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Tres décadas de elecciones: qué pasó con los partidos políticos y la participación electoral

Desde el retorno de la democracia se celebraron 16 elecciones nacionales, se hicieron menos frecuentes las internas mientras se multiplicaron los partidos y las líneas partidarias se volvieron más difusas. Las opiniones de Marcelo Leiras, Miguel de Luca y Andy Tow, y los datos sobre la cantidad de partidos políticos y la participación de los votantes en este período.

“En estos 30 años aumentó mucho la fragmentación partidaria, la cantidad de partidos que tiene una parte significativa de los votos”, explicó Marcelo Leiras, director de la carrera de Ciencia Política de la Universidad de San Andrés (Udesa). “En 1983 había dos grandes partidos que competían, hoy hay muchos más partidos, pero menos rotación en el Ejecutivo Nacional y los ejecutivos provinciales ”, agregó.

Para Leiras, hay menos competencia, entre otras cosas, porque quienes están en el poder, los oficialismos, tienen ventajas “y el miedo a perder las elecciones, que es el gran disciplinador, se debilita y deja de ser un factor tan importante”.

La otra causa de la falta de competitividad es que al interior de los partidos no se ha logrado establecer sistemas eficaces para dirimir los conflictos. Las primarias son las grandes ausentes, especialmente desde 2001.

“Antes de la crisis hubo varias internas importantes, como entre Fernando de la Rua y Graciela Fernández Meijide en la llamada Alianza. Pero a partir de 2001 muchos dirigentes prefirieron empezar a jugar ‘por afuera del partido’ en vez de ir a internas”, explicó Miguel de Luca, investigador de Conicet y especialista en internas partidarias. Otro ejemplo de las varias internas de peso que se realizaron en el pasado y dejaron de ser una práctica habitual en los últimos años fue la elección entre Antonio Cafiero y Carlos Menem por el liderazgo en el Partido Justicialista (PJ), en 1988.

Desde 2001 “las internas son muy poco comunes y las pocas que se intentaron realizar fracasaron”, agregó De Luca. Fue el caso de la fallida interna entre Eduardo Duhalde y Adolfo Rodríguez Saá, que no se terminó de realizar. O la que hubo en el radicalismo en 2003, entre Rodolfo Terragno y Leopoldo Moreau, que llegó a la Justicia por acusaciones de fraude.

En lugar de disputar el poder al interior de los partidos, los líderes con vocación de competir electoralmente fundaron nuevos partidos. “En cierta dirigencia se hizo cada vez más extendido el reconocimiento de que resultaba prácticamente inútil el intento de derrotar al caudillo partidario provincial en una votación interna, dada la desproporcionada ventaja de recursos a disposición de éste (en particular cuando controlaba la Gobernación)”, detallan De Luca y María Inés Tula en Reglas electorales y dinámicas políticas en la selección de candidatos. Cambios y continuidades de Alfonsín a los Kirchner.

La cantidad de partidos cayó drásticamente en 2011 porque se implementaron las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) que exigieronn un piso del 1,5% para presentarse a las elecciones generales. Ningún partido las utilizó para elegir a su candidato a Presidente. Resta ver cómo serán usadas en 2015, y si se vuelven un mecanismo efectivo para la definición de candidaturas.

Y el resultado fue la proliferación de los partidos políticos.

El resultado de este proceso, para Andy Tow, politólogo y autor del sitio Atlas Electoral, es que los partidos perdieron su valor de marca: “Los partidos ya no sirven como una etiqueta que permita saber qué hay adentro y, en cambio, se tendió hacia una personalización de la política”.

Uno de los factores que ayuda a la confusión son las alianzas electorales. “La oferta electoral antes estaba menos fragmentada. Hoy hay partidos que se presentan con una alianza en una provincia y con otra alianza en otra, privilegiando la competitividad, pero comprometiendo la claridad de la información que recibe el electorado”, señaló Leiras.

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