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Radiografía del estudiante argentino

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • En el Día del Estudiante, y en el marco de las consecuencias de las medidas por el coronavirus, los alumnos y las alumnas de la Argentina tienen más reclamos que motivos para festejar, ya que sus derechos garantizados por la ley se están viendo vulnerados, de acuerdo a lo que describen diversos especialistas.
  • Según una proyección del BID, se calcula que por efecto de la pandemia y el mayor abandono escolar, la proporción de jóvenes de entre 15 y 17 años fuera de la escuela llegaría al 22% en 2020, un nivel cercano al de 2012.
  • Una estimación del Banco Mundial indica que 7 de cada 10 jóvenes de 15 años no alcanzarían un nivel mínimo de rendimiento en la Argentina y en América Latina.

En el Día del Estudiante, y en el marco de las consecuencias de las medidas por el coronavirus, los alumnos y las alumnas de la Argentina tienen más reclamos que motivos para festejar, ya que sus derechos garantizados por la ley se están viendo vulnerados, de acuerdo a lo que describen diversos especialistas.

En esta nota, un repaso por algunos indicadores que plantean cuál es la situación de los escolarizados hoy en el país.

El abandono escolar y la desigualdad educativa

Según datos oficiales del Ministerio de Educación de la Nación, en 2018-2019 la tasa de abandono interanual en Educación Común del nivel secundario (es decir, el porcentaje de estudiantes matriculados/as en un año de estudio que no se vuelve a matricular al año lectivo siguiente como estudiante nuevo/a, repitente o reinscrito) fue de 8,7%, un valor que confirma la tendencia a la baja de los últimos años.

Pero todo parece indicar que la pandemia y la interrupción de clases en la Argentina y en el mundo empeorarán estos números. Según una estimación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) recogida por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), se calcula que por efecto de la pandemia y el mayor abandono escolar, la proporción de jóvenes de entre 15 y 17 años fuera de la escuela llegaría al 22% en 2020, un nivel cercano al de 2012, luego de haber llegado al porcentaje más bajo de los últimos 5 años (19%) en 2018, según destacó Cippec en el informe “Sistemas de alerta temprana en la educación secundaria”.

Radiografía del estudiante argentino
Fuente: Cippec en base a proyecciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Si se tienen en cuenta los niños, niñas y adolescentes (NNyA) en general, según datos de Unicef, en el 6% de los hogares en los que viven NNyA al menos uno interrumpió su escolaridad durante 2020, de acuerdo con la última encuesta realizada entre abril y mayo último. Ese porcentaje representa 357 mil hogares y las desvinculaciones con la escuela afectaron principalmente a los hogares donde viven adolescentes de entre 13 y 17 años y a los más desfavorecidos (los que se ubican en el primer y segundo quintil socioeconómico).

A la hora de estimar cuántos chicos efectivamente abandonaron la escuela en 2020, Unicef calculó un umbral mínimo de 357 mil niños, niñas y adolescentes, y un máximo de 694 mil. Del total de hogares que señalaron que al menos un niño interrumpió su educación, el 81% informó que regresaron en 2021. El 19% restante que todavía no se reincorporó a la escuela representa 67 mil hogares y, al menos, ese mismo número de chicos.

Los datos oficiales a nivel país van en esa línea: una encuesta realizada por el Ministerio de Educación estimó que en 2020 alrededor de un millón de alumnos habían perdido o tenían casi nulo contacto con la escuela.

“La desvinculación y abandono tiene mayor incidencia en los sectores más vulnerables, dado que la estrategia de continuidad pedagógica se basó en 2 supuestos regresivos: la tenencia de conectividad/dispositivos y una familia/adultos presentes y capital cultural suficiente para acompañar las tareas escolares. Quienes no poseían estos requisitos o los tenían muy débilmente quedaron afuera”, explicó Claudia Romero, profesora e investigadora de la Universidad Di Tella, en diálogo con Chequeado.

Antes de la pandemia 9 de cada 10 jóvenes entre las y los de mayor nivel socioeconómico finalizaban sus estudios secundarios en los grandes centros urbanos del país, según datos recopilados por Cippec, cifra que descendía a solo 4 de cada 10 en el segmento poblacional de ingresos más bajos.

“Pero hay además 2 cuestiones. La primera es que en los chicos más pequeños la escolarización remota no funciona y de hecho el nivel con mayor cierre de instituciones por falta de alumnos es el nivel maternal e inicial. La segunda tiene que ver con la desmotivación que se ve en el caso de adolescentes que, si bien son más autónomos y podrían seguir las actividades remotas, se ven desmotivados por la ausencia de la cuestión colectiva, social. Para los estudiantes secundarios el factor socialización es central y para muchos chicos la escuela es sinónimo de encuentro con pares”, agregó Romero.

El déficit en los aprendizajes

Además de los datos cuantitativos, Romero destacó que es importante dimensionar el impacto cualitativo en los estudiantes. “Hoy cada escuela es la única que sabe quienes abandonaron. El número agregado requiere del dato oficial, por jurisdicción y a nivel nacional. Pero ese es el impacto cuantitativo. Hay un impacto muy fuerte de tipo cualitativo, que es la pérdida de aprendizaje, es decir, no sólo lo que se dejó de aprender sino las habilidades que se fueron perdiendo, y los efectos socioemocionales. Aquí no hay información oficial porque es necesario evaluar”, agregó la especialista.

Según datos del Cippec en base a una simulación (asociado a lo que miden las pruebas PISA) del Banco Mundial, en la Argentina y en América Latina 7 de cada 10 jóvenes de 15 años no alcanzarían un nivel mínimo de rendimiento, es decir, comprender un texto de extensión moderada. Antes de la pandemia, este indicador estaba en un 52%.

Probablemente, esta pérdida de aprendizajes sea mayor en los estudiantes con niveles socioeconómicos más bajos debido a las mayores dificultades para acceder a una educación a distancia de calidad durante los períodos de no presencialidad y a las menores posibilidades de apoyo en el hogar por el menor nivel educativo de padres y/o madres, según ponen en evidencia diversos especialistas de Cippec en el informe “El impacto de la pandemia en la educación secundaria en Argentina y América Latina”.

Los estudiantes que van a la escuela y los que finalizan

Según datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, la tasa de escolarización de la población de 12 a 17 años en aglomerados urbanos tenía una tendencia alcista desde hace varios años y en 2019 (último dato disponible), antes de la pandemia, ese indicador finalizó en 95,4%. Pero según un análisis de Cippec en base a la EPH, sólo 7 de cada 10 alumnos habían finalizado la educación secundaria.

De acuerdo con datos del Ministerio de Educación de la Nación, la tasa de egreso del nivel secundario para 2018 era de 54%, es decir que más de la mitad de los y las estudiantes que inician su escolaridad secundaria, egresan, mientras que el 29% de los y las estudiantes egresaron del nivel ese año con una trayectoria continua y sin repetición.

A su vez, en la nota de presentación del Anuario estadístico 2019 se consigna un total de 356 mil egresados/as en la secundaria común, lo que supone un crecimiento de tan sólo un 2,3% con respecto a los 348 mil egresados del año anterior, pero de un 44% respecto de 2011, cuando se egresaron 247 mil estudiantes.

En esa nota, el Ministerio de Educación admitió que, aunque crecieron en la última década, los valores “están lejos” de lo establecido en Ley de Educación Nacional y sostuvo que “la tasa de egreso es del 50%”.

Como se explica en esta nota, en la Argentina prácticamente todos los adolescentes que se gradúan del nivel primario ingresan al nivel secundario pero se estima que, “de cada 100 chicos que ingresan, sólo egresan 50”; y que, “de esos egresados, sólo 27 lo hacen en la edad correspondiente”.

El acceso a la tecnología

El acceso a la tecnología es otro de los desafíos que se advierten en el actual contexto de escolaridad en pandemia. De acuerdo con datos de Unicef, en la última encuesta publicada en julio de 2021 los datos mejoraron levemente respecto a 2020: la proporción de hogares con disponibilidad de computadora para usos escolares, que en 2020 era de 48%, se ubicó en 53% en el último relevamiento. Por otra parte, la cobertura del servicio de internet domiciliario la proporción de hogares con conexión domiciliaria pasó del 70% al 81% en un año.

De todas maneras, prácticamente la mitad de las familias (47%) aún no cuentan con una computadora para las niñas, niños y adolescentes. Además, 1 de cada 5 hogares sigue sin acceder a la conectividad domiciliaria.

Este panorama general a nivel país presenta fuertes desigualdades en función del nivel socioeconómico, ya que el 70% de los hogares del quintil más bajo se encuentra en la situación más desfavorable, y también a nivel regional: en el NEA y el NOA la proporción de hogares con menor acceso a TIC crece a valores cercanos al 40%, mientras que en el AMBA este porcentaje desciende al 21%.

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