C5N: “La mayoría de los países de Europa son más desiguales que la Argentina”
“La mayoría de los países de Europa son más desiguales que la Argentina”, destacó el periodista Roberto Navarro durante el noticiero El Diario de C5N, y señaló que los datos del Coeficiente de Gini de la Argentina son más bajos que el promedio de las naciones europeas (0,364 contra 0,380).
Lo dicho por Navarro es incorrecto. Si bien el país y América Latina en general aumentaron su igualdad con respecto a la década del ´90, aún así está lejos del promedio europeo. La distancia es histórica y se vincula entre otras razones con la mayor presencia e impacto de impuestos progresivos.
El Coeficiente de Gini es un índice utilizado en el mundo para medir la distribución de los ingresos y desigualdad de una población. Se establecen dos extremos contrarios: el 1, equivalente a la desigualdad absoluta (todos los ingresos en manos de una persona), y el 0 a la igualdad absoluta (todos los habitantes cobran exáctamente lo mismo).
Hay distintos tipos de cifras del Gini, según la distribución del tipo de ingreso que se tome. Internacionalmente se suele utilizar la distribucion del ingreso per cápita familiar. En el país, este indicador se ubicó en 0,419 para el segundo semestre de 2013, de acuerdo a los datos de la base Sedlac, elaborada en conjunto por el Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) y el Banco Mundial.
Los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) para el primer trimestre de 2015 llegan a un resultado similar, con 0,420 para el Gini del ingreso per cápita familiar.
Ese mismo indicador se ubicó, para el promedio de los 24 países europeos que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 0,291, con datos de 2012 y 2013. Al mismo tiempo, ninguno de los países superó en desigualdad a la cifras de la Argentina.
Si bien existen algunas diferencias metodológicas en cómo se mide el Gini en cada lugar, por ejemplo, si se toma el hecho de tener vivienda propia o no, “aún haciendo los ajustes necesarios el orden no cambia: Argentina es más desigual que los países de Europa”, resumió a Chequeado Leonardo Gasparini, doctor en Economía por la Universidad de Princeton y director del Cedlas. Sobre las causas, señaló que hay múltiples razones, pero una importante “es la diferencia entre el impacto distributivo del gasto público y los impuestos: alto en Europa y moderado en la Argentina”.
El número para la Argentina de Navarro sí coincide con el Gini que publicó el INDEC para el ingreso principal de la población ocupada, aunque en este caso se trata de un subgrupo del total, y no es comparable con los datos que publica la OCDE o el Banco Mundial.
Consultados por Chequeado, desde su equipo de trabajo mencionaron que los datos europeos provenían del sitio Eurostat del Gini que se calcula antes de las transferencias sociales, con un promedio de 0,361 tomando las 28 naciones de la Unión Europea. Luego de las transferencias el Gini pasa a 0,305, en todos los casos menor al de la Argentina, de acuerdo a la misma fuente.
“Para medir la desigualdad conviene tomar el Gini entre individuo u hogares y no de un segmento en particular, como los ocupados”, señaló a este medio Gabriel Kessler, investigador del Conicet y profesor de la UNLP. “Europa ha exhibido durante la mayor parte del siglo XX menor desigualdad que América Latina. Las principales razones son la existencia en los países europeos de un piso social de derechos, impuestos progresivos y menos diferencias de ingresos laborales”, agregó.
Una publicación de 2015 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señala que en términos internacionales y pese a los avances de la última década se trata de “la región más desigual del mundo”, que tiene como marca distintiva “la alta concentración del ingreso y de la riqueza en pocas familias”.
Los datos de la base Sedlac muestran que, a tono con la región, la Argentina tuvo un incremento de la desigualdad durante la década del ‘90 que comenzó a descender desde 2003. La cifra actual del coeficiente de Gini es similar a la de 1986. La mejora en América Latina se debe “a la mejora de los ingresos laborales, las transferencias condicionadas del Estado y la extensión de la población mayor con jubilación”, como analizó Kessler.
Hay que tener en cuenta que el Gini no es el único indicador para medir la desigualdad, y que tiene sus limitaciones. “Este refleja la dispersión entre los ingresos entre personas u hogares, pero no la distribución funcional entre capital y trabajo, la llamada distribución primaria. Por otro lado, un país puede tener un Gini bajo (como Burundi) pero ingresos per cápita muy bajos, por lo cual ser muy pobre pero relativamente homogéneo”, concluyó Kessler.
Fecha de publicación original: 02/07/2015
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