmisión sexual y embarazo no deseado”, sostuvo Perez Tort. 

También es importante destacar la dimensión de afectividad que la ESI busca aportar a los estudiantes. Carolina Sanchez Agostini, investigadora y directora de la Diplomatura sobre Educación Sexual Integral de la Universidad Austral, explicó a este medio que la ESI busca “poner en el centro que niñas, niños y adolescentes puedan desarrollar un proyecto de vida integral, saludable, pleno y feliz”.

¿Qué temas y contenidos se abordan?

En 2018, el Consejo Federal de Educación aprobó la Resolución 340/18, donde se reafirma la obligatoriedad de la Educación Sexual Integral en todos los niveles y modalidades educativas, y establece los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios para cada nivel educativo. 

En este documento se encuentra el detalle de los contenidos que corresponden dictar en cada etapa escolar.  En el nivel inicial, la ESI promueve hábitos de cuidado del cuerpo, el reconocimiento de la intimidad propia y ajena, la expresión de los afectos y el respeto por los sentimientos y necesidades de los/las otros/as, el desarrollo de las competencias y habilidades psicosociales y el desarrollo de comportamientos de autoprotección.

En el nivel primario, la ESI promueve el reconocimiento del cuerpo como totalidad con necesidades de afecto, cuidado y valoración, y la relación con el propio cuerpo como dimensión significativa en la construcción de la identidad personal. Además, se sistematizan los conocimientos y prácticas que hacen al cuidado de la salud personal y colectiva, incluyendo la salud sexual y reproductiva desde una mirada integral.

Para el nivel secundario, la ESI requiere ser trabajada preferentemente desde un espacio específico, atendiendo a las inquietudes e intereses propios de la edad. Las y los adolescentes requieren acceder a información sobre los marcos normativo y jurídico que garantizan sus derechos en general y sus derechos sexuales y reproductivos en particular. 

En este nivel, el Programa Nacional de Educación Sexual Integral considera necesario el fortalecimiento de los procesos de construcción de autonomía, que posibilitan el respeto por la diversidad de identidades sin prejuicios derivados de la orientación sexual, la identidad de género, la apariencia física, las diferencias étnicas, culturales, etcétera

En este documento de la Fundación Huésped se detallan los ejes principales del programa: reconocer la perspectiva de género, el respeto a la diversidad, aprender sobre las emociones y los sentimientos, propiciar el enfoque en los derechos vinculados con las infancias y adolescencias y el cuidado del cuerpo y la salud. 

¿Para qué sirve la ESI? 

La ESI es una herramienta para que las niñas, niños y adolescentes puedan tomar decisiones responsables sobre el cuidado y respeto de su propio cuerpo, las relaciones con otras personas y sobre el ejercicio de la sexualidad y la salud sexual. Esto es clave para que los chicos y chicas puedan identificar casos de abuso y pedir ayuda.

Según este comunicado oficial del Ministerio Público Tutelar porteno publicado en el 2020, el 80% de los niños, niñas y adolescentes que denunciaron abuso sexual lo hicieron después de tener una clase de ESI en la escuela. Yael Bendel, asesora general del Ministerio Público Tutelar, aseguró que,, “al analizar cómo era que las víctimas habían llegado a hablar de estos abusos (…), vimos que la mayoría había contado estos abusos en las escuelas, y que las denuncias surgían de ese ámbito, y siempre después de haber escuchado y participado en clases de ESI”.

Por su parte, Casa FUSA realizó en 2021 un estudio sobre la implementación de la ESI en las escuelas desde la perspectiva de adolescentes y jovenes de entre 16 y 24 años, de las provincias de Salta, Jujuy, Buenos Aires, Córdoba y Río Negro. Entre los resultados, se destaca que los jóvenes reconocen que la ESI les ayudó a identificar y saber cómo actuar ante situaciones de violencia de género propias, de amigos o del entorno familiar.

Como contamos en esta nota, en 2021 (último dato disponible) descendió por séptimo año consecutivo la fecundidad adolescente en la Argentina. La última publicación del Ministerio de Salud de la Nación reflejó una tasa de 13,7 por mil mujeres de 10 a 19 años. Es decir que, cada mil jóvenes de entre 10 y 19 años, 14 dieron a luz. Esto representa un descenso de 57% desde 2005, año en el que comienza la serie oficial publicada.

En diálogo con Chequeado, la investigadora del Centro de Estudio de Estado y Sociedad (CEDES) Silvina Ramos consideró que las políticas que se implementan desde hace varios años en la Argentina contribuyeron al descenso de la fecundidad adolescente. Entre ellas, el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia, el Programa de Educación Sexual Integral y las políticas que favorecen el acceso gratuito a los anticonceptivos; en especial, al implante subdérmico.

A pesar de la evidencia a favor de la ESI, todavía hay muchos establecimientos educativos que no cumplen con la implementación del programa. Mabel Bianco, directora de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), explicó a Chequeado que hay un problema de apoyo político tanto en algunos ministerios provinciales como también de los directores de las instituciones

Para Sanchez Agostini, el problema es, por un lado, la poca articulación entre las familias y el programa de la ESI que debe ser fundamental y, por otro lado, que muchos docentes no se sienten seguros o cómodos dando ciertos temas por temor también a provocar tensiones con los padres. “La ESI en las escuelas es un espacio privilegiado para ofrecer a niños, niñas y adolescentes la posibilidad de tener herramientas para su futuro, en 2 ámbitos que son tan importantes como la afectividad y la sexualidad”, concluyó.

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