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Hacer ejercicio físico periódicamente resulta en beneficios para la salud

Habitualmente se considera que el ejercicio físico es saludable y debería practicarse en forma regular. No obstante, recientes y resonantes casos de muerte súbita de personas que se encontraban realizando ejercicio, han motivado la pregunta de cuán saludable es y cuánto debería realizarse. La respuesta no es sencilla debido a que no existe un consenso claro sobre cómo se debería medir el “estado físico” y, lo más difícil, cómo convencer a la población de que mantenga el hábito de practicar regularmente la actividad.

La mejor respuesta debería provenir de estudios en donde a un grupo de personas se les indica hacer  ejercicio físico y a otro grupo se le indica no realizarlo y luego medir qué ocurre con cada uno de los grupos al final del estudio. Debido a la dificultad que presenta hacer este tipo de estudios en este caso, hasta el momento no se han llevado a cabo a gran escala. Por lo tanto, solo contamos con estudios en donde se compararon personas activas con personas sedentarias y se midieron diferentes desenlaces como eventos cardiovasculares (por ejemplo, accidente cerebrovascular o infarto), la mortalidad global o el cáncer.

La actividad física se define como la contracción muscular que resulta en un movimiento corporal con consumo de energía. Dentro de esta definición se incluyen las actividades del hogar, la actividad física recreativa y la actividad ocupacional, entre otras. El ejercicio físico es una forma de actividad física planeada, estructurada y repetitiva cuyo objetivo es mantener o mejorar el estado físico del individuo.

Se considera actividad sedentaria a la que no requiere mucho más consumo de energía que la de respirar en reposo (mirar televisión o estar frente a la computadora, por ejemplo).

La Guía de actividad física para americanos recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada (como caminar rápido o limpiar la casa) o 75 minutos de actividad física intensa (como correr o realizar flexiones de brazos) por semana para considerarse no sedentario. Sin embargo, no existe una única prescripción de ejercicio para todos los individuos y ésta debería ser personalizada según el riesgo y las capacidades individuales.

Beneficios del ejercicio

Varios estudios han hallado una asociación entre el nivel de actividad física y diversos desenlaces positivos, siendo más marcados los beneficios a mayor nivel de actividad física.

Parecería que el ejercicio físico reduce la muerte, el riesgo de infarto, de accidente cerebrovascular, el desarrollo de diabetes, de cáncer de colon y de mama, de hipertensión arterial, depresión y previene caídas y mejora el rendimiento cognitivo en los adultos mayores.

Los estudios mencionados hallaron alrededor de un 20 a 30% de reducción de muerte [1-3], infarto [4] y accidente cerebrovascular [5] en los sujetos activos en comparación con los no activos, y una reducción similar en el riesgo de ciertos tipos de cáncer [6-8].

Estos resultados deben ser considerados con precaución, ya que provienen de estudios en donde existe heterogeneidad de criterios para definir los niveles de actividad física. En la mayoría se determinaron esos niveles con encuestas y, en varios, no se consideraron cambios en otros determinantes del estilo de vida como la dieta, que también puede influir en los mismos desenlaces que el ejercicio. Por otro lado, los pacientes activos pueden ser distintos a los sedentarios en otros aspectos (por ejemplo, tener más tiempo libre disponible, tener hábitos de vida más saludables, entre otros), que también podrían explicar los resultados observados. De esta manera, resulta dificultoso determinar cuánto del beneficio es atribuible al ejercicio físico.

Riesgos del ejercicio físico

El riesgo más frecuente de practicar actividad física son las lesiones musculares y esqueléticas que se producen especialmente en los casos en los que se realizan ejercicios exagerados o no acordes a las capacidades del individuo.

La muerte súbita durante el ejercicio es un evento sumamente infrecuente (1 muerte cada 36.5 millones de horas de ejercicio) y ocurre  principalmente en personas con factores de riesgo cardiovascular o con alteraciones congénitas predisponentes (Ej. Malformaciones cardiacas o enfermedades genéticas que afectan al corazón o a las arterias).

Si bien el ejercicio disminuye el riesgo de infarto a largo plazo, en pacientes de alto riesgo puede precipitar un infarto o el desarrollo de arritmias.

La rabdomiólisis es una condición en la que se produce destrucción de células musculares. Si bien habitualmente es asintomática y no genera ningún daño o consecuencias para la persona, puede provocar insuficiencia renal o trastornos en las concentraciones de sodio, potasio u otros electrolitos en la sangre.  El ejercicio intenso es una de las causas de rabdomiólisis, especialmente si es desproporcionado con el estado físico o se realiza en un ambiente caluroso, húmedo y poco ventilado.

Otros efectos adversos que se han descripto son el broncoespasmo en pacientes con asma, hipertermia, deshidratación o hiponatremia.

Desafortunadamente se desconoce la frecuencia de la mayoría de los efectos adversos mencionados pero se ha observado que se dan habitualmente en personas que realizan ejercicios extremos o de una intensidad para la cual no estaban preparados.

En resumen, la actividad física podría prolongar la sobrevida y reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y el cáncer con un bajo riesgo de eventos adversos. Estos beneficios son especialmente notorios cuando se combinan con otros cambios del estilo de vida, como una dieta saludable y la reducción del consumo de alcohol.

Es difícil determinar cuál es el nivel de ejercicio recomendable por lo que hasta el momento solo se puede afirmar que se debería realizar la mayor cantidad posible de actividad según las capacidades individuales, ya sea en forma de ejercicio físico, o con actividades cotidianas que nos hagan “mover el esqueleto”.

Acá puede verse el documento técnico con los cuadros comparativos. Este chequeo fue realizado de acuerdo a la metodología de Chequeado Ciencia.

 

Referencias:

1. Arem H, Moore SC, Patel A, Hartge P, Berrington de Gonzalez A, Visvanathan K, Campbell PT, Freedman M, Weiderpass E, Adami HO, Linet MS, Lee IM, Matthews CE. Leisure Time Physical Activity and Mortality: A Detailed Pooled Analysis of the Dose-Response Relationship. JAMA Intern Med. 2015 Apr 6.

2. Löllgen H, Böckenhoff A, Knapp G. Physical activity and all-cause mortality: an updated meta-analysis with different intensity categories. Int J Sports Med. 2009 Mar;30(3):213-24.

3. James Woodcock, Oscar H Franco, Nicola Orsini and Ian Roberts . Non-vigorous physical activity and all-cause mortality: systematic review and meta-analysis of cohort studies. International Journal of Epidemiology 2011;40:121–138.

4. Sattelmair J, Pertman J, Ding EL, Kohl HW 3rd, Haskell W, Lee IM. Dose response between physical activity and risk of coronary heart disease: a meta-analysis. Circulation. 2011 Aug 16;124(7):789-95.

5. Chong Do Lee; Aaron R. Folsom; Steven N. Blair; Physical Activity and Stroke Risk A Meta-Analysis; Stroke. 2003;34:2475-2482

6. Pham NM, Mizoue T, Tanaka K, Tsuji I, Tamakoshi A, Matsuo K, Ito H, Wakai K, Nagata C, Sasazuki S, Inoue M, Tsugane S; Research Group for the Development and Evaluation of Cancer Prevention Strategies in Japan. Physical activity and colorectal cancer risk: an evaluation based on a systematic review of epidemiologic evidence among the Japanese population. Jpn J Clin Oncol. 2012 Jan;42(1):2-13.

7. Behrens G, Jochem C, Keimling M, Ricci C, Schmid D, Leitzmann MF. The association between physical activity and gastroesophageal cancer: systematic review and meta-analysis. Eur J Epidemiol. 2014 Mar;29(3):151-70.

8. Behrens G, Jochem C, Schmid D, Keimling M, Ricci C, Leitzmann MF. Physical activity and risk of pancreatic cancer: a systematic review and meta-analysis. Eur J Epidemiol. 2015 Apr;30(4):279-98.

9. http://www.cancer.gov/statistics.

10. Assessing Cardiovascular Risk. Systematic Evidence Review From the Risk Assessment Work Group, 2013. National Institutes Of Health. U.S Department Of Health And Human Services.

11. Seshadri S, Beiser A, Kelly-Hayes M, Kase CS, Au R, Kannel WB, Wolf PA. The lifetime risk of stroke: estimates from the Framingham Study. 2006 Feb;37(2):345-50.

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Comentarios

  • Sergio Canseco16 de noviembre de 2015 a las 6:10 pmCreo que se parte de una premisa que resulta de una generalización falsa. El la regla general y lema de la práctica habitual de actividad física es o debiera ser : "Hacer ejercicio físico periódicamente resulta en una mejor calidad de vida". Como siempre, hay excepciones generalmente atribuidas a condiciones morbosas existentes.

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