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A 40 años de los primeros casos de VIH: en la Argentina unas 140 mil personas viven con el virus, pero el 17% no lo sabe

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • Por año se producen en el país un promedio de 4.500 nuevos casos, según los últimos datos del Ministerio de Salud de la Nación.
  • La principal vía de transmisión del virus son las relaciones sexuales sin el uso del preservativo (98%).
  • Derrotar el estigma y la discriminación asociados al VIH, que las personas puedan conocer su serología para luego realizar un tratamiento y la inequidad en el acceso a la terapia antirretroviral continúan siendo los principales desafíos.

Hace 40 años, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos publicaba en su boletín los primeros casos de lo que, posteriormente, se denominó Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). 

Tan solo 2 años después, en 1983, los Laboratorios del Instituto Pasteur en París aislaban el agente infeccioso responsable de esta nueva enfermedad: el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH).

A lo largo de estas 4 décadas se calcula que cerca de 40 millones de personas han fallecido a causa de enfermedades relacionadas con el SIDA en todo el mundo. Además, conviven con el VIH unas 38 millones, todavía se infectan cerca de un millón anualmente y fallecen unas 700 mil por año.

Se estima que en la Argentina son 140 mil las personas que tienen el virus, aunque un 17% de ellas lo desconoce, según datos del último Boletín sobre el VIH, SIDA e ITS en la Argentina presentado hoy por el Ministerio de Salud de la Nación con motivo del Día Mundial del VIH/SIDA.

En la actualidad, el 65% de las personas que conoce su diagnóstico se atiende en el subsistema público de salud y más de 65 mil se encuentran en tratamiento antirretroviral en el mismo. 

Por año se producen un promedio de 4.500 nuevos casos, diagnosticándose 2,4 varones cis con VIH por cada mujer cis con el virus. En cuanto a la oportunidad del diagnóstico, el 29,9% se realiza en una etapa avanzada de la infección: el 31,1% en los varones cis, 27,2% en las mujeres cis y 25% en las mujeres trans.

Por otro lado, la tasa de mortalidad por patologías asociadas al VIH, si bien tuvo importantes cambios en los últimos 10 años, continúa con la tendencia al descenso ubicándose en 2,81 cada 100 mil habitantes en 2019. 

La principal vía de transmisión del VIH son las relaciones sexuales sin uso del preservativo (98%). Entre los varones cis, el 63% se infecta durante prácticas sexuales con otros varones y casi el 36% durante relaciones sexuales con mujeres cis. 

Derrotar el estigma

Los inicios del VIH estuvieron signados por el estigma. Sobre todo a quienes adquirían el virus, pero también hacia quienes los atendíamos. Desde entonces, la discriminación es la principal fuerza motriz de la epidemia”, escribió Pedro Cahn, director científico de la Fundación Huésped a propósito de los 40 años del VIH.

“A poco más de un año de los primeros casos de COVID-19 ya contamos con vacunas que demuestran ser efectivas. En el caso del VIH tuvimos que esperar 6 años para que se apruebe el AZT, la primera droga contra el virus, y 9 más para contar con lo que cambiaría el curso de la pandemia: la Terapia Antirretroviral Altamente Activa que permite suprimir la replicación del virus y convertirlo en una enfermedad crónica”, sostuvo Cahn, quien desde el Servicio de Infectología del Hospital Fernández atendió los primeros pacientes con el virus en la Argentina.

Y agregó: “Sin embargo, tanto en el caso de las vacunas para la COVID-19 como en el del tratamiento antirretroviral, las inequidades geopolíticas en el acceso golpean más fuerte a los más desprotegidos: hay países que acceden y otros que no”.

En el caso de la Argentina, el país cuenta con test y tratamiento para el VIH gratuito y universal, 2 herramientas fundamentales para dar respuesta al virus. 

Que las personas puedan conocer su serología para luego acceder a un tratamiento que les permita mantener una buena calidad de vida es el pilar fundamental de las estrategias para terminar con la epidemia. A esto se suma que sabemos que indetectable es igual a intransmisible, es decir, que una persona en tratamiento que mantiene su carga viral indetectable de manera sostenida no transmite el virus por vía sexual. Entonces, nos preguntamos cómo todavía alrededor del 17% de las personas que viven con VIH no lo saben”, reflexionó Cahn.

La otra pandemia

Un informe reciente del Fondo Mundial para la Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria muestra que la pandemia de COVID-19 afectó significativamente los sistemas de salud y la prestación de servicios en los países de ingresos bajos y medianos de África y Asia el año pasado. Como resultado, la prestación de servicios de VIH se ha interrumpido en casi dos tercios de los países. Además, las pruebas de VIH cayeron un 41% de abril a septiembre de 2020, en comparación con el mismo período de 2019. 

Durante la pandemia, en nuestro país se evidenciaron faltantes y demoras en los tratamientos antirretrovirales, y en algunos lugares se está viendo el faltante de preservativos. Desde AHF Argentina solicitamos a las autoridades que no se deje de lado el VIH, que es la otra pandemia con la que convive la COVID-19 y cuyo tratamiento y atención es prioridad”, sostuvo Natalia Haag, directora de Testeo y Prevención del VIH de AIDS Healthcare Foundation (AHF), Argentina.

En este sentido, AHF Argentina junto a otras 40 organizaciones de la sociedad civil y organizaciones científicas piden que se trate el proyecto de la nueva ley de VIH que se encuentra en la Cámara de Diputados y que no pierda estado parlamentario. 

“La ley actual fue sancionada en 1990 y quedó desactualizada. El proyecto de ley busca mejorar la calidad de vida y de atención de todas las personas con VIH y de la comunidad en general. Cambia el enfoque y el paradigma hacia la prevención y promoción de la salud, dentro del marco de derechos humanos”, agregó Haag.

La ley vigente (23.798), sancionada en 1990, tiene un enfoque biomédico, y el proyecto actual una perspectiva de género y de derechos humanos. Busca poner foco en los determinantes sociales de la salud y la eliminación del estigma.

Entre otros puntos, plantea la prohibición del test de VIH, hepatitis, tuberculosis y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS) para ingresar a un puesto de trabajo, en los exámenes médicos preocupacionales. También declara de interés público y nacional a los medicamentos, vacunas, procedimientos y productos médicos para la prevención, diagnóstico, tratamiento y cura del VIH, hepatitis, tuberculosis y otras ETS y el acceso universal, oportuno y gratuito a los mismos. 

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