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Trabajo invisible: las mujeres dedican en promedio tres horas más por día que los hombres

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • En la Argentina las mujeres dedican, en promedio, el doble al trabajo doméstico no remunerado que los hombres.
  • La mayor diferencia se da en Tucumán y la menor, en la Ciudad de Buenos Aires.
  • Las mujeres tienen menos tiempo para su carrera profesional o el esparcimiento.

Preparar la cena, ordenar la casa, ayudar a los chicos con los deberes, sacar el turno para el médico, ir a buscar a los chicos al colegio, tareas que en su gran mayoría hacen las mujeres cuando no están en su trabajo, porque todo eso no es considerado trabajo.

La concepción de que el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado no es trabajo sigue hasta nuestros días”, explicó a Chequeado Lucía Cirmi Obón, economista del Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas (CIEPP), quien además destacó que “el trabajo doméstico y de cuidado implica no sólo capacidades, sino tiempo y gastos”.

De hecho, en la medición del Producto Bruto Interno (PBI) no se lo considera, aunque especialistas como Martín Cincowiz y Ruben Mercado estiman que en 2017, el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, habría representado el 24,1%. Destacan además que valorizarlo es importante “para comprender el funcionamiento del sistema económico como así también la generación de bienestar social”.

A nivel nacional las mujeres dedican el doble de tiempo a las tareas domésticas y de cuidado, como limpiar la casa, cocinar o cuidar a los niños. Son 6,4 horas contra las 3,4 que dedican los hombres. Y esto en entre quienes dicen que las realizan, porque mientras el 90% de las mujeres lo hace, entre los hombres el porcentaje cae a 58%. Los datos surgen de una encuesta nacional realizada por el INDEC en 2013, los últimos datos disponibles.

Las cosas se desequilibran más cuando hay hijos. Las personas con hijos menores de seis años muestran que la cantidad de horas se incrementa en ambos casos, pero más en el de las mujeres: 9,3 horas cuando tienen un hijo menor a seis años y a 9,8 cuando tiene más de dos. En el caso de los hombres, con un menor de seis años dedican 4,5 horas a las tareas domésticas y lo mismo si hay más de dos.

No es casualidad que la brecha salarial se agranda cuando nacen los hijos. De hecho, hay una brecha también en los ingresos por hora entre mujeres con y sin hijos, de alrededor del 10,5%, de acuerdo con datos de el informe mundial sobre salarios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), mientras que entre los hombres los salarios de los padres son levemente más elevados (0,3%).

El tiempo que las mujeres dedican a las tareas domésticas y que no pueden dedicar a su carrera profesional o al esparcimiento, tiene consecuencias.

Cuando las mujeres que están insertas en el mercado laboral tienen hijos experimentan de forma muy concreta las tensiones en el uso de su tiempo, de maneras que los varones no hacen. Comienzan a repartir su día entre el trabajo remunerado y una mayor demanda del trabajo no remunerado. Pero además, las mujeres asumen mucho más que los hombres la carga mental de la gestión del cuidado. Más allá del cuidado directo que ellas garantizan, también gestionan el cuidado que delegan en otras personas y eso muchas veces se superpone con las responsabilidades laborales que ya tiene”, explicó a Chequeado Natalia Gherardi, directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).

Los datos nacionales ocultan diferencias marcadas entre las provincias. Mientras Tucumán registra la mayor diferencia -las mujeres dedican 3,9 horas más que los hombres a las tareas domésticas-, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la diferencia es la más pequeña, con 1,6 horas más.

Hay diferencias también según las clases sociales. El ente estadístico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires midió en 2016 que las mujeres más pobres hacen más horas de trabajo no remunerado que las mujeres ricas y que, si bien en ambos casos hacen más que los hombres de su mismo ingreso, la diferencia es mayor en el caso de las mujeres con menor poder adquisitivo.

“La distribución del cuidado le da ventajas a los varones -agrega Cirmi Obón-. Si hay alguien en su casa haciendo más trabajo doméstico y de cuidado, el hombre tiene la disponibilidad, por ejemplo, para estar más presente en la empresa, más disponible para asumir nuevos riesgos y también más tiempo para el ocio”.

En la misma línea, Gherardi señaló que puede generar una ventaja comparativa, “no sólo porque puede ser que compita con una mujer que efectivamente asume más tareas de cuidado que él, sino también porque los estereotipos que tienen los empleadores sobre cómo trabaja un varón y cómo trabaja una mujer que eventualmente en el futuro vaya a asumir tareas de cuidado que los varones siguen esquivando”.

Más allá de los datos oficiales, la Encuesta Nacional sobre la Estructura Social, realizada por un grupo de universidades públicas, detalla más las distintas tareas domésticas a las que se dedican hombres y mujeres. El informe concluyó que las áreas en las que la participación de las mujeres es mayoritaria es en la limpieza de la casa, la elaboración de comida, el planchado y el cuidado de enfermos y adultos mayores. Los hombres tienen mayor participación en la construcción y reparación de la vivienda. 

El INDEC anunció que hará una nueva encuesta, que medirá el uso del tiempo y el trabajo no remunerado en 2020, donde se podrá ver si hubo cambios en los últimos años en la forma en que se reparten las tareas doméstica y de cuidado.

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Comentarios

  • Nel12 de marzo de 2020 a las 9:37 pmNo esplica nadA vien albhwo odjBBS posh

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