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Esta nota tiene más de un año

Por qué ganan los oficialismos

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • En 12 de las 14 elecciones provinciales que hubo en 2019 se impusieron los oficialismos.
  • La visibilidad de la gestión, la posibilidad de definir las reglas del juego y el uso discrecional de la publicidad oficial son algunos de los factores que influyen.

Desde que se inició el cronograma electoral de 2019, una sucesión de resultados en las provincias instaló la idea de que la victoria de los oficialismos marca la lógica política del año. Esa ola de triunfos del partido gobernante no es novedosa para el país -ni para la región- y se explica por la asimetría existente en las condiciones de competencia entre la oposición y quien ejerce el poder, y también por razones sociológicas. Sin embargo, la tendencia no es imposible de quebrar, como quedó demostrado el domingo 16 de junio último en Santa Fe y Tierra del Fuego.

La ola de victorias oficialistas fue inaugurada el 10 de marzo por Neuquén, donde el gobernador, Omar Gutiérrez, candidato por el Movimiento Popular Neuquino (MPN), consiguió la reelección, con el 40,19% de los votos. Al buen desempeño nada novedoso del MPN en Neuquén -mantiene su hegemonía desde hace 57 años- se le sumaron después los triunfos de los oficialismos en las elecciones de Córdoba, San Juan, Río Negro, Chubut, Entre Ríos, La Pampa, Misiones, Jujuy, Tucumán, Formosa, San Luis y en las primarias de Mendoza.

La estadística marca la tendencia. “Todo oficialismo gana hasta que se muestre lo contrario”, dice Ignacio Ramírez, director del Posgrado en Opinión Pública de FLACSO. Según un informe elaborado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) en base al período 1983-2011, la proporción de victorias oficialistas “nunca fue inferior al 70%” y alcanzó su pico máximo en 2011, cuando llegó al 91%. Más aún, en seis de los 24 distritos argentinos no hay alternancia desde 1983: Formosa, La Pampa, La Rioja, Neuquén, San Luis y Santa Cruz estuvieron siempre gobernadas por la misma fuerza política, el peronismo. El fenómeno, entonces, no es nuevo.

“Desde el `83 hasta hoy siempre fue así, los oficialismos reciben un plus de votos. Si el gobernador se presenta a la reelección, tiene posibilidades de éxito casi totales”, dice María Page, investigadora asociada de CIPPEC y una de las autoras del documento que profundiza en el efecto “cancha inclinada”, como llama la Ciencia Política a las ventajas del oficialismo. El informe tomó como modelo el enfoque de trabajos realizados en los Estados Unidos para explicar por qué las legislaturas de los estados casi no cambian de color político.

¿Ser gobierno mejora el desempeño de los oficialismos en las urnas? “El principal determinante es la visibilidad del que está en el puesto, la posibilidad de canalizar demandas y de bajar recursos a su distrito. El dirigente es más conocido y tiene un desempeño para mostrar. La promesa de algo mejor es lo desconocido”, explica Page.

A esos factores se suman las posibilidades del gobernante de determinar las reglas de juego -fijar, por ejemplo, la fecha de elecciones-, el uso discrecional de la publicidad oficial -que en casi todo el país no está regulada- y la discrecionalidad que existe para conformar alianzas, con sistemas como acoples y leyes de lemas que, según Page, “fragmentan hacia abajo y potencian a quien gobierna, porque es quien tiene mayor nivel de conocimiento”, y resulta más atractivo para quienes quieren adherir a su boleta.

El nivel de empleo público también incide: la posibilidad de éxito del oficialismo se incrementa en aquellas provincias en las que representa una mayor proporción de la población económicamente activa, donde un cambio de gobierno amenazaría la estabilidad laboral. “Hay gobernadores para los que directamente ir a una elección no implica ningún riesgo“, dice la investigadora de CIPPEC. En las únicas dos provincias en las que no existe posibilidad de reelección, Santa Fe y Mendoza, la ventaja oficialista se modera, aunque no desaparece. En Santa Fe, el socialismo perdió la Gobernación el 16 de junio último, tras 12 años de gestión, con tres gobernadores diferentes.

El discurso oficial sugiere que, a su vez, los triunfos de las fuerzas gobernantes en las provincias estarían empujados por el aumento de recursos que percibieron las administraciones locales durante la administración del presidente, Mauricio Macri, y que les permitieron a los gobernadores mostrar resultados aún en un contexto económico negativo. El ingreso de dinero de manera automática “le agrega previsibilidad” a la gestión, dicen en la Casa Rosada. Según los números que maneja el Ministerio del Interior, la coparticipación a las provincias pasó de representar el 7% del Producto Bruto Interno (PBI), en 2015; al 7,6%, en 2019. Con ese número, y la caída de los fondos discrecionales, la Casa Rosada afirma que éste es “el gobierno más federal de la historia”.

“Hay una explicación politológica de las reelecciones, que tiene que ver con el control de agenda, medios, calendario, capacidad de inauguración de obras, en definitiva, la asimetría de recursos materiales. Pero desde lo sociológico también hay que incluir una cancha inclinada discursiva. El lenguaje político consagra la legitimidad del gobierno, que es el que hace, y descalifica simbólicamente al rol opositor, que es el que pone palos en la rueda y se convierte en un mero auditor”, dice Ramírez. Por eso, explica el sociólogo de FLACSO, en todo el continente americano, donde rige una cultura muy presidencialista “las tasas de reelección son altísimas”. “En los Estados Unidos es casi un trámite. La presidencia es de ocho años, con un plebiscito en el medio”, grafica.

En la Argentina, ante la alta efectividad que demostraron los gobiernos provinciales a la hora de medirse en las urnas en lo que va de 2019, dice Ramírez, el Gobierno encontró dos soluciones interpretativas “funcionales a sus aspiraciones”: provincializar los resultados para evitar hablar de las derrotas de Cambiemos en la mayoría de los distritos e “instalar la idea de que éste es el año del triunfo de los oficialismos”, para inducir a la conclusión de que también Macri conseguirá la reelección, a pesar de la situación económica desfavorable. Las encuestas muestran que, pese la cancha inclinada, el final está abierto.

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Comentarios

  • juan martin26 de junio de 2019 a las 9:25 amLa madre de todas las batallas tambien la ganara el oficialismo, confirmando la tendencia electoral de todo el 2019 y demostrando que por mas que en la mayoria de las provincias gano el Peronismo esos mismos votantes no tendran problema a la hora de elegir un presidente que no represente a ese partido. La gente en el interior sabe lo que quiere y tambien lo que no quiere.

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