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Viruela del mono: cuáles son las desinformaciones a las que tenés que estar atento para no caer en ellas

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • A raíz de los 4 primeros casos confirmados de viruela del mono en la Argentina, y de la aparición de otros casos en el mundo, comenzaron a circular desinformaciones sobre esta enfermedad.
  • Las desinformaciones sobre la viruela del mono se relacionan, hasta el momento, con supuestos efectos adversos de las vacunas contra la COVID-19.
  • Además, otras desinformaciones sostienen que la vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca -que utiliza una versión modificada de un adenovirus de chimpancé como vector- es la causante de la viruela símica.

Última actualización: 23/06/2022

El Ministerio de Salud de Mendoza confirmó que se detectó en la provincia un caso de viruela del mono o símica, una zoonosis viral (enfermedad provocada por un virus transmitido de los animales a las personas) rara, que produce síntomas parecidos a los que se observaban en los pacientes de viruela en el pasado, aunque menos graves. Hasta el momento, son 4 los casos confirmados en el país: 3 importados y uno sin antecdente de viaje al exterior, según el Ministerio de Salud de la Nación.

La detección de estos casos se da en un contexto de alerta sanitaria a nivel internacional tras la detección de los primeros casos de viruela del mono en países no endémicos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó hasta el 17 de junio último 2.103 casos confirmados por laboratorio en 54 países. La mayoría de los casos (84%) fueron detectados en Europa.

A raíz de los 4 primeros casos en la Argentina, y de la aparición de otros casos en el mundo, comenzaron a circular desinformaciones sobre esta enfermedad. En esta nota, un resumen de las desinformaciones más comunes sobre el tema a las que es importante estar atentos.

Es falso que la viruela del mono es un efecto secundario de las vacunas COVID-19

Circula en Twitter un mensaje que asegura que “la viruela del mono son los efectos secundarios de las vacunas experimentales asesinas COVID”. Sin embargo, esto es falso.

La viruela del mono no es una enfermedad nueva, es endémica desde hace al menos 40 años en los países de África occidental y central. Es decir, surgió antes que la COVID-19 y el desarrollo de vacunas contra esta. Se trata de una zoonosis (enfermedad transmitida entre animales vertebrados y el hombre) provocada por un virus del género Orthopoxvirus. Aunque produce síntomas y tiene una presentación similar a los de la viruela, enfermedad erradicada desde 1980, presenta menor gravedad, transmisibilidad y mortalidad.

Los síntomas no coinciden con los efectos secundarios de las vacunas contra la COVID-19. Si bien la enfermedad se inicia con síntomas similares a los de un cuadro gripal (fiebre y dolor de cabeza), al que se asocia una importante inflamación de los ganglios, posteriormente aparece el síntoma más característico: una erupción en la piel, que a menudo comienza en la cara y luego se extiende a otras partes del cuerpo, particularmente a las manos y los pies. Estas lesiones van pasando por diferentes etapas antes de formar una costra y caer finalmente. El curso de la enfermedad suele durar de 2 a 4 semanas.

En cambio, los efectos secundarios de las vacunas COVID-19 duran entre 48 y 72 hs. Los más frecuentemente reportados, según el último Informe de seguridad en vacunas COVID-19 del Ministerio de Salud de la Nación, fueron fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular o en las articulaciones y dolor en el sitio de inyección. No se menciona en el informe erupciones en la piel como un posible efecto adverso.

Desde el inicio de la Campaña Nacional de Vacunación contra la COVID-19 se han notificado, hasta el 31 de enero de 2022 un total de 59.797 eventos supuestamente atribuibles a la vacunación, tras la aplicación de 88.232.021 dosis de vacunas contra la COVID-19 en personas a partir de los 3 años en las 24 jurisdicciones del país. Es decir, menos del 1%. Las vacunas son seguras, los beneficios de vacunarse contra la COVID-19 superan los riesgos conocidos y potenciales.

Por último, las vacunas contra el coronaviru no son “experimentales”. Todas las vacunas contra la COVID-19 autorizadas en la Argentina y en otros países del mundo superaron rigurosas pruebas a lo largo de las diferentes fases de los ensayos clínicos antes de ser autorizadas para su uso por las autoridades sanitarias.

Es falso que el adenovirus de chimpancé que usa la vacuna de AstraZeneca tiene relación con la viruela del mono

Circula en Twitter que la vacuna contra la COVID-19 de AstraZeneca -que utiliza una versión modificada de un adenovirus de chimpancé como vector- es la causante de la viruela del mono. Pero esto es falso.

Esta enfermedad no es nueva, surgió antes que la COVID-19 y el desarrollo de vacunas contra esta. Además, la vacuna de AstraZeneca utiliza como vector (vehículo) una versión modificada del adenovirus de chimpancé que es inofensivo y no puede causar la enfermedad.

La vacuna de AstraZeneca utiliza vectores (vehículos) basados en adenovirus (el virus que causa el resfriado común). Es decir, utiliza partículas virales inocuas (que no pueden causar la infección) para transportar material genético a una célula huésped, en este caso, material del SARS-CoV-2 que contiene instrucciones para que el propio organismo produzca la proteína “espiga” del coronavirus.

Una vez que las células muestran la proteína espiga en su superficie, el sistema inmunitario la reconoce como un cuerpo extraño y responde mediante la creación de anticuerpos para defenderse contra el coronavirus.

Es decir, en la vacuna de AstraZeneca -donde se utilizó la versión modificada de un adenovirus de chimpancé, conocido como ChAdOx1- el virus puede entrar en las células, pero no puede replicarse en su interior ni enfermar.

Es importante remarcar que un vector viral no replicativo es un virus al que le falta el gen responsable de su reproducción, por lo que no representa ningún riesgo de infección para el organismo. Se utilizan vectores virales para transportar genes de otro virus contra el cual se quiere inmunizar.

Por lo tanto, es falso que el adenovirus de chimpancé que usa la vacuna de AstraZeneca tiene relación con la viruela del mono.

No, ni la viruela del mono ni el herpes zóster son efectos secundarios de la vacunación contra la COVID-19

Circula en Twitter un mensaje que asocia la viruela del mono con el herpes zóster y, además, a esta última le adjudica ser uno de los posibles efectos secundarios de las vacunas contra la COVID-19: “usan la misma foto de la definición del Herpes Zoster, para el virus de la viruela del mono. ¿Por qué? Porque por si no lo recordáis, el herpes Zoster, es uno de los posibles efectos secundarios de las terapias génicas Kobit -19” (sic). Sin embargo, esto es falso. Ni la viruela del mono ni el herpes zóster son efectos secundarios de la vacunación contra la COVID-19 y, además, se trata de 2 enfermedades causadas por virus diferentes.

Además de que la viruela del mono no es una enfermedad nueva, el herpes zóster es una infección viral causada por el virus varicella-zoster que produce una erupción dolorosa en la piel. Por otro lado, las ampollas que genera el herpes zóster son diferentes a las vesículas de la viruela del mono.

El herpes zóster no es uno de los efectos secundarios confirmados de ninguna de las vacunas contra la COVID-19. Los efectos adversos más frecuentemente reportados, según el último Informe de seguridad en vacunas COVID-19 del Ministerio de Salud de la Nación, fueron fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular o en las articulaciones y dolor en el sitio de inyección. No se menciona en el informe erupciones o vesículas en la piel como un posible efecto adverso.

Las vacunas son seguras, los beneficios de vacunarse contra la COVID-19 superan los riesgos conocidos y potenciales.

Lo que sí podría ocurrir, según las expertas consultadas por el sitio de fact-checking español Maldita, es que el propio COVID-19 o la vacuna propiciaran la reactivación del herpes zóster. Durante la recuperación de la varicela, el virus varicela-zóster (VVZ) que lo produce no desaparece sino que se queda latente en un ganglio y puede reactivarse si nuestras defensas bajan porque están luchando contra otras amenazas. Es por este motivo por el que la COVID-19 y también la vacunación podrían facilitar una reactivación del herpes zóster, pero no causar la enfermedad.

Por lo tanto, es falso tanto que la viruela del mono como el herpes zóster sean efectos secundarios de la vacunación contra la COVID-19. Además, se trata de 2 enfermedades causadas por virus diferentes.

 

Actualización 23/06/2022: se actualizó la nota con la última información disponible.

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Comentarios

  • Guille1 de junio de 2022 a las 10:26 amHola, es cierto el contrato a maestras de 1923? Hay mucha info confusa al respecto

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