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Esta nota tiene más de un año

Cuáles son los tratamientos más prometedores para la COVID-19

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • Un especial del sitio Salud con Lupa repasa la evidencia científica de distintos tratamientos.
  • No hay aún ningún tratamiento definitivo hasta el momento, pero sí hay varios que parecen prometedores.
  • Acá un repaso por la evidencia disponible.

Última actualización: 06/11/2020

En el ondulante camino por contener a la COVID-19, los médicos de todo el mundo han usado desde antiinflamatorios y antivirales hasta plasma sanguíneo y células madre. El medio especializado Salud con Lupa realizó un especial, con la colaboración de la Fundación Epistemonikos, en el que analizó 32 de los tratamientos y medicamentos más usados contra el coronavirus. Para ello, se elaboró una clasificación de siete niveles (desde “altamente efectivo” hasta “la Ciencia no lo avala”) que procura evaluar el beneficio de las principales terapias, según la evidencia disponible hasta el momento.

Hasta la fecha, ninguno de los tratamientos está clasificado como “altamente efectivo”, el nivel más alto en el que entrarían aquellos tratamientos que sean accesibles, efectivos y seguros, para los cuales la evidencia entrega buena certeza de que los datos obtenidos en los estudios reflejan lo que ocurrirá en la realidad.

Sin embargo, existen dos tratamientos (la dexametasona y la hidrocortisona) que están clasificados en el sexto nivel de siete.

Dexametasona:

Hasta la fecha, es uno de los dos medicamentos que están clasificados como listos para su uso. La dexametasona es un corticoide que disminuye la inflamación (efecto antiinflamatorio) y reduce o suprime la respuesta inmune de nuestro organismo (efecto inmunosupresor). Estos efectos son los que se buscan controlar en los casos más graves de COVID-19 porque hay inflamación del pulmón y otros órganos, además de una respuesta inmune “exagerada” de nuestro organismo.

Nivel de evidencia: Conocemos los resultados de tres ensayos clínicos aleatorizados, con más de 6.000 pacientes enrolados, que respaldan la eficacia de la dexametasona en los casos graves de COVID-19 atendidos en unidades de cuidados intensivos.

En casos de menor gravedad, como los pacientes hospitalizados fuera de unidades de cuidados intensivos, no está claro si el tratamiento con dexametasona tiene alguna eficacia. Existen estudios en curso que buscan aclarar esta interrogante.

En el caso de las personas con síntomas leves que no requieren hospitalización, la dexametasona no tiene ninguna eficacia. Tampoco juega un rol en la prevención del contagio.

Los principales estudios: Los principales ensayos que han reportado datos totales o parciales son: RECOVERY (Reino Unido), DEXA-COVID19 (internacional) y CoDEX (Brasil).

Países de América Latina que lo usan contra la COVID-19: Ya se usa para pacientes hospitalizados en Brasil, Colombia, México y Perú.

Postura de la Organización Mundial de la Salud (OMS): La OMS recomienda el uso de corticoides para el tratamiento de pacientes con COVID-19 en estado grave y crítico. No sugiere usarlos en casos leves, ya que los estudios no reportaron beneficios en estos casos y podría resultar perjudicial. La terapia debe estar bajo la supervisión de un médico.

Posibles efectos adversos: Los corticoides tienen múltiples efectos adversos, en especial en quienes los utilizan por tiempo prolongado. Sin embargo, en el contexto en el que se utilizan en el tratamiento de pacientes con COVID-19 graves, el único efecto adverso importante es el aumento del nivel de glucosa sanguínea, algo que es fácilmente controlable y que no tiene consecuencias a largo plazo.

Costo aproximado: 30 tabletas 0.75 mg = 1-2 USD

Hidrocortisona

Hasta la fecha, es uno de los dos medicamentos que están clasificados como listos para su uso. Es un corticoide que disminuye la inflamación (efecto antiinflamatorio) y reduce o suprime la respuesta inmune de nuestro organismo (efecto inmunosupresor). Estos efectos son los que se buscan controlar en los casos más graves de COVID-19 porque hay inflamación del pulmón y otros órganos, además de una respuesta inmune “exagerada” de nuestro organismo.

Nivel de evidencia: Conocemos los resultados de tres ensayos clínicos aleatorizados, con más de 500 pacientes enrolados, que respaldan la eficacia de hidrocortisona en los casos graves de COVID-19, que son los que requieren atención en unidades de cuidados intensivos.

En casos de menor gravedad, como los de pacientes hospitalizados fuera de unidades de cuidados intensivos, no está claro si el tratamiento con hidrocortisona tiene eficacia. Existen estudios en curso que buscan aclarar este interrogante. En el caso de las personas con síntomas leves que no requieren hospitalización, la hidrocortisona no tiene ninguna eficacia.

Los principales estudios: Los principales ensayos que han reportado datos totales o parciales son: REMAP-CAP (internacional), COVID STEROID (Dinamarca) y CAPE COVID (Francia).

Postura de la Organización Mundial de la Salud (OMS): La OMS recomienda el uso de corticoides para el tratamiento de pacientes con COVID-19 en estado grave y crítico. No sugiere usarlos en casos leves, ya que los estudios no reportaron beneficios en estos casos y podría resultar perjudicial. La terapia debe estar bajo la supervisión de un médico.

Posibles efectos adversos: Los corticoides tienen múltiples efectos adversos, en especial en quienes los utilizan por tiempo prolongado. Sin embargo, en el contexto en el que se utilizan en el tratamiento de pacientes con COVID-19 grave, el único efecto adverso importante es el aumento del nivel de glucosa sanguínea, algo que es fácilmente controlable y que no tiene consecuencias a largo plazo.

Costo aproximado: No disponible.

Tratamientos que necesitan más investigación

Por otro lado, hay tres medicamentos que están clasificados como “prometedores”. En este quinto nivel de 7 se encuentran aquellos tratamientos en los que aún no podemos asegurar con certeza que los beneficios sean mayores que los riesgos y costos, pero hay resultados iniciales alentadores. Todavía no están listos para uso, pero se justifica realizar más investigaciones.

G-CSF

El G-CSF (factor estimulador de colonias de granulocitos o Granulocyte colony-stimulating factor, en inglés) es un medicamento que estimula la producción de glóbulos blancos, que son parte del sistema inmune. Esto sugiere que podría aumentar la capacidad de defensa del organismo ante el ataque del SARS-CoV-2.

Nivel de evidencia: Un primer ensayo aleatorizado con 200 pacientes mostró resultados bastante prometedores al tratar a un grupo específico de pacientes con COVID-19 en estado grave (pacientes con bajo nivel de linfocitos circulantes). Aunque es necesario que otros ensayos lo confirmen, podría tratarse de una nueva alternativa terapéutica para algunos pacientes críticos.

Los principales estudios: El ensayo de Cheng LL y colaboradores en China es el único publicado hasta ahora. Existen más de 10 ensayos en curso con este medicamento o con algunos similares, que debieran aclarar si realmente se trata de una alternativa efectiva.

Países de América Latina que lo usan contra el COVID-19: Ninguno.

Postura de la OMS: No recomendado como tratamiento para COVID-19.

Posibles efectos adversos: Fiebre, dificultad para respirar, falta de aliento, respiración rápida, dolor abdominal, dolor de espalda, malestar, sangrado o moretones inusuales.

Costo Aproximado: No disponible

Telmisartán

Se piensa que el telmisartán podría bloquear el mecanismo que utiliza el SARS-CoV-2 para ingresar en las células. El telmisartán es un antihipertensivo que opera sobre el llamado “eje renina-angiotensina-aldosterona”, que es un sistema esencial dentro del organismo para regular la presión sanguínea y el balance de fluidos. Son justamente partes de ese mismo eje las que son utilizadas por el virus SARS-CoV-2 para ingresar en las células. Por eso ha existido mucho interés en investigar este medicamento y otros similares.

Nivel de evidencia: El estudio BRACE CORONA en Brasil mostró los siguientes resultados: en pacientes con COVID-19 que toman telmisartán por otros motivos no causa riesgos si continúan usándolo. Esto significa que podemos descartar los riesgos que algunos estudios sugirieron al principio de la pandemia.

Más relevante aún es un pequeño ensayo aleatorizado que mostró algunos efectos beneficiosos al agregar telmisartán al tratamiento de pacientes con COVID-19. Aún se requieren más estudios, pero los resultados existentes hacen que los medicamentos que actúan sobre el eje renina-angiotensina-aldosterona entren a la categoría de prometedores.

Los principales estudios: Los ensayos que han reportado datos totales o parciales son: BRACE CORONA (Brasil), y Duarte y colaboradores (Argentina). Existe una veintena de ensayos en desarrollo.

Países de América Latina que lo usan contra el COVID-19: Ninguno.

Postura de la OMS: No recomendado como tratamiento para COVID-19.

Posibles efectos adversos: Dolor de espalda, diarrea, dificultad para respirar o tragar, ampollas o sarpullido en la piel.

Costo Aproximado: No disponible.

Vitamina D

La vitamina D tiene múltiples funciones en nuestro organismo. Actualmente se le atribuyen innumerables propiedades, entre ellas, ayudar a prevenir o acelerar la recuperación de infecciones virales, como la COVID-19.

Nivel de evidencia: Se han realizado muchísimos estudios que muestran que personas con niveles bajos de vitamina D podrían tener mayor riesgo de contraer COVID-19, y que las que se contagian pueden tener una peor evolución.

Los estudios en los que se ha administrado vitamina D para prevenir o tratar COVID-19, en general, también han reportado buenos resultados. Además, el primer ensayo aleatorizado que usa vitamina D para tratar a pacientes con COVID-19 hospitalizados mostró una importante reducción de los riesgos de que su estado se agravara. Lamentablemente, se trata de un ensayo pequeño, con múltiples limitaciones metodológicas.
Considerando la evidencia en su conjunto, podemos concluir que se trata de una opción prometedora, pero que aún no está claro si es efectiva o no, por lo que se requiere confirmación en ensayos aleatorizados más robustos.

La vitamina D formó parte del tratamiento que recibió el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. El tratamiento fue aparentemente exitoso. Pero al tratarse de un caso individual, no contribuye a reducir la incertidumbre sobre la efectividad de la vitamina D para tratar el COVID-19.

Los principales estudios: El ensayo COVIDIOL (España) es el único que ha reportado resultados hasta ahora. Existen decenas de ensayos en desarrollo.

Países de América Latina que lo usan contra el COVID-19: Ninguno.

Postura de la OMS: No indicado como tratamiento para COVID-19

Posibles efectos adversos: Consumir demasiada vitamina D (conocida como toxicidad por vitamina D) puede ser perjudicial. Los signos de toxicidad incluyen náuseas, vómitos, falta de apetito, estreñimiento, debilidad y pérdida de peso.

Costo Aproximado: No disponible.

Esta nota es un resumen de un aspecto de los tratados en el especial de Salud con Lupa, que puede consultarse completo acá: CIENTÍFICAMENTE COMPROBADO: un análisis de los tratamientos más usados contra el COVID-19

Actualización 06/11/2020: esta nota fue actualizada con los últimos datos disponibles.

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Comentarios

  • Gregorio Jimenez Ballestero7 de septiembre de 2020 a las 7:35 amque lástima que no haya un tratamiento eficaz para acabar con este maldito virus evitando la muerte de miles de individuas hasta que se aplique una vacuna eficaz
  • Nestor Palagonia7 de septiembre de 2020 a las 11:53 pmQue se sabe de una vacuna en spray con patente Argentina que esta siendo estudiada x el Conicet?
  • Clagasal9 de noviembre de 2020 a las 10:25 amTratamiento eficaz: cuidarse más...En cuanto al spray en realidad es un fijador de pelo, igual al que usaban las señoras al salir de las peluquerías hace unos cuántos años. Onda "revival"...
  • José12 de diciembre de 2020 a las 12:06 pmLa ivermectina es considerada efectiva y con casi nulos efectos colaterales?

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