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Trastornos de la alimentación y redes sociales: los mensajes se renuevan y se adaptan a nuevos y peligrosos hashtags y challenges

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • Circulan en Facebook, Instagram y Tik Tok fotos y videos que promueven comportamientos de riesgo, como dietas extremas o ayunos prolongados, que pueden desencadenar en Trastornos de la Conducta Alimentaria.
  • Además, en grupos y canales de apps de mensajería -como WhatsApp y Telegram- jóvenes intercambian “recomendaciones” y hacen retos compartidos para adelgazar.
  • Qué medidas están tomando las empresas tecnológicas frente a estos mensajes; la recomendación de los profesionales de la salud mental y la importancia de hacer un uso más saludable de las redes.

Las redes sociales y las apps de mensajería hoy forman parte de nuestra vida diaria. A través de ellas compartimos momentos con amigos y familia, nos informamos, entretenemos y hasta vendemos y compramos distintos productos y servicios. Un estudio de la empresa Comscore registró que en la Argentina destinamos en promedio el equivalente a 2 días al mes en aplicaciones como Facebook, Instagram, Twitter y Tik Tok.

Desde Chequeado identificamos múltiples desinformaciones en redes sociales relacionadas con la salud y, más particularmente, supuestas dietas mágicas que prometen repentinos y grandes descensos de peso (ver acá, acá y acá).

Pero, además, en nuestros monitoreos registramos que estas plataformas también se están usando para compartir contenidos y “recomendaciones” que promueven comportamientos  de riesgo, como ayunos prolongados, dietas extremas o realizar ejercicio físico en forma compulsiva que pueden desencadenar en Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA).

Estas problemáticas, como la anorexia, la bulimia o el trastorno por atracón, entre otras, se traducen en imágenes y recomendaciones de medidas para llegar a un “peso objetivo”; pero también se repiten publicaciones más sutiles en las que se comparten repetitivamente fotos y videos de los cuerpos cada vez más delgados.

Las redes sociales han sido señaladas en múltiples oportunidades como factores de influencia en estos trastornos. Estudios académicos internacionales (ver acá y acá) han establecido una fuerte relación entre el uso de las redes y las preocupaciones alimentarias de adolescentes y adultos/as jóvenes, como indicó esta nota de Maldita, sitio de fact checking español.

Las empresas tecnológicas, por su parte, indican que toman distintas medidas al respecto, entre las que se encuentran la eliminación de contenidos que promuevan o fomenten los TCA, y la recomendación de recursos profesionales de salud mental.

Sin embargo, los mensajes potencialmente dañinos, que atraviesan las fronteras y los idiomas, son fácilmente identificables con una búsqueda rápida. En el caso de la búsqueda a través de hashtags (etiquetas), una vez que uno es identificado como problemático y solamente redirige a recursos de ayuda, aparecen nuevas alternativas. Por ejemplo, en algunas etiquetas se modifican letras por números de similar apariencia, como el caso de “thinspo” (thinspiration, inspiración para estar delgada en español) y “Thin5po” o “Thin5p0”.

Trastornos de la alimentación y redes sociales: los mensajes se renuevan y se adaptan a nuevos y peligrosos hashtags y challenges Trastornos de la alimentación y redes sociales: los mensajes se renuevan y se adaptan a nuevos y peligrosos hashtags y challenges

Las obsesión con una imagen “perfecta” en tiempos de challenges

Los mensajes en internet relacionados con los trastornos de la alimentación ya se compartían antes de la creación de las redes sociales en blogs y foros, por ejemplo. Actualmente, las imágenes de cuerpos extremadamente delgados, principalmente de chicas adolescentes, se reproducen a través de videos y hashtags con palabras claves que hacen referencia a los distintos tipos de trastornos.

Los challenges o retos en Tik Tok e Instagram también se usan para comparar el tamaño de sus cuerpos. El earphone waist challenge, que consiste en rodear la cintura y anudar el cable de un auricular, circula desde 2020, principalmente en países asiáticos.

Trastornos de la alimentación y redes sociales: los mensajes se renuevan y se adaptan a nuevos y peligrosos hashtags y challenges

De una manera similar se difundió el A4 paper challenge, en el que las jóvenes comparaban el tamaño de su torso con el de una hoja de papel como el que se usa para imprimir en casas y oficinas. 

Desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) el año pasado emitieron un comunicado donde advirtieron un aumento de las consultas por trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes y jóvenes tras el aislamiento impuesto por la pandemia de COVID-19. 

Si bien no se cuenta con estadísticas precisas, la SAP sostuvo que distintas encuestas autoadministradas en las escuelas arrojan una prevalencia de patologías -como bulimia nerviosa y/o anorexia nerviosa- en casi 1 de cada 3 mujeres jóvenes de las que presentan algún grado de disconfort previo en su imagen corporal que impacta en sus conductas referidas a la alimentación.

“Los desórdenes de la conducta alimentaria implican una multifactorialidad; pasan por lo social, lo familiar, lo biológico, la psicología individual”, explicó a Chequeado Manuel Villapriño, presidente de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA) y agregó: “El problema de la alimentación es solo la punta del iceberg, es lo que se ve”.

Villapriño indicó que lo que muchas veces “se busca con la imagen es reforzar la autoestima”, y se apela a los que se identifican como ideales, “lo que la sociedad aplaude”.

Por su parte, Alejandra Ariovich, médica pediatra, especializada en Adolescencia e integrante del Comité de Estudio Permanente del Adolescente de la SAP, explicó a este medio que, en relación a los TCA, “generalizar es lo más peligroso, porque las causas, las patologías y los comportamientos son variados y disímiles”.

Consultada sobre la influencia de las redes sociales en estos trastornos, Ariovich explicó: “Es muy común que los/as pacientes vengan a los consultorios y sus padres indiquen como razones el bullying en la escuela o que cortaron con el novio, pero esta no es la razón, existen algunas condiciones psíquicas previas, de base en estas personas. Con las redes pasa algo parecido: no podría decir que son la causa pero sí funcionan como un sostén o le dan espacio para que avance o empeore la patología”.

El intercambio también se lleva a grupos y canales de WhatsApp y Telegram

Por fuera de las redes sociales, las apps de mensajería como WhatsApp y Telegram son vías de difusión de mensajes relacionados con los TCA. No es necesario conocer previamente a otras personas con los mismos trastornos, y los grupos y canales abiertos son fáciles de encontrar en ambas aplicaciones. 

Al ingresar, estos chats advierten que se debe informar el “peso actual” y el “peso meta” y aclarar si “son ‘ana’ (anorexia) o ‘mia’ (bulimia)”.

Trastornos de la alimentación y redes sociales: los mensajes se renuevan y se adaptan a nuevos y peligrosos hashtags y challenges

Grupos y canales abiertos de Whatsapp (izquierda) y Telegram (derecha).

“Cómo hacen cuando sienten dolor de cabeza o mareos por no comer?” (sic) “Ustedes llegaron al punto de ya no sentir hambre?” (sic), “Cuantas calorías le calculan a esto?”(sic), “Critiquen mi foto para darme animos” (sic), son algunos de los mensajes que se repiten en un grupo abierto de WhatsApp.

Los pedidos de ayuda son respondidos con recomendaciones de medicamentos, técnicas para no comer e indicaciones para provocar el vómito. El tono es amigable y los mensajes de personas de distintos lugares de América Latina llaman a seguir insistiendo con las restricciones a fin de bajar de peso.

En un canal de Telegram con más de 4 mil suscriptores se repiten los mensajes “motivadores”, como “en boca cerrada no entran kilos” o “nadie dijo que ser una princesa sería algo fácil”.

Sobre la dinámica de estos grupos, Villapriño señaló: “Cuando se ingresa en ese mundo de contar calorías, de mostrar ese ritual, de buscar objetivos, se apela a la gratificación que va a generar, mediada por lo biológico (el descenso de peso, por ejemplo). Los mecanismos que se ponen en juego son los mismos que los de los trastornos adictivos. En este caso, la droga está puesta en otra cosa, en conseguir esos objetivos”.

Frente a la multiplicidad de “consejos” dietéticos online, la doctora Claudia Gastaldi, que trabaja en el Departamento de Nutrición del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), indicó a Chequeado que la principal recomendación es “recurrir a un profesional para una guía, para que se pueda hacer un diagnóstico y un tratamiento, si es necesario”. 

En tanto, Ariovich señaló que, cuando alguien ve a una persona que puede estar atravesando por estos trastornos, lo más importante es “no diagnosticar previamente, no poner un nombre o etiqueta y, en cambio, lo mejor es ofrecerle acompañarlo a un/a profesional médico”.

Y agregó: “No tenemos que olvidar que la adolescencia, el momento en que muchos de estos trastornos se inician, es una etapa identitaria. No debemos contribuir a producir una identidad en torno a una patología”.

La respuesta de las empresas tecnológicas

Frente a la difusión de contenidos relacionados con los TCA, las empresas tecnológicas explicaron a Chequeado que toman distintas medidas, como la eliminación de contenidos potencialmente dañinos, y la recomendación de recursos profesionales sobre salud mental y de uso saludable de las redes sociales.

Tik Tok indicó a este medio que, dentro de sus “normas de la comunidad”, no se permiten contenidos relacionados con “suicidio, autolesiones y actos peligrosos”, entre otros.

De acuerdo con su último reporte de transparencia, el 6,7% de los videos eliminados entre enero y marzo últimos violaron sus políticas en esta categoría. Si vemos en detalle esta política, las publicaciones sobre trastornos alimentarios representan menos del 1% de los videos eliminados. Las principales son “retos y actividades peligrosas” con el (69%) y “suicidio y autolesiones” (30%).

En relación a los retos, agregaron que le recomiendan a sus usuarios en primer lugar detenerse, pensar si es seguro, dañino o real; decidir no sumarse en el caso de ser riesgoso y actuar. En este último caso, se refieren a denunciar las publicaciones engañosas o dañinas, y no compartirlas.

Por su parte, Gabriel Recalde, gerente de Políticas Públicas de Instagram en América Latina, indicó a Chequeado: “La seguridad de nuestros usuarios más jóvenes es fundamental para (el grupo) Meta. Por eso, no permitimos contenido que instruya, glorifique o promueva trastornos alimenticios en Facebook e Instagram y constantemente trabajamos con especialistas y expertos locales, como Bellamente, para desarrollar recursos a quienes puedan estar necesitándolos”.

Desde Meta, compañía dueña de WhatsApp, indicaron a este medio: “Como una plataforma de mensajería privada, no tenemos acceso al contenido de las conversaciones en WhatsApp y no aplicamos moderación de contenidos. Sin embargo, ofrecemos herramientas que permiten hacer la experiencia en la app más segura, como bloquear y reportar”. 

Además, desde Meta indicaron que trabajaron con The Jed Foundation (JED) y Chicos.net para crear guias para padres y profesores para orientar el mejor uso de los jóvenes de Instagram. Allí se invita a reflexionar sobre “cómo el tiempo en internet afecta nuestro bienestar emocional” y también recomiendan funciones que pueden “optimizar la experiencia”.

Chequeado también se contactó con Telegram y Twitter para conocer su perspectiva ante esta problemática pero, al momento de la publicación de esta nota, no recibió respuesta.

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