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Esta nota tiene más de un año

Coronavirus: no hay curas aún; qué sabemos de las que están en desarrollo

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • La OMS está probando 4 medicamentos para ver su efectividad contra el nuevo coronavirus.
  • Hay otras terapias, como el plasma de convalecientes que también está en proceso de evaluación.
  • Mientras no haya una cura, hay que tener cuidado con las desinformaciones que circulan y en ningún caso recurrir a la automedicación.

Hasta la fecha, no hay una vacuna o medicamento específico probado para prevenir o tratar la enfermedad COVID-19. Ante la falta de tratamientos o terapias que aseguren una mejora, circulan muchas desinformaciones que prometen falsamente una solución contra el virus, como tomar café, hacer gárgaras con agua y sal o aspirar vapor de agua.

Estas desinformaciones son peligrosas y tenemos que evitar todos que circulen. Algunas porque pueden ser dañinas en sí mismas, como las que aseguran que el clorito de sodio puede “matar” el virus, cosa que no sólo no hace sino que puede ser perjudicial para la salud. Otras, porque generan expectativas e ilusiones que luego no se cumplen, y pueden llevar a las personas a tomar riesgos para su salud al pensar que luego podrán curarse fácilmente.

Mientras tanto, diferentes grupos de médicos y científicos trabajan en varios países para probar si los medicamentos que ya existen pueden ser efectivos contra el coronavirus, desarrollar nuevos tratamientos y buscar vacunas que puedan prevenir la infección. Un resumen de lo que sabemos hasta el momento sobre estos avances.

Hay cuatro fármacos que está probando la Organización Mundial de la Salud (OMS) en las pruebas clínicas de Solidarity, en distintos países del mundo, entre ellos la Argentina. Estos son:

La hidroxicloroquina y cloroquina, los medicamentos contra la malaria

La cloroquina es un medicamento utilizado hace muchos años contra la malaria (enfermedad causada por un parásito). Existe un derivado, la hidroxicloroquina, que se administra contra enfermedades como la artritis reumatoidea y el lupus.

Ambos medicamentos se están probando para el coronavirus. La hidroxicloroquina Se presentó como una de las grandes esperanzas, especialmente por parte del presidente norteamericano, Donald Trump, pero aún no hay evidencia científica de que funcione.

Parte del impulso vino de un estudio realizado por un médico en Francia, que aseguraba haber tenido resultados en un pequeño grupo de pacientes. Sin embargo, desde entonces, la revista científica que lo publicó se retractó y alertó que el estudio no cumple con los requisitos de rigurosidad necesarios.

La OMS señala que hasta ahora no hay ”evidencia de buena calidad que demostrara que la cloroquina o la hidroxicloroquina fueran eficaces para el tratamiento de la COVID-19. Últimamente ha surgido evidencia, producto de pequeños estudios con metodologías subóptimas, que son conflictivos”.

Sin embargo, por la difusión de las noticias de sus posibles efectos, hubo internaciones de personas que se automedicaron e incluso un caso de muerte. La OMS explica que “el uso de cloroquina o hidroxicloroquina sin seguir las directrices y las recomendaciones vigentes puede tener efectos adversos, entre ellos una enfermedad grave y la muerte, así como efectos negativos en otras enfermedades para las cuales estos medicamentos son beneficiosos”.

Remdesivir, desarrollado para el ébola y eficaz, en principio, contra el SARS

Es un medicamento antiviral, desarrollado originalmente para el ébola por la farmacéutica estadounidense Gilead Sciences, que posee patentes sobre el fármaco en más de 70 países del mundo. Este medicamento no dio buenos resultados para tratar la enfermedad para la que fue creada cuando se probó en la República Democrática del Congo durante 2018 y 2019. Sin embargo, sí ha mostrado su eficacia en el laboratorio contra el virus del SARS y el MERS, que también causa infecciones respiratorias, según explica el sitio especializado Salud con Lupa. En cuanto al COVID-19, hay estudios preliminares sobre su posible efectividad, pero no evidencia científica concluyente.

Lopinavir/Ritonavir, una terapia contra el VIH

Los antirretrovirales combinados ritonavir/lopinavir, cuyo nombre comercial es Kaletra, previenen que el VIH se multiplique en el cuerpo de un infectado.

Algunos especialistas han empezado a recomendar el uso de tratamiento de estos antivirales para combatir la enfermedad COVID-19 basados en la experiencia ganada durante la epidemia de SARS de 2002, señala Salud con Lupa.

Lopinavir/Ritonavir más Interferón-Beta

El Interferón-Beta es un medicamento desarrollado en Cuba que se usa para algunos casos de leucemia y esclerosis múltiple, entre otros, del cual circularon varias desinformaciones asegurando que sería una cura. Esto no es así, pero sí se lo está probando junto con los medicamentos contra el VIH y fue utilizado en China con algunos resultados positivos, aunque la evidencia tampoco es concluyente por el momento.

Sin embargo, países como Venezuela y El Salvador avanzaron con la compra de este medicamento para tratar a sus pacientes de coronavirus, aún sin que exista claridad sobre su efectividad y seguridad.

Otras posibilidades

Por fuera de los ensayos que coordina la OMS, hay otros tratamientos que se están investigando, como el uso de plasma de pacientes recuperados del virus y un antiparasitario.

Terapia con plasma de convalecientes

Uno de los tratamientos que se está probando en este momento es darle a pacientes de coronavirus, el plasma (la porción líquida de la sangre que se obtiene luego de extraer los glóbulos rojos y las plaquetas) de personas que se recuperaron. Al tomar contacto con el virus el organismo genera anticuerpos para defenderse. Una vez que el paciente se recupera, estos anticuerpos permanecen almacenados en la sangre. La idea es que al dárselos a la persona enferma pueden ayudar a sus defensas contra el virus.

Se lo llama terapia de anticuerpos pasivos, ya que en lugar de hacer que el cuerpo genere sus anticuerpos (como se hace con las vacunas), se introducen directamente los anticuerpos, como se explica en esta nota.

En este momento se están realizando ensayos clínicos en diferentes países, incluida la Argentina, para determinar su efectividad y analizar qué componentes del plasma son los que pueden ayudar, para poder empezar a generarlo de manera masiva, sin necesitar de la sangre de personas recuperadas, como precisa esta nota.

La ivermectina, un antiparasitario

En los últimos días circuló también la notica de que un antiparasitario podría ayudar a combatir el coronavirus. Fue por un estudio realizado en Australia, que encontró que en condiciones de laboratorio, in vitro, este medicamento que se usa para humanos y animales, podía matar el virus, según explica el sitio español Maldita. Sin embargo, advierte, que los resultados fueron obtenidos en cultivos celulares en el laboratorio, y “pueden ser muy diferentes de las que se den en los tejidos del organismo de un ser vivo, y concretamente de las de los seres humanos. Por eso, aunque los resultados sean positivos, faltan aún varias fases de investigación importantes antes de poder extraer conclusiones sólidas en lo que se refiere al posible uso de este medicamento en personas afectadas de COVID-19”.

¿Vacunas?

Se están realizando diferentes investigaciones para producir una vacuna que pudiese prevenir la COVID-19. Hay pruebas que ya se están haciendo, pero el proceso de ensayos clínicos (en seres humanos) y producción va a tardar. La OMS señaló que este proceso puede demorar entre un año y 18 meses. Acá se puede ver más detalle sobre qué tipo de vacunas están desarrollando.

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Comentarios

  • Julio2 de mayo de 2020 a las 12:24 amMuy bueno y aclaratorio. Me resultan confiables los datos y comentarios vertidos.

Valoramos mucho la opinión de nuestra comunidad de lectores y siempre estamos a favor del debate y del intercambio. Por eso es importante para nosotros generar un espacio de respeto y cuidado, por lo que por favor tené en cuenta que no publicaremos comentarios con insultos, agresiones o mensajes de odio, desinformaciones que pudieran resultar peligrosas para otros, información personal, o promoción o venta de productos.

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