¿Por qué los proyectos que aprueba el Senado a menudo no son tratados en Diputados y viceversa?

Al menos 5 proyectos de ley obtuvieron la sanción de una de las cámaras del Congreso y en la otra permanecen, como se dice en política, “cajoneados”. Es una situación muy frecuente en la composición actual del Parlamento argentino, desde que se renovaron las bancas el 10 de diciembre de 2021, tras las elecciones de noviembre en las que ganó la oposición.

¿Cuáles son los proyectos de ley que quedaron “estancados” en una cámara, habiendo sido aprobados por la otra, y por qué pasa esto? Te lo contamos en esta nota.

Cinco proyectos de ley, a la deriva

El Senado aprobó 3 reformas judiciales que en la Cámara de Diputados no pasaron. La primera de ellas fue la Ley de Organización y Competencia de la Justicia Federal, destinada a unificar 2 fueros de la Justicia federal penal y reducir el poder de los 12 jueces de Comodoro Py. El proyecto, impulsado por el presidente de la Nación, Alberto Fernández, fue sancionado por la Cámara alta con modificaciones el 20 de agosto de 2020. En la Cámara baja, sin novedades.

Tres meses después, el 27 de noviembre último, el Senado sancionó la reforma del Ministerio Público Fiscal, que como puntos salientes establece una mayoría menos difícil de conseguir para designar y remover al procurador general de la Nación (el jefe de los fiscales federales) y establece que su mandato dejará de ser vitalicio. La iniciativa quedó inmóvil en Diputados.

La tercera reforma judicial aprobada por el Senado que en Diputados aún no llegó al recinto es la de la nueva integración del Consejo de la Magistratura de la Nación, el órgano encargado de seleccionar y proponer ternas de jueces, y de removerlos por mal desempeño en sus funciones. Obtuvo la media sanción el 7 de abril último. En Diputados se activó el debate en comisiones, pero aún no hay número para convertirla en ley.

La otra media sanción es a un proyecto de índole económica: la creación del Fondo Nacional para la Cancelación de la Deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La iniciativa, aprobada en sesión el 12 de junio último, establece el pago de la deuda al organismo internacional con dinero fugado al exterior, que se constituirá en dólares estadounidenses, y determina que el mecanismo tendrá vigencia hasta saldar ese pasivo.

Esta semana la iniciativa obtuvo dictamen de comisiones en Diputados, pero no está claro que el Frente de Todos, que la promueve, vaya a conseguir el número para que sea ley.

A esas medias sanciones del Senado, todas impulsadas por el oficialismo, se le sumó el 8 de junio último una media sanción de Diputados impulsada por la oposición: el proyecto de ley que instaura la boleta única como instrumento de votación en reemplazo del sistema actual, de boleta partidaria.

En el Senado, hasta ahora, no ha habido avances sobre esta iniciativa que -por tratarse de una modificación al régimen electoral- debe ser aprobada por una mayoría especial (la mitad más uno de los miembros de las cámaras), como manda la Constitución nacional.

Una cuestión de mayorías

Como se explicó en esta nota, las mayorías en las cámaras definen la suerte de los asuntos que se discuten, ya sean proyectos o pliegos, que es el término que se usa para la candidatura de una persona propuesta por el Gobierno para ser, por ejemplo, juez de la Corte o un embajador.

En el recinto se exigen distintas mayorías para cumplir determinados cometidos, pero para aprobar proyectos o pliegos son básicamente 3 tipos:

• Mayoría simple: al menos la mitad más uno de los presentes en una sesión.
• Mayoría absoluta: al menos la mitad más uno de los integrantes de una cámara.
• Dos tercios de los presentes en una sesión.

Gran parte de las iniciativas se aprueban por mayoría simple, que es la mayoría más fácil de conseguir.  

Con la última elección, que ganó Juntos por el Cambio, el Frente de Todos perdió la mayoría de los integrantes en el Senado y se alejó de la mayoría de miembros que aspiraba obtener en Diputados. Es decir que, en la actual composición del Congreso, las mayorías con que se sancionan las leyes son coyunturales: no pertenecen a un espacio en particular, en función de su cantidad de bancas, sino que se forman según cada asunto en discusión.

En la Cámara baja, por ejemplo, el principal espacio de la oposición, Juntos por el Cambio, es un interbloque formado por 116 diputados. La mitad más uno de los integrantes del cuerpo es 129. ¿Cómo se sancionó entonces, a instancias de la oposición, la instauración de la boleta única? Con la unión de Juntos por el Cambio y otros bloques opositores, que consensuaron un proyecto en comisiones, pidieron una sesión para tratarlo y lo aprobaron, contra el rechazo en soledad del Frente de Todos. La votación terminó con 132 votos afirmativos, 104 negativos, 4 abstenciones y 17 ausentes.

En la Cámara alta, la mitad más uno son 37 senadores. El Frente de Todos tiene 35; Juntos por el Cambio, 33, y de los 4 senadores que completan el cuerpo, 3 son aliados del oficialismo y la restante es Alejandra Vigo (Hacemos por Córdoba) del peronismo cordobés, que suele votar con la oposición.

Con esta composición del Senado, no parece probable que la boleta única vaya a convertirse en ley. En Diputados pasa lo mismo con la reforma del Consejo de la Magistratura: el proyecto, impulsado por el oficialismo, obtuvo la media sanción del Senado por 37 votos afirmativos (del Frente de Todos y 2 de sus 3 aliados), 33 negativos (todos, de Juntos por el Cambio y Vigo) y 2 ausentes. Pero en la Cámara baja el Frente de Todos aún no consigue el apoyo para convertirlo en ley.

Muchos proyectos, en este escenario, a menudo pueden quedar estancados -como ocurre con las 5 medias sanciones mencionadas en esta nota- porque el oficialismo es más fuerte en el Senado y la oposición es más numerosa en Diputados, y ningún espacio tiene la mayoría de bancas en ninguna cámara.

Diego Reynoso, politólogo, investigador del Conicet y docente de la Universidad de San Andrés, dijo a Chequeado que en el bloqueo de iniciativas que ya cuentan con la sanción de una cámara, más allá de las voluntades individuales de cada legislador, operan distintos factores, según cada iniciativa. Uno de ellos es la disciplina partidaria, que provoca que un senador o un diputado vote en línea con la decisión de su bloque, pese a opinar de otra manera; y otro, la falta de cohesión de un espacio político. “En la Argentina hay un problema de cohesión dentro de la coalición gobernante”, resaltó, en alusión a las diferencias internas del Frente de Todos.