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Teletrabajo: los trabajadores que más pueden trabajar en sus casas son los de mayores ingresos y más formación

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • Distintos estudios estiman que en las condiciones actuales sólo alrededor de un cuarto de la población ocupada podría trabajar bajo la modalidad remota.
  • Además, destacan la desigualdad en el acceso a tecnologías, que dificulta aún más el “home office” o trabajo a distancia.
  • En la Ciudad de Buenos Aires se registra el potencial de teletrabajo más alto, cerca del 50% de los ocupados, porcentaje que baja a la mitad en los partidos del Gran Buenos Aires.

La pandemia del coronavirus modificó muchos aspectos de la vida cotidiana. Quizás el más palpable, además de la higiene y los barbijos, sea el trabajo diario (o la falta de él). En la Argentina, desde el 20 de marzo rige el aislamiento obligatorio para la mayoría de la sociedad y, si bien hay algunos sectores exceptuados, una gran cantidad de trabajadores tuvieron que cambiar su día a día y trabajar desde sus casas, o directamente dejar de hacerlo. 

¿Cuál es la capacidad de implementar el “home office” o teletrabajo en el país? ¿Cómo impactó esta nueva modalidad a distancia en los distintos sectores? ¿Qué elementos hay que tener en cuenta? En esta nota tratamos de responder esas preguntas.

El “home office” no es para todos

Alrededor de un cuarto de los ocupados puede trabajar en sus casas mediante el teletrabajo, según surge de 2 recientes estudios. Un estudio del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad de la Plata sostiene que “en las condiciones actuales solo alrededor de un cuarto de la población ocupada podría trabajar bajo la modalidad remota”. 

Otro trabajo del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) arroja resultados similares. Este informe destaca que entre el 27% y 29% de los trabajos tienen “el potencial para realizarse desde el hogar”. Pero este porcentaje no incluye las dificultades que nacen de que “en los hogares se requiere una infraestructura que incluya como mínimo una conexión segura a internet y un dispositivo digital con la potencia adecuada para llevar a cabo el teletrabajo”, por lo que, teniendo en cuenta estas dificultades, el porcentaje “se reduce sensiblemente” y baja al 18% al tener en cuenta el uso de computadoras.

Igualmente, el estudio de Cippec advierte que la cantidad de trabajadores que realiza teletrabajo está muy por debajo de ese porcentaje ideal. Según su estimación, menos del 8% de los trabajadores efectivamente trabajaban desde el hogar antes de la pandemia. El estudio aclara que, “si bien hay ocupaciones que podrían ser teletrabajables con alguna reasignación de tareas”, hay un 40% de los trabajos detectados por el INDEC en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que “requieren críticamente de la interacción física para ser llevados a cabo”.

En qué sectores es posible trabajar a distancia y en cuáles no

Los sectores con mayor posibilidad de teletrabajo según Cippec son el de “Enseñanza” (71% de trabajos potencialmente teletrabajables), “Actividades Financieras y Seguros” (61%), “Profesionales, Científicas y Técnicas” (60%), “Información y Comunicación” (58%) e “Inmobiliarias” (54%). “Incluso para las ramas más teletrabajables, el pasaje al mundo digital es un desafío si consideramos la infraestructura de los hogares”, sostiene el informe y destaca el caso de la enseñanza, “donde el potencial es alto, pero también lo son los problemas de implementación”.

“Lo peor que podemos hacer es simular normalidad allí donde no la hay. No solamente porque los resultados educativos no van a ser los mismos sino porque les estaríamos transmitiendo a nuestros hijos y alumnos un mal mensaje”, sostuvo en una entrevista Mariano Narodowski, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella y doctor en Educación. Como explica este informe de la organización Argentinos por la Educación, 1 de cada 5 alumnos de primaria no tiene internet en su casa y de los que sí tienen, muchos carecen de una conexión adecuada para estudiar debido a la baja velocidad, la poca disponibilidad de datos o la falta de dispositivos.

En contraste, las ramas donde las actividades no son fácilmente trasladables al mundo virtual son: “Agricultura, Ganadería, Caza, Silvicultura y Pesca” (22%), “Industria Manufacturera” (17%), “Transporte y Almacenamiento” (13%), “Actividades administrativas y Servicios de Apoyo” (17%), y por supuesto, “Construcción” (10%) y “Personal Doméstico” (5%). 

Desigualdades en el teletrabajo

“El grado de aplicabilidad de esta modalidad por ocupación e industria es muy heterogéneo. Las ocupaciones menos compatibles con el teletrabajo están caracterizadas por una mayor proporción de trabajadores informales y cuentapropistas, con niveles de educación, calificación y salarios más bajos”, destaca el informe de los investigadores Cristian Bonavida Foschiatti y Leonardo Gasparini del Cedlas, en donde agregan que, por estas diferencias, estiman que “los efectos negativos de corto plazo de la pandemia serían mayores en los estratos de menores recursos, lo que implicaría un aumento significativo de la pobreza”.

Estas diferencias también fueron marcadas por Cippec, ya que en su estudio el investigador Ramiro Albrieu indica que en las ocupaciones profesionales “el potencial de teletrabajo supera cómodamente el 50%”, mientras que en las ocupaciones no calificadas este porcentaje “no llega al 10%”. La misma proporción se da al comparar el decil de mayores ingresos (es decir, el 10% que más gana), donde la mitad de los trabajos pueden ser realizados desde el hogar, porcentaje que baja al 10% para el decil más bajo (es decir, el 10% que menos gana). Esta medida no considera los ajustes por acceso y uso de tecnologías, lo que “por supuesto ampliarían las brechas de oportunidades”.

Las diferencias también se ven a nivel geográfico: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) es donde se registra el índice más alto de potencial de teletrabajo en ambos estudios (cerca de la mitad de los ocupados puede realizar su trabajo de forma digital), en línea con la mayor presencia de servicios profesionales, mientras que ambos estudios destacan a los partidos del Gran Buenos Aires (GBA) como uno de los lugares más afectados, donde entre el 20% y el 25% de los trabajos pueden realizarse a distancia, debido a que la mayoría realiza ocupaciones que sí o sí requieren la interacción física

 

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Comentarios

  • Angélica Abdallah14 de mayo de 2020 a las 12:41 amEl teletrabajo NO implica precarización laboral. Esta modalidad de trabajo -bien implementada - debe tener las regulaciones adecuadas como las tiene cualquier otra forma tradicional de trabajo. Esas regulaciones implican, por ejemplo considerar si contrato inicialmente bajo esa modalidad o si alguien que ya está trabajando en la empresa pasa- en forma voluntaria - a ser teletrabajador. En este último caso no puede beneficios y/o ingresos o generarla mayores gastos. El tema es que esta modalidad sólo se tiene en cuenta, generalmente, en tiempos de crisis y entonces la urgencia puede provocar "descuidos" y hasta en algunos casos, un aprovechamiento de la situación por alguna de las partes. Es un tema algo complejo pero vale la pena tratar de incorporarlo a las agendas públicas y privadas y avanzar más.

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