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El 15% de las embajadas argentinas están a cargo de mujeres

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • El gobierno de Alberto Fernández solo designó a 2 embajadoras: Fernanda Silva en el Vaticano y María del Carmen Squeff ante la ONU.
  • La baja participación de las mujeres en el servicio exterior también se ve en los ingresos a la carrera diplomática, aunque el número aumentó en los últimos años.
  • Más de 300 funcionarias de Cancillería se agruparon para reclamar mayor igualdad y una mejor conciliación de la vida profesional con la personal.

Semanas atrás, el Senado aprobó los pliegos de los embajadores propuestos por el Poder Ejecutivo Nacional para representar a la Argentina en el exterior. Los 12 elegidos tienen algo en común: son todos hombres.

Las mujeres seleccionadas no pasaron por la Cámara alta. Las únicas 2 designadas por esta gestión como embajadoras son diplomáticas de carrera (por eso no pasaron previamente por el Senado): María Fernanda Silva (Vaticano) y María del Carmen Squeff (Naciones Unidas). El presidente, Alberto Fernández, anunció que la ex embajadora en Venezuela (2006-2011) y el Reino Unido (2012-2015), Alicia Castro, sería la representante argentina en Rusia, pero todavía no se mandó su pliego, según confirmó la Cancillería a Chequeado.

La baja participación de mujeres en las últimas designaciones para la representación argentina en el exterior no es un fenómeno exclusivo de esta gestión. De las 85 embajadas argentinas, 13 están a cargo de mujeres, es decir un 15%. Entre ellas, 10 son embajadoras y 3 encargadas de negocios, que tienen un rango jerárquico menor a las embajadoras, pero han quedado a cargo de una delegación diplomática. Entre las misiones permanentes ante organismos internacionales, la recientemente nombrada Squeff es la única representante femenina.

El escaso porcentaje de mujeres también se replica en los consulados (27%) y, a nivel local, en la Cancillería, donde las principales autoridades (canciller, jefe de Gabinete y secretarios) son todos hombres, de acuerdo con datos disponibles en el sitio oficial del Ministerio y consultas realizadas al área de Comunicación por este medio.

Las diplomáticas presentaron sus reclamos

En respuesta a este panorama desigual, más de 300 funcionarias del servicio exterior crearon la Red de Diplomáticas Argentinas y le presentaron al canciller, Felipe Solá, un petitorio con una serie de “medidas urgentes” para lograr objetivos como “avanzar hacia la igualdad sustantiva dentro de la carrera diplomática” y “la conciliación de la vida personal con la laboral”, entre otros.

Además, un grupo de diplomáticas que trabajan en Cancillería y en representaciones en el exterior crearon la cuenta de Twitter “Me casé con la carrera”, en donde comparten información sobre las disparidades de género y experiencias de “micromachismos” en el Palacio San Martín, donde funciona el Ministerio de Relaciones Exteriores.

En diálogo con Chequeado, una de estas funcionarias, que pidió no ser identificada, indicó que, además de la falta de mujeres en los cargos jerárquicos, también hay una serie de barreras no formales que limitan el ingreso de las mujeres en la carrera.

“Cuando estás averiguando para entrar al servicio exterior, te desalientan diciendo que los horarios son muy extensos y que este estilo de vida te va a costar tu vida personal. No se hacen esfuerzos para convencer a las mujeres de sumarse”, señaló la diplomática que además recordó que en coloquios públicos para el ingreso a la carrera le preguntaron a ella y a sus colegas qué pensaban sus novios y sus padres sobre su decisión, algo que no les pasaba a los hombres.

De acuerdo con el “Plan de Acción para la Igualdad de Oportunidades Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto 2017-2019”, la cantidad de mujeres que se inscribieron al concurso de ingreso al Instituto de Servicio Exterior aumentó en los últimos años, desde 40 en 2000 hasta las más de 100 en los últimos años, representando entre un 32% y un 53% del total. Entre los que efectivamente ingresaron, desde 2000 el porcentaje de mujeres fue variando entre un 28% a un 60% pero no de manera lineal año a año. Los principales picos registrados por este informe fueron 2003 y 2008.

La misma diplomática también señaló que hay una serie de trabas legales que también dificultan el ascenso de mujeres en la carrera. “Las diplomáticas tienen 3 meses de licencia de maternidad como todos los funcionarios de la administración pública pero, si se toman los 3 meses de excedencia sin goce de sueldo, este período no se computa dentro de la antigüedad y genera un atraso en el escalafón”, dijo.

Esta no es la única barrera para la conciliación entre la vida personal y profesional. “Por un principio de unidad familiar, cuando 2 funcionarios diplomáticos están en pareja son destinados a la misma ciudad o a localidades cercanas. Pero de esas 2 personas, la que tiene menor rango tiene un descuento del 30% en su sueldo. Aunque no lo diga el texto de la norma, esto afecta especialmente a las mujeres”, agregó.

Políticas para mayor igualdad

Consultada por este medio, la ex canciller Susana Malcorra (2015-2017) -la segunda mujer que se desempeñó en ese cargo en la historia argentina, después de la gestión de Susana Ruiz Cerutti de 6 semanas, entre mayo y julio de 1989-, consideró que el desafío local en cuanto a la búsqueda de igualdad entre hombres y mujeres en este sector “es lograr que las políticas de género, de énfasis en el aumento de la participación de las mujeres, de acento en incluir mujeres, se transformen en obligatorias y no queden libradas al azaroso poder de decisión de la autoridad de turno”.

“Recuerdo nítidamente cuando me presentaban todos candidatos hombres: haciendo la pregunta de por qué no hay mujeres, siempre surgía la respuesta de que no hay nadie ‘lista’. En un repaso de nombres siempre surgían una o dos opciones en la misma conversación. Hay un filtro negativo que se debe vencer y que sólo es posible estableciendo algunos parámetros obligatorios”, agregó Malcorra.

En las últimas horas, Solá anunció la incorporación del género femenino en el escalafón de la Cancillería, creando así formalmente el cargo de “embajadora” y “consejera”, entre otros, que hasta ahora existían solo en masculino. Además, se adelantó la designación de la diplomática de carrera Ana Sarrabayrouse en la Dirección de la Mujer y Asuntos de Género. Ambas medidas coinciden con reclamos de la Red de Diplomáticas.

En relación con las medidas a tomar para la inclusión femenina, Malcorra señaló: “Esto requiere foco, dedicación, trabajo, comunicación y, sobre todo, la profunda convicción de que nuestra sociedad debe estar debidamente representada en nuestra proyección al exterior. Eso sólo es posible si las mujeres logran ser parte activa y se consigue el balance de género. No es algo ‘políticamente correcto’, es el deber ser de la sociedad argentina”.

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